Las hojas del calendario que marcan cada año el “20 de Noviembre”, han ido, desde hace unos años y paulatinamente, como las de los árboles en otoño, cayendo sigilosamente, sin hacer ruido. Una fecha en la que la ultraderecha y nostálgicos del fascismo y del régimen anterior, celebraban con diversos actos el aniversario de la desaparición física, de la muerte en definitiva de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Lo hacían organizando concentraciones en el Valle de Cuelgamuros ante las tumbas de estos dos personajes, Con misas conmemorativas, actos de recuerdo al dictador y al creador de la Falange, ofrendas, etc.
Franco en Mingorrubio
Adentrada en años la reinstauración de la democracia, estas muestras fueron decayendo hasta hacerse casi testimoniales y con convocatorias muy poco nutridas. Desde la salida del dictador Franco del antiguo Valle de los Caídos, ya poco se le podía homenajear allí. Y la capacidad de atracción de franquistas al madrileño cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, donde está enterrado el dictador, junto a su esposa, Carmen Polo, es mínima tanto ese día señalado como el resto del año. Algo testado y que hemos podido comprobar personalmente y desde este medio. Tras la salida del féretro de Francisco Franco a hombros de sus familiares varones de la basílica del Valle de los Caídos a las 12,50 horas del 24 de octubre de 2019, 44 años después de su entierro en esa basílica, ya nada es igual. Un 20-N diferente y especial para los franquistas.
Sin José Antonio en el Valle de Cuelgamuros
Y este año, para los falangistas y nostálgicos recalcitrantes, también va a ser un 20N distinto y muy especial. Tampoco podrán acudir a rendir honores a José Antonio Primo de Rivera al Valle de Cuelgamuros. Los restos mortales del fundador de Falange también salieron de la basílica, dejando el lugar preeminente que protagonizaba en su interior. Salió a las 12.50 horas de la mañana del 23 de abril de este año, tras un acuerdo del Gobierno con su familia. El hijo mayor del dictador Miguel Primo de Rivera, líder indiscutible del movimiento fascista en España (se sentía traído por los modelos de Adolf Hitler, en Alemania, y Benito Mussolini, en Italia) que permanecía en el Valle desde el año 1959, está enterrado ahora, con mucho menos protagonismo y notoriedad, en el cementerio de San Isidro, en Madrid. Un 20-N diferente y especial para los franquistas.
20-N especial también para la jauría azul que acosa en Ferraz
Pero este año, también, tendrá un rasgo especial para los ultraderechistas y violentos -algunos miembros de estas tribus franquistas y falangistas desprovistos ya de mausoleo en Cuelgamuros- al formar parte de esa jauría azul, violenta y jaleosa, que rodea y acosa la sede federal del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, desde hace dos semanas, día a día sin interrupción y con incidentes que obligan a los antidisturbios a intervenir. Toquemos madera, pero esta fecha del 20-N, puede animarles a intensificar y agudizar sus acciones vandálicas.
“Hoy puede ser un gran día… y mañana también”
Y aunque en sus proclamas y gritos claman contra la Ley de Amnistía y el pacto del PSOE con los independentistas catalanes, en realidad su rabia y el veneno que los mueve, no ese pacto, es la formación de un próximo Gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez lo que los incita al odio. Este mismo motivo, va a hacer de este 20-N más especial aún si cabe. Tras firmar el rey Felipe VI, este jueves pasado, el Real Decreto nombrando presidente del Gobierno a Pedro Sánchez y, antes, habiendo el Congreso de los Diputados otorgado su confianza por mayoría absoluta y publicado el nombramiento en el Boletín Oficial del Estado, está claro que se conforma un escenario y un cóctel perfecto para que la derecha extrema, ultras, franquistas, fascistas, falangistas, reaccionarios y enemigos de la democracia, sufran este 20-N como muy especial. Y si además de ello se une el conocimiento de los ministros y ministras que conformarán pasado mañana, previsiblemente, un Gobierno progresista de PSOE y Sumar para cuatro años, más que un “día especial”, será un “día amargo”. En cambio, para una gran parte de la ciudadanía, como canta Joan Manuel Serrat, “Hoy puede ser un gran día… y mañana también”.