En política, más que en cualquier otro sector, funciona a la perfección aquello de “renovarse o morir”. Esto es lo que debió pensar el empresario José Luis Ulibarri, ahora en prisión por la Operación Enredadera, cuando decidió dejar a un lado su relación con el alcalde de León, Antonio Silván, y reunirse con su rival más directo dentro del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

Así lo arroja una nueva conversación, intervenida por la Policía en la investigación de Enredadera, a la que ha tenido acceso ElPlural.com.

Lo importante es cambiar de estrategia si el objetivo es mantener el poder y las influencias. El giro de Ulibarri llegó poco después de que se celebrasen las primarias en el PP en Castilla y León y Silván dejase de ser el preferido. Las primarias las ganó Mañueco, hasta entonces alcalde de Salamanca, y el empresario decidió arrimarse al sol que más iba a empezar calentar.

De los ‘negocios con Silvan’ a la reunión secreta

Ulibarri saltó a los titulares de la prensa y a los sumarios de la Justicia de la mano del macrocaso de corrupción Gürtel. De hecho, fue el primer empresario salpicado por la Gürtel y el artífice de la inhabilitación del juez Baltasar Garzón durante el proceso de instrucción.

Pero este caso no es el único donde el empresario ha movido sus hilos. Según demuestra el sumario de la Operación Enredadera al que ElPlural.com ha tenido acceso, Ulibarri manejaba a sus anchas a diferentes políticos del PP de Castilla y León para conseguir favores y adjudicaciones.

Y ahí es donde entra Silván como alcalde de León, que filtraba información privilegiada relacionada con mesas de contratación Ulibarri.

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Pero las aspiraciones de Silván eran mayores, no se contentaba con el Ayuntamiento, soñaba con convertirse en el nuevo líder del PP en la comunidad y partía como el favorito. Incluso se rumorea que sentía que todo estaba hecho.

Sin embargo, el dedazo no llegó y acabó transformándose en primarias. Cuando no es el dedo el que señala al sustituto, sino los votos en una urna, las cosas pueden cambiar, y mucho.

Finalmente, fue Mañueco, alcalde de Salamanca, el que se convertió en el nuevo líder del PP castellanoleonés con el 67,5% de votos y el apoyo de siete provincias. Comenzaba la rivalidad y las peleas internas en el Partido Popular y Ulibarri veía un futuro socio más fuerte en Mañueco.

¿La solución? Una reunión secreta con el nuevo PP de Castilla y León para empezar a meter la cabeza en la recién estrenada Ejecutiva regional.

Antonio Silván, alcalde de León (izquierda) y José Luis Ulibarri (derecha) celebrando el cumpleaños del empresario.

Una comida secreta

Y así es como surgió la comida secreta, en un reservado, en la que Ulibarri se quiere sentar con Mañueco para “ver cómo está la cosa”. Según se puede escuchar en una nueva conversación telefónica, intervenida por la Policía dentro de las investigaciones de Enredadera, el empresario llama al diputado nacional del PP Eduardo Fernández García, para cerrar una comida.

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En la mesa, a las 14:00 horas concretamente, se sentarían junto a Mañueco según los investigadores. Ulibarri ya ha organizado su viaje hasta el lugar elegido para la reunión y necesita confirmación para hacer una reserva en el restaurante Señoril de Alcocer, en la Castellana de Madrid, especializado en alta cocina típica de Navarra.

Sin embargo, García le advierte que Mañueco “es muy de llamarme por la noche”, por lo que hasta el último momento no sabrán si puede acudir a la reunión.

Cuando uno se ve sólo…

Ulibarri llevaba tiempo viendo como las cosas en el PP de Castilla y León estaban cambiando. El resultado de las primarias le pilló de sorpresa, pero le dio tiempo a reaccionar.

De hecho, se lo contó a sus más cercanos. Por eso, en otra conversación telefónica, se puede escuchar a El Patatero, otro encarcelado por la trama, cómo le cuenta a su cardiólogo que Ulibarri “está un poco fuera de juego porque ha hecho mucha apuesta por Juan Vicente (Herrera) y se ha quedado fuera de juego con Mañueco y los demás”.

Por eso, se les ocurre la idea de la comida, de organizar ''un cocido'' e invitar al nuevo presidente del PP, a Mañueco.

Discreción, ante todo

Este cambio de posible aliado y de estrategia se produjo el 21 de abril del 2017, fecha en la que se produce la conversación telefónica según los datos del sumario de Enredadera. La clave está en entender que sólo un mes antes, el 18 de marzo de ese mismo año, se celebraron las primarias.

Ulibarri apostó por un nuevo líder, pero lo intentó hacer con mucha discreción. Por eso, pidió que la comida se celebrase en “la parte de abajo” del restaurante, en “un reservado” para estar “muy solos”.

Es más, al empresario de Enredadera y de la Gürtel, le parece buena idea que la reserva se haga con el apellido del diputado nacional del PP Eduardo Fernández, “porque el apellido Fernández es más sencillo que Mañueco o Ulibarri”. Así, nadie podría sospechar lo que allí se estaba cociendo pues, Fernández en España, a miles.