Televisiones en un centro comercial con el mensaje del Rey Don Juan Carlos, con el que se ha dirigido a los españoles para dar a conocer los motivos de la abdicación en su hijo, el Príncipe Felipe. EFE



Hay acontecimientos casuales, otros predecibles y hay acontecimientos planificados, pero la realidad es que la conjunción de acontecimientos fortuitos con otros previstos han conducido a que este año, el 2014, suponga el fin de un época y el inicio de otra en la historia reciente de nuestro país. La Monarquía española vivía sus momentos más bajos y duros por los escándalos que la han rodeado en los dos últimos años al mismo tiempo los ciudadanos padecemos la crisis económica más grave de las últimas cinco décadas y su impacto en todas las estructuras e instituciones del país es evidente. El Rey Juan Carlos simboliza la Transición, personifica el paso de la dictadura a la Democracia y representa a toda esa generación de políticos, periodistas y empresarios que lograron lo que se ha conseguido en muy pocos países: dar el paso de una dictadura brutal a una Democracia real sin violencia. Han pasado 39 años, casi los mismo 40 que sufrimos el horror de  un régimen dictatorial y el Rey ha decidido irse. La Transición se acabó.

El mensaje de la renovación
El mensaje del Rey entra en la historia de este país y lo hace de forma impecable. En mi opinión sobresaliente: extensión justa, menciones familiares las que tocaban, orgullo de país y agradecimiento. No hay una palabra sin medir ni una frase que no esté perfectamente estudiada, de hecho solo con los argumentos anteriores junto a la referencia a la crisis, "la larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza", junto a la aparición de la palabra autocrítica, bastaban para que su mensaje a la nación fuera impecable. Sin embargo el Rey Juan Carlos introdujo una reflexión de hondo calado político, una defensa sin ambages de la renovación. Ha proclamado que hay que dar paso a una nueva generación para afrontar el futuro.

Una generación más joven a primera línea
El mensaje de abdicación del Rey ocupa dos folios y hay tres párrafos que van más allá de los achaques de salud y de los escándalos familiares. Don Juan Carlos enlaza un breve análisis de situación con la siguiente reflexión: "Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor". A continuación afirma que para conseguir ese futuro mejor hay que dar paso a una generación más joven: "en la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación que yo pertenezco". En definitiva, el Rey afirma que de la misma manera que su generación tuvo que enfrentar un momento difícil y crucial de la historia de España, de nuevo estamos ante un momento de cambio y que ese cambio debe protagonizarlo la generación que le corresponde, no la que ya está de salida. Y por si no quedara claro continúa: "Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana".

Nuevos tiempos, nuevas formas
El Príncipe Felipe accederá al trono a los 46 años y nadie sensato puede decir que es joven para ello. Cuando alguien llama 'joven' a una persona que ha pasado los cuarenta es que tiene un problema porque en el fondo no quiere reconocer que es mayor. Nadie quita méritos a la generación que hizo la Transición, gracias a esa generación de hombres y mujeres tenemos libertad, hemos tenido prosperidad y Estado del Bienestar, pero esos logros no justifican que quieran y deban perpetuarse en el poder entre otras cosas porque la España de hoy nada tiene que ver con la de finales de los años 70 u 80 del siglo pasado. Han pasado casi 40 años. Y ha llegado internet, la globalización, la economía financiera... no es que vivamos en otro país, es que vivimos en otro mundo, en otra era.

Esta vez la fórmula de la Transición no vale
Desde que tengo uso de razón he oído hablar constantemente de la Transición, en todos los foros políticos y en todos los medios de comunicación. Y cada vez que España sufría una crisis las apelaciones al espíritu de la Transición eran constantes. Recientemente políticos y periodistas que protagonizaron o vivieron la transición afirmaban que la única manera de sacar a España del pozo era volver a los ‘Pactos de la Moncloa' y hacer lo mismo que en la Transición. La realidad demuestra que no, que los españoles queremos un tiempo nuevo, no volver a viejos métodos que fueron milagrosos hace 39 años, pero que ahora no valen.

Ha fallecido Adolfo Suárez, el primer Presidente de la Democracia, el mismo año que abdica el Rey Juan Carlos, primer monarca de una Democracia constitucional en España. Los dos simbolizan la Transición. Y también este año 2014, por primera vez en la Democracia unos resultados electorales dan al bipartidismo menos del 50% de los votos cuando nunca antes PP y PSOE habían sumado menos del 80% de los votos. Sí, la Transición se ha acabado. Y ha sido larga.