Es esta una época importante para Mariano Rajoy, el Partido Popular y sus votantes, seguidores y acólitos entre los que hay que incluir, a tenor de lo que este sábado dicen los medios conservadores españoles, a Angela Merkel. Lo destacado del momento, además del ‘éxito internacional’ del gallego, tiene que ver con la ristra de nombramientos con los que está deleitando a las diferentes ‘familias’ populares, buscando el equilibrio entre ‘sorayistas’, ‘cospedalianos’ y ‘el clan de los gallegos’.

Sin entrar en el detalle de a qué grupo pertenece, de las últimas designaciones confirmadas destaca la de Pablo Zalba.

Es probable que a muchos no les suene el nombre. A partir de ahora quizás sea conveniente que se queden con él porque es el nuevo presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Hasta aquí todo normal sobre quien también es máximo responsable del PP navarro y cuya labor política se ha desarrollado, sobre todo, en Europa.

Pillado ‘in fraganti’

Lo que ocurre es que a Zalba le persigue su pasado. Hace cinco años, el medio británico ‘The Sunday Times’, le puso una trampa.

Hasta su despacho en las instalaciones del Parlamento europeo se desplazaron dos periodistas. No lo hicieron como tales, sino como representantes de un lobby. El motivo del encuentro era pedirle al representante del PP que cambiase una directiva relativa a la protección de los derechos de los pequeños inversores. A cambio de la modificación, al político popular, los ‘lobbistas’ le ofrecían un sueldo anual de 100.000 euros o una comisión generosa, tal y como informó ELPLURAL.COM en su momento.

Finalmente, Pablo Zalba no cobró comisión alguna, ni se apuntó al salario a mayores ofrecido por los falsos ‘lobbistas’. Sin embargo, curiosamente, la directiva se aprobó con la modificación literal que estos planteaban.

Rajoy y el paso del tiempo

En aquel momento, el asunto puso en entredicho al político navarro aunque, un lustro después, de nuevo Rajoy vuelve a dar muestras de que el tiempo todo lo cura… o por lo menos lo diluye tanto, entre la cantidad de escándalos que acechan a su partido, que convierte algo así en simple anécdota.