Aunque sus discursos no tengan mucho que ver, en el PP debió parecer una buena idea usar los grandes ojos y pestañas de Soler para equipararlo con el personaje infantil Bob Esponja. Sin embargo, la empresa Smiley Entertainment, que tiene los derechos legales de representación y ejecución del musical Bob Esponja: La esponja que podía volar, ha amenazado a los popualares con acciones legales si sigue usando al personaje en actos electorales.

Competencia desleal
En la carta, de la que se ha hecho eco Público, la compañía advierte al PP contra su intención de desarrollar "un espectáculo que incluye la aparición de Bob Esponja y que constituye una evidente infracción de la Ley de Propiedad Intelectual y de la Ley de Competencia Desleal". “Por ello, exigimos el inmediato cese de la referida actividad mediante la interrupción de la programación del citado espectáculo y la retirada de toda publicidad que incluya la imagen de Bob Esponja o cualquier de los personajes de la conocida serie de televisión", alertan.

Posibilidad de acciones legales
Smiley Entertainment avisa al PP de que si no cesan de utilizar al personaje del que cuentan con los derechos entenderán que "no está en su ánimo la solución amistosa de este asunto" y emprenderán acciones legales para defender sus "legítimos derechos".

El efecto se le vuelve en contra…
El incidente con Bob Esponja ha derivado en lo contrario que pretendía el PP con su intento de infantilizar y dulcificar la imagen de su candidato, y es que algunos blogueros están recordando a raíz de este suceso algunos de sus precedentes.

¿Bob Esponja defendiendo los excesos de Berlusconi?
Así, el blog Vine para irme recuerda el artículo en que Soler-Espiauba defendió a Berlusconi después de que trascendieran sus orgías con menores de edad:  “El centroderecha defiende la familia y la vida, independientemente de ello algunas personas de ese color político no saben resistir la tentación o incluso se entregan a ella aunque estén convencidos que lo correcto es no engañar a la propia con otras”, mantenía el popular, para quien “en los países mediterráneos está asumida la familia como el bien social a proteger y asumida asimismo la posibilidad de faltar a ese principio sin menoscabo del mismo como referencia, sino, muy al contrario, se sabe pecado o falta de carácter privado”.

¿Y burlándose de los “puritanos”?
“No creo que todo esto sea letal para Silvio Berlusconi, aunque le deje mal, y sus impotentes detractores políticos se morderán los labios de rabia. Y alguno de envidia por muy puritano que se muestre para la ocasión”, sentenciaba el popular, que no tenía inconveniente así en diferenciar entre moral pública y privada.