110 días en el limbo. Esta es la realidad institucional de España tras las elecciones del 20D. La fragmentación del voto y la incapacidad de los líderes políticos a cuatro para ponerse de acuerdo en cuestiones básicas están pudriendo una realidad que clama al cielo.

Por si fueran pocos los males, hemos conocido que el déficit del Estado, con serias advertencias por parte de la Unión Europea (UE) que ata de pies y manos al futuro gobierno que se pueda nacer producto de la negociación a tres bandas o el que surja de las elecciones generales del 26 de junio que cada vez resuenan con más fuerza.

Intento

En este panorama el jefe del PSOE, Pedro Sánchez, tras la encomienda del rey Felipe, está intentando un ejercicio cuasi imposible. Con sus escuálidos 90 diputados trata de uncir lo que resulta harto difícil porque sus únicos “partenaires” –tras las líneas rojas marcadas por el máximo órgano del partido de no intentar nada con los secesionistas-no se pueden ver ni en pintura.

El acuerdo con “Ciudadanos” pudiera tener alguna virtualidad si a su izquierda “Podemos” se aviniera, como parece, a modificar sus extraordinarios exigencias iniciales. Eso es lo que parece estar sucediendo en estos momentos obligado Pablo Iglesias a tragarse sus ambiciones por mor de la situación interna en su movimiento político. Las encuestas, siempre sospechosas, subrayan que Podemos perdería mucho apoyo electoral si se llevaran a cabo unos nuevos comicios.

¿Quién gana?

La pregunta resuenan insistente por todo el país. ¿Quién ganaría si, en efecto, tuvieran lugar nuevos comicios? Creo, modestamente, que sería la abstención porque si se detecta claramente un hartazgo entre la ciudadanía ante la impotencia de los dirigentes políticos. Por lo que fuere –sus causas son muy complejos de explicar-en España no es posible formalizar un gran acuerdo a tres bandas con el PP, PSOE y Ciudadanos, tal y como ocurre en otros países de nuestro entorno europeo. Lo que es imposible de llevar a cabo también resulta imposible de explicar. Pero la realidad es la realidad. Punto.

Sánchez está realizando un meritorio ejercicio –más voluntarista que otra cosa-por encontrar un resquicio que permita al país salir del agujero en el que lleva sumido más de tres meses. Confieso humildemente que no tengo idea alguna acerca de cómo puede sustanciarse este intento. Me interesa más lo que el nuevo gobierno pueda llevar a cabo en una tarea que será titánica. Porque no hay dinero y se ha gastado más de lo que se tiene.

Esta es la gran cuestión. Por el momento, irresoluble.