La antaña pelea y los codazos entre María Dolores Cospedal y su “enemiga íntima” Soraya Sáenz de Santamaría por ocupar el  escaño más cercano a Mariano Rajoy cuando la pompa y circunstancia lo exigía,  ya no existe para la desgracia de los redactores gráficos que antes de que el PP accediera de nuevo al Gobierno (2011-) se ponían las botas a hacer fotografías donde recogían el frío ambiente existente entre ambas y que se podía “cortar con navaja”, para el regocijo de la bancada socialista, justo en frente, que no paraba de reír y comentar que Cospedal, una vez más, le había “levantado”, “okupado”, el escaño a Sáenz de Santamaría a pesar de que ésta era la portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, y la secretaria general era una mera senadora autonómica por Castilla-La Mancha.
“En barrera” y sin foco mediático
El caso es que desde el pasado diciembre, Cospedal tiene que tragar “sapos y culebras” y ver como Soraya Sáenz de Santamaría departe constantemente con Rajoy, cuando éste baja de la tribuna de oradores, sin que ella tenga oportunidad de pelotear al jefe. Y es que desde la “barrera se podrán ver bien los toros, pero los grandes protagonistas son los que están en el “callejón y en el albero” de la política, reconoce a ELPLURAL.COM un diputado del PP presente en el debate de investidura, que como buen “popular” echa mano del argot taurino para resumir la situación. “La pobre Dolores no sabía qué hacer para captar el foco mediático, y se ha levantado y abandonado el pleno en dos o tres ocasiones para buscar la atención de la cámara”, subrayan las mismas fuentes, para seguidamente puntualizar, “y eso que está en barrera, en un lugar privilegiado que no le corresponde”.
Escaños para el Grupo Popular
Atendiendo a nuestras fuentes, y siempre según el protocolo cameral, “Dolores no debería estar sentada en los escaños que le corresponden a la dirección del Grupo Popular, sino en la segunda línea, donde están el resto de los vicesecretarios” del partido, concretan. Y es cierto, ya que de los diez escaños de salida con los que cuenta en PP en la primera línea, ni Fernando Martínez-Maillo (vicesecretario general de Organización), ni Pablo Casado (vicesecretario general de comunicación-portavoz), tienen escaño asignado como Cospedal.
¿Y cuándo deje de ser secretaria?
Por todo ello, es lógico pensar que cuando María Dolores Cospedal abandone la secretaría general del PP (de facto es Maíllo el secretario), más pronto que tarde, deberá también ceder su sitio a otro compañero con mayores responsabilidades que ella en la Cámara Baja, donde por ahora ocupa simplemente una vocalía en la Diputación Permanente. Más todavía, según nuestras fuentes, Cospedal intentó, incluso, ocupar el escaño reservado al portavoz, Rafael Hernando, y que éste se desplazara al siguiente sillón. “Eso ya fue demasiado, ni Rajoy lo hubiera permitido, pero si llega a ser por Dolores, ahora Hernando estaría sentado a su derecha, nunca de salida en el pasillo”, agregan, “si Cospedal deja ese sitio cuando abandone la secretaria, y después de ver frustradas sus intenciones de presidir el Congreso al ser vetada por C’s, es porque ya tendrá asegurado un sillón en el Consejo de Ministros, si Rajoy es capaz de formar gobierno, claro”. 
Ejemplo socialista
De ahí que señalen al Grupo Socialista como ejemplo a seguir en sus siete escaños de salida asignados por la Presidencia recientemente. La bancada socialista tiene en primera línea del Congreso a Pedro Sánchez, como presidente del GS; seguido del portavoz, Antonio Hernando; del secretario general, Miguel Ángel Heredia, y de los portavoces adjuntos, Isabel Rodríguez, Meritxell Batet, José Luís Ábalos Meco, Sofía Hernanz Costa y Soledad Pérez Domínguez. ¿Dónde, entonces, se sitúa el secretario de Organización del PSOE, César Luena, cargo equiparable al de Cospedal en el PP y diputado nacional como ella? Fácil, en la segunda línea, justo detrás del líder socialista, donde el protocolo le obliga y corresponde al no formar parte de la dirección del Grupo Socialista en el Congreso. Cuestión de egos y protagonismos.