¿El fin de la ambigüedad, o más ambigüedad?
CDC, el principal socio de la federación nacionalista Convergència i Unió (CiU), se ha caracterizado, desde su misma fundación hace ya más de treinta y cinco años, en enero de 1975, por su gran habilidad en el ejercicio de una ambigüedad deliberada y calculada. Partiendo de una genérica e inconcreta definición nacionalista, hasta ahora CDC nunca había precisado su objetivo estratégico final. Lo ha hecho el pasado fin de semana, en su décimo sexto congreso. Y lo ha hecho dando una vuelta de tuerca más, pasando del soberanismo a defender “un Estado propio” para Cataluña.

¿Un brindis al sol para contentar a la militancia?
¿Se trata de un simple brindis al sol a una militancia convergente cada vez más radicalizada y además muy incómoda con los actuales pactos de CiU con el PP, o realmente se trata de un paso definitivo de CDC hacia el independentismo?

¿Independentistas y aliados del PP?
La radicalización nacionalista de la militancia de CDC, que se ha hecho evidente en este congreso y que en muy buena medida es consecuencia directa de la declaración de inconstitucionalidad de gran parte del Estatuto de Autonomía de Cataluña provocada por el recurso presentado por el PP, evidentemente se da de bruces con los pactos que CiU tiene establecidos con el PP, gracias a cuyos votos el Gobierno de la Generalitat presidido por Artur Mas goza de estabilidad parlamentaria, y gracias a los que CiU y PP gobiernan conjuntamente la Diputación de Barcelona, del mismo modo que CiU gobierna el Ayuntamiento de Barcelona gracias a los votos del PP, que a su vez gobierna el Ayuntamiento de Badalona con el apoyo de los concejales de CiU. Y todo ello con el apoyo poco menos que incondicional que los diputados y senadores de CiU dan al Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy.

Apuesta “por la soberanía plena”
El nuevo secretario general de CDC, Oriol Pujol, el único de los hijos de Jordi Pujol dedicado a la política activa y portavoz de CiU en el Parlamento de Cataluña, se ha apresurado a aclarar que “no hay ninguna inflexión: Convergència no es un partido independentista”. No obstante, lo cierto es que el 99,9% de los delegados participantes en el congreso de CDC celebrado el pasado fin de semana en Reus aprobaron la ponencia que, bajo el título de “La transición nacional”, aboga por la construcción de Cataluña como un Estado propio sustentado por una amplia mayoría social.

Cataluña, “la Massachussets de Europa”
Entrevistado en TV3, la televisión autonómica catalana, el mismo Oriol Pujol, preguntado por qué CDC habla ahora de “Estado propio” y no de “independencia”, fue más allá y dijo que “es que no es exactamente lo mismo, aunque podría llegar a parecerlo, sí; sobre el concepto de “independencia” nosotros intentamos rehuir a quienes intentan enmarcarnos. Nosotros podríamos estar perfectamente cómodos en una dinámica de los Estados Unidos de Europa, en los que Cataluña sería la Massachussets de Europa, y esto no es una estructura clásica de independencia”. Oriol Pujol ha dicho también que “la independencia podría ser el resultado del ejercicio de la soberanía”.

“Cataluña igual a Nación más Estado”
El texto de la ponencia estratégica aprobada casi unánimemente por el décimo sexto congreso de CDC, cuya redacción fue coordinada por Francesc Homs, secretario general y portavoz del Gobierno de la Generalitat presidido por Artur Mas, no sólo apuesta “por la soberanía plena” sino que explicita que “el catalanismo soberanista del siglo XXI debe actuar con actitud de independencia y debe plantear la idea de: Cataluña igual a Nación más Estado”. En perfecta congruencia con estos planteamientos estratégicos, los delegados convergentes cerraron su congreso con insistentes y casi unánimes clamores independentistas.

¿El fin de la moderación?
El gran referente histórico de CDC y de la práctica totalidad del nacionalismo catalán, Jordi Pujol, lleva ya tiempo considerando fracasado el actual modelo autonómico y apostando por la independencia. Quedan lejos los tiempos de la moderación nacionalista de CDC, entre otras razones por la progresiva radicalización impuesta por el fracaso del Estatut pero también por las dramáticas consecuencias sociales de una crisis económica que incita a planteamientos más radicalizados y más simples, como si una supuesta independencia de Cataluña fuese a resolver los graves problemas sociales provocados por la crisis.

El relevo generacional
Más allá de este giro radical de CDC, conviene destacar que la nueva dirección del partido presidido por Artur Mas es una muestra muy clara de su relevo generacional. Lo demuestran tanto la elección de Oriol Pujol como secretario general como la de Josep Rull como nuevo secretario de Organización, así como el mayor peso que tienen en la dirección nombres como el ya citado Francesc Homs o Joaquim Forns, entre otros. Todos ellos figuran entre los dirigentes que han defendido desde hace tiempo la opción independentista.

Las amenazas del PP
La presidenta del PP catalán, Alícia Sánchez-Camacho, ya ha amenazado a CiU con romper sus actuales pactos. Mientras, Josep Antoni Duran Lleida, el máximo dirigente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el socio democristiano que con CDC integra CiU, se mantiene en silencio, aunque nadie ignora que no está a favor de esta opción independentista asumida ahora por CDC.

Jordi García-Soler es periodista y analista político