“O dimite o presentaremos una reprobación”. Así de claro ha sido el PSOE durante la sesión de control al Gobierno de este miércoles. La sombra de las injerencias del ministro Rafael Catalá en la Justicia, concretamente en los casos de corrupción que azotan al Partido Popular, es alargada. Toda la oposición se ha fundido en un grito unánime en pos de la independencia judicial dados los últimos capítulos que ha protagonizado el Fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, quien ha llegado a mentir pata tapar que sí que intentó cesar a los fiscales del Caso Lezo. El vaso ya está a rebosar y Catalá ha tenido que dar la cara, aunque su argumentario se ha caído por su propio peso.

En defensa de la casi verdad

A fin de evidenciar la independencia de la Justicia, Rafael Catalá ha señalado cómo se nombra a un fiscal como Moix: “Los fiscales los propone el Fiscal General del Estado previo informe del Consejo Fiscal, y el Gobierno únicamente lo traslada a un Real Decreto”. En otras palabras, se escuda en que el Fiscal Anticorrupción es nombrado a propuesta del Fiscal General del Estado -en este caso, José Manuel Maza-, sin mediación del Gobierno. Lo que se le ha olvidado mencionar al ministro es que el Fiscal General es nombrado por el Gobierno. O lo que es lo mismo: el Gobierno nombra al Fiscal General, quién a su vez propone al Fiscal Anticorrupción.

Y lo que tampoco ha mentado Catalá, fruto evidentemente del poco tiempo del que ha dispuesto en el Pleno -nótese la ironía-, es que el Fiscal General del Estado también está puesto en tela de juicio no por uno o dos, sino por varios casos de corrupción en los que se han denunciado injerencias de la Fiscalía General en los procesos.

Rajoy y la búsqueda de su Santo Grial

El mandato de Maza ya arrancó sembrado de dudas y sombras. El hoy Fiscal General del Estado es el tercero de Rajoy: Eduardo Torres-Dulce dimitió alegando motivos personales -aunque es de tener en cuenta sus desavenencias con el líder del PP-; Consuelo Madrigal no continuó por no claudicar ante las presiones del Gobierno (además, es reseñable que el relevo de Madrigal acaeció poco después del aterrizaje Rafael Catalá en el Ministerio de Justicia); y Maza, que parece ser su hombre, su Saint Grial.

Los casos de Murcia y La Rioja

Maza ha copado portadas de periódicos por deshacerse del hasta ahora titular de la Fiscalía Superior de Murcia, Manuel López Bernal, tras imputar a Pedro Antonio Sánchez (PP), ya expresidente de Murcia (dimitió tras ser imputado). Pero no es la primera ni la única injerencia de José Manuel Maza en la Región. El Fiscal General de Estado ya maniobró para evitar que las fiscales pidieran la imputación de Sánchez en el marco del caso Púnica, concretamente, en la pieza separada 3 (pesquisas relacionadas con la trama Púnica en esta comunidad autónoma).

Los tentáculos del Fiscal General no solo llegan hasta Murcia, sino que también se extienden por La Rioja, donde Maza interfirió por Pedro Sanz -actual vicepresidente del Senado y expresidente de La Rioja-. La juez Esperanza Sánchez abrió causa contra Sanz al sospechar que el presidente del Senado se benefició de un Plan General de Municipalización que echó a rodar a marchas forzadas con el objetivo de regularizar la situación de su casa de aperos que acabó convirtiendo en un chalé de 155 metros cuadrados con jardín construido en terreno no urbanizable. Finalmente, según publicó el diario El Mundo, Sanz se libró de la imputación por presiones de la Fiscalía General.

La mancha de Cospedal

Bajo el mandato de Maza ocurrió un hecho tan sorprendente como nebuloso. El fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Toledo, Luis Ibáñez, presentó un escrito ante el Juzgado de Instrucción Nº3 pidiendo el archivo de la causa contra la presunta mordida de 200.000 euros que la empresa Sufi entregó al partido de María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha, para financiar la campaña electoral de ésta en 2007, a cambio de la concesión del servicio de recogida de basuras. Y decimos que es un proceso de lo más turbio dado que el fiscal instó al sobreseimiento de la causa cuando se encontraba en plena instrucción y había indicios de delito.

The Purge: La noche de las bestias

La síntesis es clara: Maza se ha cargado a varios de los fiscales progresistas por resultar incómodos. Eso es lo que se desprende de sus últimos nombramientos. Y es que, algunos ya resultaban incómodos para el PP porque no cedían a las presiones. Injerencias que han sido denunciadas públicamente por Manuel López Bernal, uno de los damnificados: “Se persigue más a los fiscales que a los corruptos”, aseveró el hasta ahora fiscal superior de Murcia.

Bernal fue uno de los relegados junto al resto de nombres que conforman la lista de los purgados. Sale Bernal y entra José Luis Díaz Manzanera (aunque todavía no ha tomado posesión de manera oficial).

Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional (por donde pasan buena parte de los casos de corrupción política), también será relevado tras 11 años en el cargo. Su sustituto será Juan Alonso Cristóbal, considerado un hombre del Opus Dei, conservador y cercano al Gobierno. Tanto es así que se argumenta que su perfil es semejante al de Jesús Santos, nada más y nada menos que el abogado defensor del PP en la trama Gürtel.

Pero no se vayan, que aún hay más. La purga llegó hasta la Fiscalía Anticorrupción, ecosistema de Manuel Moix, quien cierra este círculo de Justicia, Fiscalía General y Anticorrupción.