El presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, al fin ha dimitido este martes. Su renuncia era inminente después de que el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, solicitase su imputación en el marco del caso Púnica. La sombra de la imputación formal planeaba sobre el presidente de la Región desde hacía mucho tiempo. Él mismo lo sabía y aseguraba que “si al final la Justicia dictaminara una imputación, yo dimitiría porque cumplo lo que firmo y cumplo mi palabra”, a lo que añadía que “no esperaría a que nadie me lo pidiese”.

50 días después

Los hechos acaecidos desde el pasado 13 de febrero, día en que el magistrado Velasco comenzó el proceso para investigarle, han demostrado que no solo han tenido que pedírselo -vehementemente-, sino que además no ha cumplido su palabra, y solo cuando se ha visto acorralado por un tripartito “que me quita el sueño”, ha dimitido. Han tenido que pasar 50 días, casi dos meses en los que ha recibido presiones para que no se enrocara en el sillón autonómico y renunciara a su cargo como presidente de Murcia.