Después de una sesión de control más que bochornosa, con la expulsión de Rufián y el incidente entre ERC y Josep Borrell, Pablo Casado ha pasado por los micrófonos de la Cadena SER. Los hechos ocurridos en el Hemiciclo el pasado miércoles fueron el primer protagonista de la charla entre el líder del  PP y Pepa Bueno.

Un asunto que ha forjado infinidad de críticas hacia sus señorías. Pablo Casado criticó con dureza todo lo ocurrido en el Parlamento y asegura que la situación en España "no es la óptima" y sostiene que la sesión fue "para olvidar". Eso sí, critica que el Gobierno "dependa de socios como Rufián" y ha pedido respeto a España y a las instituciones algo que, según el líder del PP, no hacen "ERC, PDeCAT y Bildu".

Pero sí hay dos asuntos estrella que han copado la entrevista han sido el polémico WhatsApp de Cosidó y, por supuesto, el franquismo tras la abstención del bloque conservador en el Senado para condenar al dictador. En primer orden de cosas, Casado no sabe "quién filtró el mensaje", pero afirma que no fue el portavoz del popular en el Senado. No obstante, sostiene que el contenido del mismo "es erróneo". 

Ha asegurado que quiere volver a la "ley de 1980 que derogó Felipe González" y que el Congreso elija a ocho magistrados para el CGPJ y los jueces a los doce restantes. "Nuestro fin no era hacer uso de la justicia mediante ese pacto", reconoce un Pablo Casado que se ha mostrado más que beligerante durante la entrevista.

Cosidó y Andalucía

A su vez ha asegurado que el PP se entera por la prensa porque el Gobierno manda el comunicado con el presidente del Supremo. Es este hecho el que ha provocado que el PP rompa el pacto al que llegaron con el PSOE. Casado culpa al Ejecutivo socialista de que esta negociación se haya caído y no considera que el WhatsApp de Cosidó precipitara la renuncia de Marchena.

Después de afirmar que el PP "no ha intentado manosear el procedimiento electoral", Casado ha reconocido que no conocía a Marchena personalmente. No obstante, ha reconocido que su responsabilidad se basa en "respetar la separación de poderes e informarme de quién es el elegido" y qué jurista puede llevar la justicia en pos de España y no de ningún partido.

Casado concluye este tema echando, de nuevo, la culpa al Gobierno. Considera que el PSOE ha querido atacar al PP para sacar rédito político de cara a las elecciones andaluzas aprovechando que la campaña de la misma está en marcha.

Confianza 'popular'

Una campaña en la que ha estado muy implicado el líder del Partido Popular, Pablo Casado. Se ha mostrado confiado de cara los comicios autonómicos y ha afirmado que Ciudadanos "no nos va a derrotar en Andalucía".

Además, considera que la formación conservadora ganará a Susana Díaz en la urnas, aunque no descarta un pacto con Ciudadanos. Eso sí, tras ser preguntado por si Vox entraría en la ecuación de sacar algún diputado tal y como indica el CIS, Casado ha vuelto a driblar la cuestión y defiende que no se pronuncia sobre partidos sin representación.

Franco y el PSOE

Pablo Casado ha condenado a Hitler, Mussolini y Franco, pero ha reprochado al Gobierno que intentara polarizar el debate en plena campaña de las elecciones andaluzas con la votación del miércoles en el Senado. Además, achaca que Sánchez vaya a visitar a un dictador en su viaje a Cuba.

Por otro lado, preguntado por si habría que ilegalizar partidos que exalten el Franquismo, Pablo Casado ha señalado que sí habría que hacerlo si cometieran actos violentos o beligerantes y ha comparado esta situación con los actuaciones de CUP y Arran colgando banderas con el lema de "Visca Terra Lliure".

Asegura que le parece absurdo que Franco "se convierta en una cortina de humo" que utiliza el Gobierno para no tratar los problemas reales de España. "Mi postura está más que aclarada", asegura un Pablo Casado que ha respondido en constantes evasivas al respecto de la cuestión del dictador. Considera que Zapatero y Sánchez han puesto señuelos que no están dispuestos a "morder".

El líder conservador ha hecho alusión a la ley de concordia que planea el PP y asegura que esto implica que "respetemos los símbolos constitucionales", aludiendo una vez más a Cataluña. Saca pecho por la "lección" dada por España durante la Transición y la Constitución. Eso sí, ha señalado que no va a dedicar "un euro" para desenterrar al dictador y considera que es un debate que "no merece ni un segundo más".