La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha decidido y, sobre la bocina, ha aceptado acudir al cierre de la campaña en Castilla y León, ante el pánico que ha cundido en los despachos del PP al descubrir la evidencia de que pueden perder la Junta. El miedo es tal que Génova ha movilizado a todos sus presidentes provinciales, alcaldes y concejales para amarrar votos y la propia Ayuso ha enterrado su guerra interna en Madrid y se dejará ver con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y sus principales rivales internos y representantes de Génova: el presidente interino del PP de Madrid, Pío García Escudero y la que estaba llamada a darle la batalla por la sucesión, Ana Camíns.

Aunque la publicación de encuestas está prohibida durante la última semana de campaña, los partidos mantienen sus trackings internos y los del PP no pueden ser más dramáticos: la horquilla en la que se mueven está entre 28 y 31 procuradores, cuando la mayoría absoluta está en 41. Vox es su única salvación, pero con nueve provincias para repartir escaños, un puñado de votos puede hacer imposible que ambas formaciones sumen. La encuesta prohibida que difunde, con camuflajes, Electomanía cada día, hablaban este jueves de que en el mercado de colores, el azul cotiza con un precio de 29 y el verde con 13. Suman 42, pero el azul sigue su caída en picado.

Ante este panorama, el PP se aferra a la esperanza de Ayuso les salve la campaña, algo que no se confirmó hasta última hora de este jueves, cuando la presidenta madrileña apareció en la agenda del PP de la Comunidad de Madrid, ese que ella misma insiste en liderar frente a las reticencias de Génova. De hecho, la situación es tan dramática en las filas populares que la comitiva madrileña es la prueba de que en tiempos de tribulación toca aparcar las mudanzas y al cierre de campaña en la Feria de Muestras de Valladolid acuden también el alcalde Almeida, el actual presidente interino del PP de Madrid, García Escudero, y la secretaria general, Ana Camíns, a quien Génova querría ver al frente de la formación como tercera vía y que ejerce de némesis de Ayuso. Eso será por la tarde, porque por la mañana Almeida y Camíns visitarán varios pueblos y barrios de Valladolid, pero sin Ayuso.

Ayuso posará con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, y con Pablo Casado en el mitin final de Mañueco. La última esperanza es que la presidenta madrileña consiga movilizar a los votantes del PP, aunque en Génova mantienen su temor a las intervenciones de la presidenta madrileña. Este martes, Ayuso voló por los aires la estrategia de dirección al evidenciar lo que nadie quería explicitar, pero señalan todas las encuestas: que, en el mejor de los casos, solo un pacto con Vox les permitirá mantener el Gobierno. Una afirmación que arrastró a Mañueco a tener que hablar de la formación de ultraderecha en su debate del miércoles y que la presidenta madrileña intentó arreglar en la Asamblea de Madrid este jueves, con duros e inéditos ataques a Vox, su socia de gobierno en la región.

El de Ayuso ha supuesto un monumento a la contradicción que hace las delicias en Génova, pero que no sirve para aliviar el drama que se vive en la dirección del PP. La sala de máquinas de Teodoro García Egea echa humo a estas horas para movilizar a todos los presidentes provinciales, alcaldes y hasta el último edil del rincón más lejano de Castilla y León para frenar la sangría en los sondeos.

Por si acaso, la estrategia de las últimas horas pasa por ponerse la venda antes de la herida. Mañueco ha avisado a todo aquel que le ha puesto un micrófono delante de que en estas elecciones “me la juego yo, no Pablo Casado”. Lo que parece un salvavidas para su líder, que quería iniciar su andadura a La Moncloa con estos comicios, también se interpreta como un intento de que el votante olvide la campaña llena de tropiezas de su líder. En Génova, cuando se pregunta si Casado se ha alejado de la campaña en las últimas jornadas, aseguran que ha acudido “a lo que le han pedido que esté”. Una defensa de doble filo, porque transmite que su presencia no la decide el propio presidente del partido.

Mientras, en la sede del PP azuzan a todo su personal con la teoría que este jueves adelantara su gurú demoscópico, Narciso Michavila, de que, si la presencia en las urnas es baja, el PP puede perder la Junta. El fundador de GAD3 pronosticó que “si la participación a las 14h baja del 33%, la izquierda gobernará”. Hasta para eso el PP puede tener mala suerte porque, en plena sequía, el parte, como se llama a la previsión meteorológica en Castilla y León, da lluvias.