La que fuera portavoz parlamentaria del Partido Popular de Pablo Casado, Cayetana Álvarez de Toledo, tiempo ha que permanece alejada de la primera línea política. Sin embargo, aún desde su posición de diputada rasa, cada vez que habla sube el pan, como se diría comúnmente. Este lunes el diario El Mundo publica una entrevista con motivo de su nuevo libro Políticamente indeseable, en la que ha dejado varios titulares, entre otros, sobre Isabel Díaz Ayuso, la Guerra Civil y Vox.

El entrevistador le ha preguntado si, en calidad de historiadora, considera que la Guerra Civil fue un golpe de Estado. La exdirigente popular se ha alejado de los postulados ultraderechistas y ha reconocido que “claro que lo fue”. Eso sí, ha matizado que “el problema es la simplificación de las cosas”, alegando que “hay que conocer lo que ocurrió en la Segunda República”. “Nada es blanco o negro. Hubo gente terrible a derechas e izquierdas, pero los hechos son los hechos”, ha dicho.

“Hay que entender lo que fue el horror de la Guerra Civil, la dictadura y el golpe de Estado, como historiadores y con verdad fáctica. Lo que no se puede pretender es utilizar eso para ganar hoy batallas perdidas de entonces. No se pueden romper los consensos generales. Pero uno de los problemas de la derecha en estos últimos 30 años es que lleva pidiendo perdón y asumiendo una superioridad moral de la izquierda demasiado tiempo”, ha insistido.

Álvarez de Toledo, quien asegura que no se arrepiente de contravenir al argumentario del PP pese a que le costó su puesto, ha hablado sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid. A su juicio, “ella no es una intelectual, no los hay en política. Pero le caracterizan dos cosas: una intuición y una actitud. Mantener la idea de apertura fue una intuición y luego le aplicó una actitud de valor. En política se puede ser cualquier cosa menos cobarde”.

Además, ha reivindicado el término “guerra cultural”, haciendo referencia a “una cultura transversal, democrática, que es lo que nos une para poder convivir en paz. Si promovemos una concepción identitaria que lo rompe, debemos oponernos". "Soy beligerante en eso. No soy moderada en defensa de la libertad individual y los principios básicos”, ha puntualizado.

En este punto, ha censurado que “el nacionalismo y las políticas identitarias merecen ser combatidas ahí”. Y sobre esto, ha señalado tanto a la izquierda como Vox, afeando a los de Santiago Abascal que “el tribalismo de Vox como reacción esencialista española a la centrifugación nacionalista periférica. “La visión orgánica de la nación es una equivocación”, ha sentenciado.