Pedro Sánchez anunció que el PSOE registraría una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy por imperativo ético, motivado en la sentencia del caso Gürtel.  La corrupción del Partido Popular dinamitó la legislatura de Rajoy. Las labores de su Ejecutivo, para bien o para mal, eran siempre eclipsadas por imputaciones, desvelaciones, informes policiales… Tanto es así que tendríamos que retroceder varios meses (años quizá) para dar con una sesión plenaria de control al Gobierno en la que no copara la centralidad del debate los casos Gürtel, Púnica, Lezo... Hasta esta semana. El presidente del Gobiernos se enfrentará a su primera sesión de control como líder del Ejecutivo y, en el orden del día, no hay ni una sola mención a la trama gürteliana en las preguntas previstas.

El secretario general del PSOE se sentará por primera vez en el banco azul mientras su Gobierno responde a temas como la financiación autonómica, la gestación subrogada, Cataluña, la revalorización de las pensiones, la reforma laboral… Tan solo hay un partido que insiste y persiste en temas relativos a corrupción. Irónicamente, se trata del PP.

La diputada Susana López preguntará por la “responsabilidad fiscal del exministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta”. De hecho, en un ejercicio de puro cinismo, dirigentes del PP piden una y otra vez a Sánchez que asuma responsabilidades. Lo llamativo es que los populares insistan en el debate cuando Huerta tardó 10 horas en dimitir. ¿Cuánto tardaron los salpicados del PP? Ana Mato estuvo un año y nueve meses atornillada al cargo de ministra de Sanidad mientras los regalos que recibió de la Gürtel copaban portadas de periódico y tiempo de radio y televisión (y sigue como asesora del PP en Europa); José Manuel Soria mintió sobre los Papeles de Panamá durante cinco días (y todavía Rajoy quería colocarle en el Banco Mundial), Pilar Barreiro tardó más de 80 días en dimitir, Miguel Arias Cañete sigue, Pedro Antonio Sánchez tardó 50 días…



Podemos, PSOE, ERC… Muchas eran las formaciones que entendían que la sentencia Gürtel debía ser un punto de inflexión para extirpar la corrupción del Ejecutivo. Y de momento, Pedro Sánchez ha sacado el debate gürteliano de las sesiones de control. Eso sí, la financiación irregular del PP no abandonará el Congreso de los Diputados: la comisión de investigación sobre la presunta caja B continuará y la actualidad a buen seguro aportará novedades que serán debatidas en la Cámara Baja.