En innumerables ocasiones se ha pedido que no se mezclara política y deporte. Bueno, política y fútbol más concretamente. Durante años, desde que saltó con fuerza el deseo independentista catalán. Desde ese momento, el club blaugrana se convirtió en una férrea cariátide del nacionalismo catalán y embajador deportivo de la causa.

Al Barcelona se le ha acusado de mezclar política y fútbol, olvidándose de los aficionados que viven fuera de Cataluña y no comparten esas ansias de independencia, sino que abogan por la idea de España como es actualmente. Este ha sido el principal pretexto que ha movido las críticas al conjunto culé por posicionarse.

Eso era antes, ahora muchas personalidades del deporte rey se han mojado en cuestiones políticas. Piqué, Ramos, Arbeloa, Figo… Un sinfín de nombres que han saltado a la palestra para verter sus opiniones sobre la crisis catalana. Pero no sólo de la crisis catalana vive el politizado fútbol, sino ahora también se ha sumado una absurda polémica que ha envuelto a la elástica que vestirá la Selección española de cara al próximo Mundial de Rusia.

Memorias del 94

La nueva zamarra que portará ‘la Roja’ en Rusia el próximo verano – y que estrena este mismo fin de semana ante Costa Rica – ha abierto viejas brechas y ha provocado un aluvión de opiniones en el mundo del fútbol y en el de la política.

Adidas ha diseñado una camiseta en la que el rojo habitual de la elástica de España combina con dos ribetes - uno azul y otro amarillo -, evocando aquel enésimo fiasco que supuso el Mundial del 94 de Estados Unidos y el inolvidable codazo de Tasotti a Luis Enrique.

Azul petróleo casi morado

La polémica no ha sido por recordar los viejos fantasmas de Estados Unidos, sino por un tema político. Y es el que ribete azul de la elástica con la que España tratará de repetir triunfo en una Copa del Mundo, ha creado controversia porque muchos han considerado este tono como morado. Además, han calificado a la marca de las tres barras de inoportuna al sacar esta camiseta ‘republicana’ en un momento delicado para el país.

Adidas incide en que se trata de un color azul petróleo y que es un homenaje a la camiseta que portó España en Estados Unidos, como ha hecho con muchas de las elásticas del resto de selecciones a las que viste la marca germana.

Una polémica absurda que, incluso, muchos políticos se han agenciado. Este el caso de Pablo Iglesias, adentrándose en las entrañas de esta vacua controversia y vanagloriándose de una falsa decisión de Adidas por vestir a España con una zamarra republicana. Nada más lejos de la realidad, pues como ya se ha repetido hasta la saciedad, ese ribete no es morado, sino azul, aunque se puede ver morado por una ilusión óptica.

Otra cosa es que el diseño guste o no guste, pero si la aceptación de esta camiseta depende de un tema político, algo se está haciendo mal.

Los jugadores se mojan

Y es que a este respecto – igual que en otros ámbitos últimamente – los jugadores han vertido sus opiniones y la camiseta ha sido trending topic  en la concentración de la Selección. Uno de ellos ha sido Sergio Ramos, que ha asegurado que le gusta mucho la nueva elástica. “La gente es libre de opinar, cada uno tendrá una idea respetable, pero por encima de todo está el escudo”, declaraba el capitán de la Selección en El Larguero de la Cadena SER.

Sin embargo, cuando fue preguntado por el tuit de Iglesias sobre la camiseta y los vínculos de la misma con la República, Ramos aseguró que Pablo Iglesias “es un fenómeno”, pero “cuando está dormido”. “Sí que es verdad que de lejos se ve un pelín morada” aunque cuando la tienes en la mano “es azul oscuro”. No obstante, en un intento de rebajar tensiones, ha pedido que se centren en el fútbol “y en el Mundial”.

Ramos siempre habla

No es la primera vez que Sergio Ramos deja caer opiniones políticas. Ya lo hizo tras las reacciones del 1-O, cuando tuvo lugar el discurso de Felipe VI, que calificó como una gran alocución, en referencia a las palabras del Piqué que reconoció que no lo vio porque estaba jugando a la pocha.

Estos dos jugadores y, por lo que han dicho, grandes amigos. Suelen entrar en declaraciones cruzadas cuando se trata de política. Son las dos voces que más suenan al tratar estos temas. Aunque a Ramos no se le caen los anillos cuando tiene que defender a Piqué de los pitos del respetable.

Guardiola, el Camp Nou y banderas de España

Pero no sólo Ramos y Piqué son conocidos por expresar sus opiniones políticas. También hay otro megáfono del independentismo, aunque lejos de España. Actualmente se encuentra en Manchester, entrenando al City. Pep Guardiola es uno de esos personajes del fútbol al que no le cuesta ofrecer su visión sobre asuntos sociales y políticos. Incluso ha participado en mítines independentistas.

El extécnico del Barcelona volvió a dar lecciones de democracia hace escasas fechas, cuando calificaba a los miembros del Govern en prisión como presos políticos. Incluso llegó a dedicarle una victoria del Manchester City a las personas privadas de libertad “por expresar sus ideas políticas”, según el entrenador de los citizens.

Siguiendo la ideología de Mr. Pep, el Camp Nou – la que fuera la casa de Guardiola hasta hace cinco años – siempre está plagado de protestas en favor de la independencia, como se señala en el primer párrafo. Al igual que la zona noble, la afición siempre ha mostrado su deseo de ser ciudadanos de una Cataluña en forma de país independiente de España.

Las esteladas pueblan las gradas del feudo culé domingo sí y domingo también. A estas, se añaden los cánticos de Independencia en el minuto 17:14. Unos deseos que divergen sobremanera con algunos otros campos de España, como por ejemplo ahora el Wanda Metropolitano – antes el Calderón – o el Bernabéu.

Los estadios de los dos colosos de Madrid están repletos de banderas de España e incluso cánticos de Viva España que se incrementan cuando un equipo catalán visita sus coliseos.

De esta manera, se puede comprobar que el fútbol ha trascendido los límites del deporte para traspasar la delgada línea de las protestas políticas. Una frontera que se ha sobrepasado y que seguirá así dadas las circunstancias político-sociales que rodean a España.