La etarra Idoia López Riaño, conocidad como 'La Tigresa', sele este martes definitivamente de prisión tras cumplir su condena. Formó parte de la banda terrorista en los años 80 y como miembro del comando Madrid, participó en algunos de los atentados más sangrientos. Entre ellos de la Plaza de la República Dominicana, que acabó con la vida de 12 guardias civiles o el de la calle Juan Bravo, en el que murieron otros cinco agentes. Sus acciones costaron la vida a 23 personas -entre ellas el militar Ricardo Sáenz de Ynestrillas-,  y fue condenada a más de 2.000 años de cárcel. 

Acogida a la vía Nanclares

Hace un año, tras renegar del terrorismo y expresar su arrepentimiento, ingresó en la cárcel de Nanclares de Oca y empezó a gozar de los beneficios penitenciarios que reconoce nuestro sistema. Se apartó de la banda en 2010.

"Las muertes de este comando me duelen en lo más profundo del alma y aun más por no haber podido hacer nada por evitarlas. Yo tan solo tenía 20 años y aun así me jugué la vida en ese intento. Me costó siete años de mi vida en Argelia y que se me condenara a una pena terrible", confesó López Riaño en un texto remitido al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. 

Según lo que confesó López Riaño en esos escritos, "cada vez" que respiraba, la etarra sentía que "fue un inmenso error entrar en ETA". "Asumo total y absolutamente mi actividad delictiva en el seno de ETA, así como mi responsabilidad por la actividad de dicha organización al haber pertenecido a ella", decía en uno de ellos.

Su primera alias fue "Margarita". Es responsable, entre otros, del atentado perpetrado el 14 de julio de 1986 en la plaza de la Republicana Dominicana de Madrid, en el que fueron asesinados 12 guardias civiles, o del atentado frustrado contra el entonces presidente del Tribunal Supremo (TS) Antonio Hernández Gil, su escolta y su chófer.

"La Tigresa" ingresó en el comando Oker con tan solo 18 años secundando primero acciones de boicot y sabotaje de intereses franceses en España y cometiendo después varios asesinatos.

Tras su paso por el comando Madrid, del que fue expulsada en 1986, se refugió en Argelia durante cinco años hasta que se sumó al comando Ekaitz, responsable de una oleada de atentados en Barcelona, Valencia, Alicante o Murcia.

Con el golpe a la cúpula de ETA en 1992, de nuevo "La Tigresa" se vio señalada dentro de sus filas por chivarse al entonces número uno de la banda, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, de las críticas de los miembros del comando, lo que provocó un grave enfrentamiento entre el jefe de ETA y el responsable de Ekaitz, José Luis Urrusolo Sistiaga, Joseba.

En 1994 era detenida en el sudeste de Francia, doce años después de ingresar en la banda, y en 2001 extraditada a España, donde comenzó a cumplir su condena que ahora concluye.