‘Sky Rojo’ de los creadores de ‘La Casa de Papel’ Alex Pina y Esther Martínez Lobato y que Netflix ha estrenado este viernes en todo el mundo, cuenta con todos los ingredientes, para convertirse en un auténtico pelotazo en todo el mundo. Ritmo frenético, violencia extrema, guion bien cerrado, personajes histriónicos perfectamente diseñados y trabajados, música exquisitamente elegida y una producción y montaje a lo grande, hacen de ella, la mejor y más digna sucesora de la emblemática serie de atracadores de ‘El Banco de España’, de la que por cierto, tanto y tan bien bebe.

La historia arranca con la fuga de tres prostitutas tras un violento y brutal incidente con su chulo-Asier Etxeandia- que las tiene secuestradas en un club de carretera de la isla de Tenerife. A partir de ese momento, las tres protagonistas- Verónica Sáchez, Laly Espósito y Yani Prado, envueltas en sus propias miserias, inician una enloquecida huida hacia delante, perseguidas por dos fieles esbirros al servicio del proxeneta, Miguel Angel Silvestre y Enric Auquec. En medio de continuos flashbacks por el camino, les ocurrirá de todo. Los capítulos de solo 25 minutos cada uno, vuelan. ‘Sky Rojo’ es perfecta para darse un buen atracón y cepillársela en una tarde.

‘Sky Rojo’ al más puro estilo ‘Pulp Ficcion’ y salpicada por grandes dosis del humor más negro, es una peculiar road movie en medio de una isla, convertida en una infernal ratonera para ese trío de fugitivas. Coral, Wendy y Gina sus tres protagonistas, enamoran por cuanto son tan putas como señoras, tan divertidas como desquiciadas, tan valientes, como arrastradas y castigadas por su oscuro pasado. Alex Pina y Esther Martínez Lobato han logrado además algo muy difícil, como es ponerse serios y denunciar el tráfico y la trata de mujeres, la explotación sexual femenina, el martirio al que son sometidas ellas, solo ellas por aquellos que las prostituyen contra su voluntad, sin renunciar a la comedia, la diversión y el desenfreno.
A pesar de contar con una gran historia, ‘Sky rojo’ no sería lo mismo sin el carisma que desprende cada uno de sus personajes. Más allá de que en algunos episodios la violencia parezca eclipsar a la trama, tanto ellas como ellos, tienen su momento para brillar. Dejando a un lado los monólogos interiores de cada una de las protagonistas, tan habituales por cierto en las ficciones de Alex Pina, la temporada se permite el lujo de tocar además del proxenetismo, otras lacras sociales tan duras como la adicción a las drogas, la ansiedad, la depresión o la xenofobia.

Verónica Sáchez, Yani Padro y Laly Espósito están inmensas en esa huida hacia la libertad que es ‘Sky Rojo’. Pero sobre todo esta última. La actriz y cantante argentina, una gran desconocida para buena parte del público español entre el que me incluyo, derrocha talento a espuertas y es pura dinamita en pantalla. Las tres intérpretes han sabido meterse a la perfección bajo unos personajes llenos de matices, de humor, de inocencia, de ingenio, ternura y drama. Eso solo lo consigue un buen guion que apuesta tanto por la historia, como por quien la protagoniza. Buena falta nos hacía en medio de la sequía seriéfila provocada por la pandemia, algo como ‘Sky Rojo’, una auténtica gozada de principio a fin.