Pablo Rouss se ha convertido en uno de los nombres propios más importantes de la escena musical española. En apenas un lustro ha pasado de ganarse la vida produciendo música de guitarras con artistas underground, a ganar dos Latin GRAMMY con ‘Tacones Rojos’ y varios Discos de Oro y Platino, a redefinir el sonido del pop español, y lanzar dos álbumes de estudio.
Este viernes ha lanzado Asintomático, una obra que ha emanado tras el fallecimiento de su madre. Un trabajo que te destroza pero que, al mismo tiempo, reconforta. Amar duele. Y si duele mucho, significa que has amado mucho. En Asintomático hay mucho dolor y mucho amor. Todo el mundo que ha debido enfrentarse al reto de superar la muerte de alguien querido encuentra un refugio en las 10 canciones que conforman este álbum. ElPlural.com ha compartido media hora con Rouss en Warner Music Station.
Pregunta: Me has hecho llorar.
Respuesta: Es un disco jodido.
P: Comienzas la reflexión sobre la muerte de tu madre con Desconectao.
R: Es ese momento en el que tomas consciencia del percal que tienes a nivel mental y cómo tu cerebro lo anula para poder sobrellevarlo. La muerte es algo real y tabú. Hay que aprender a asimilar y a entender que forma parte de la vida. No es una cuestión de olvidar, es entender que lo único que te queda es el recuerdo. Está bien estar mal porque forma parte del proceso.
P: Me imagino lo doloroso que ha tenido que ser para ti este trabajo.
R: No te imaginas lo que he llorado escribiendo los temas. La gente que lo escuche y le llegue, le va a partir en dos.
P: Qué valiente es enfrentarte así al dolor.
R: Ha sido un ejercicio de autocrítica, de paz y de perdonarse. Viví los 10 años del cáncer de mi madre de una manera un poco irreal. Fue muy largo y pasó por varias fases. Mi madre siempre ha sido una persona súper positiva y era ella quien trataba de consolarte. La última etapa fue durante la pandemia y no podía ir a verla. Además, me pilló en medio del momento de trabajo más heavy que había tenido en mi vida. De lunes a domingo currando 14 horas al día, una salvajada y cobrando poco, viviendo al día. Viví un enfrentamiento mental muy loco y mi madre siempre me decía, ‘tú no te rayes, yo estoy bien, tú estate ahí, que es lo que tienes que hacer’. Pero, inconscientemente, te machacas y sientes podrías haber dado más de lo que diste como hijo. La obsesión, a veces, te lleva por caminos oscuros y es muy fácil perderte en ellos. El disco ha sido una manera de poner un punto y aparte a una historia y a algo que no entendía. Para estar en paz.
P: ¿Lo has conseguido?
R: Sí. De hecho, siempre que hablaba de este tema, me ponía a llorar. No podía escuchar mi propio disco. Unos meses después lo siento diferente. Lo escucho desde la nostalgia y no la pena. No es un disco hecho para para petarlo sino para ayudar y que la gente pueda encontrar un punto de paz.
P: No nos educan para entender la muerte.
R: Yo relativizo mucho en la vida y consigo llevar estas cuestiones de una manera más liviana. Pero la muerte debería tratarse desde la normalidad. Te va a pasar en algún momento de vida. Quizás, antes de lo que crees. No hay que ocultarlo. Cuánto más lo visibilicemos, más fácil será de entender.
P: Es importante, no solo en este tema, que haya artistas que busquen eso.
R: Lo más importante en la carrera de un artista es ser real, ser fiel a tu concepto, a tu discurso y transmitir algo de verdad para que la gente conecte con tu mensaje. ¿De qué sirve hacer un hit si el mensaje no conecta?
P: ¿Qué significa tener dos Grammys?
R: Creo que no me ha dado tiempo todavía a asimilar absolutamente nada de lo que ha pasado en mi vida en los últimos tres años.
P: ¿Dónde los tienes puesto?
R: Físicamente solo tengo uno. Y está en el estudio. A la gente le parece como algo súper loco y a veces le quito un poco de importancia. Y no debería.
P: Claro.
R: Tengo claro que lo que he conseguido ha sido gracias a mi trabajo. Siento que el talento no es la herramienta fundamental de ningún negocio. Es más importante el tipo de persona que eres, la manera que tienes de comunicar, conectar con la persona que tienes delante y hacerle ver que tú eres lo que necesita. La industria es muy jodida por mucho que la queramos maquillar como el sueño americano.
P: Te tocó vivirlo un poco al recibirlo en Las Vegas.
R: Fue un poco too much. He de decirte que, en vez de 4 días, me habría quedado uno o dos.
P: Sentí algo parecido. Si no te gusta el juego y no estás forrado, es un coñazo.
R: El problema de Las Vegas es que es un sitio muy nicho. Te tiene que molar el juego porque no hay nada más allá. Todo te lleva a eso. Es un embudo perfecto para los ricos.
P: Me imagino esa sensación de estar a tus cosas. Pensando. O antes de dormir. Tumbarte, cerrar los ojos y decir, ¡cóño! Tengo dos Grammys.
R: Es una fumada. Toda mi vida ha girado en torno al día a día. Hacer música por pasión, gusto y juntarme con gente. Me encanta comunicar y entender a las personas. Meterme en sus cabezas y pensar cómo llevar una idea suya a otro nivel. Y claro, empecé desde tan abajo… Recuerdo que mandaba mensajes por Facebook a 200 bandas, artistas y ofreciendo una canción por 75 euros. Ahora, solo en Spotify tendré un billón de reproducciones. En tres años y medio. Es una salvajada esta vorágine de sensaciones encontradas. Cuando gané mi primer disco de oro y de platino, que fue con La Tirita, con Lola Índigo y Belén Aguilera, pensé que sería el primero y el último. El otro día, Sony me preguntó cuántos tenía para fabricármelos.
P: ¿Cuántos eran?
R: 11 discos de oro y 14 de platino.
P: Qué fuerte.
R: Recuerdo que, con 17 años, mis amigos me regalaron un disco de oro en un amigo invisible. Lo tengo en casa todavía.
P: Me gustaría preguntarte por tu papel como jurado en OT.
R: Nadie era consciente de lo loca que iba a ser esta edición.
P: ¿Qué tal tanta exposición pública de repente?
R: Al ser productor, una cosa que me pasaba era que la gente no relacionaba mi cara con mi nombre. Y gracias a OT, ahora sí.
P: Hay un doble filo en todo eso.
R: Es cierto que es la primera vez que me enfrento a un hate tan grande.
P: Uff, qué coñazo.
R: Al ser jurado es normal. Entiendo que no puedes caerle bien a todo el mundo ni hablar a gusto de todos. Al final, nuestro trabajo es juzgar a gente que tiene una legión de fans fuera. Estoy contento con mi trabajo porque lo he hecho de la mejor manera que he podido. De todo se aprende. Ha sido mi primera vez y espero que no sea la última. También ha sido una forma de salir de mi zona de confort.
P: ¿Cómo lo llevas?
R: La verdad es que estoy cansado emocionalmente. Mucho feedback y mucho comentario positivo y negativo. Tú intentas hacer las cosas lo mejor que puedes. Desde el respeto y el cariño. Quien me ha visto sabe que he tratado de ser respetuoso y aconsejar de la manera más eficaz posible. Y la gente no puede ver cómo soy realmente en tan poco tiempo. Lo he vivido un poco todo desde un síndrome del impostor porque es complicado juzgar la música desde un examen. Siempre me he preguntado cómo me gustaría que me juzgaran si estuviera al otro lado. Todo el mundo que ha pasado por esa mesa sabe de su intensidad.
P: Más allá del producto televisivo, ¿cómo es OT?
R: La gente que entra a ese programa tiene muchísimo talento. Los he visto durante tres meses evolucionar y trabajar como animales. Les tengo un profundo respeto por hacer lo que han hecho. Subirse a ese escenario, bailar, cantar, interpretar canciones diferentes todas las semanas. Yo no habría sido capaz de hacerlo. Luego tienen una exposición pública a nivel estratosférico.
P: Es curioso el hecho de que, al estar ahí metidos, son ya muy conocidos. Me imagino que la preparación mental para el después sea casi tan importante como el aprendizaje musical.
R: Siempre les digo que lo difícil viene después. Deben prepararse para el ahora porque cada paso que den les va a condicionar su futuro. Sales de ahí en el ojo del huracán. Todo el mundo tiene unas expectativas altísimas con ellos y lo que tienen que hacer es currar, currar, y currar. Hacer música, juntarse con gente, vivir la experiencia, fallar y equivocarse. Más allá del concepto producto, la gente debe entender que son personas con ganas de hacer música y sueños.