Rabia, introspección, desamor o familia. Paula Cendejas no se ha andado con chiquitas a la hora de volver al panorama musical, y lo ha hecho pisando fuerte con el lanzamiento de su nuevo EP, Tsunami. Con un tono maduro, íntimo y cargado de tintes de crudeza en muchos de sus temas, la artista madrileña ha roto con los moldes de lo políticamente correcto en su nuevo proyecto, dejándose la piel y el corazón en una serie de temas que buscan conectar en lo más profundo del público. 

Cendejas ya vino pisando fuerte con su anterior proyecto, FOMO; también por sus conocidas colaboraciones con C. Tangana, Feid o Alizzz, pero, ahora, con esta nueva era musical, de seguro es que dará mucho de lo que hablar. Y escuchar. 

P. Tsunami es tu proyecto más íntimo y maduro hasta la fecha, en el que tocas temas delicados y poco convencionales en la música. ¿Es el dolor lo que te mueve?  

R. Sí, totalmente es lo que me inspira, al menos en este momento vital. Tenía esa necesidad de sacar cosas en forma de canción y luego ya ver si lo sacaba o no al público. Al final me sentí con la madurez y la fuerza suficiente de compartirlas.

P. También el tono del conjunto del disco dista mucho de lo que conocíamos hasta ahora de Paula Cendejas. ¿Vemos ahora más a la persona detrás de la artista?

R. He intentado acercar lo máximo posible la artista de la persona, que prácticamente es una sinergia. He intentado ser lo más honesta que he podido conmigo misma.

P. Ahora, vamos por partes. En Paenamorar, hablas de la dificultad de involucrarte sentimentalmente y abrir tu corazón. ¿De dónde parte ese miedo?

R. Fue un poco por puro miedo al dolor. Es la razón principal por la que no me permitía sentir de verdad o involucrarme emocionalmente en una relación. Estaba muy frustrada porque no sentía nada. Es súper lícito cuando las personas decidimos no involucrarnos emocionalmente en situaciones, pero creo que así dejas de vivir muchas cosas.

Era una de las razones de ese despertar emocional y lo viví con aceptación. Aunque, en realidad, tampoco lo viví como algo traumático, sino como una etapa más de mi vida. Luego, cuando me enamoré después de ese parón, fue sin medidas, sin herramientas y sin filtro.

P. Es lo contrario a Omega, donde hablas de un punto de inflación entre quedarte o irte de una relación. Parece que cuando estamos inmersos en ello hay algo que nos frena a la hora de tomar una decisión u otra.

R. Porque se mezclan emociones, heridas y todo lo que llevas en la mochila junto con lo que lleva la otra persona. Es muchísimo más complejo que más que tomar una decisión u otra. Son muchos los miedos, inseguridades y otras cosas que te atan. Intenté transmitir ese sentimiento de inestabilidad, de saber que el final se está acercando pero aún así negarlo tú misma pero, al mismo tiempo, saber que es obvio. Para mí, es la canción más dramática de todas porque se ve el final y creo que eso es peor casi que, de repente, verlo. Me generaba más incertidumbre y ansiedad.

P: En cambio, en Tatami, abordas un tema que no se suele escuchar en la música: el conflicto con los padres, en casa. Parece que sigue siendo un tabú la poca química que en ocasiones se da en el ámbito familiar. ¿Por qué aún no se habla abiertamente de este tipo de conflictos?

R. La familia y lo que conocemos como familia tiene tanto peso que da mucho vértigo hablar de realidades que vivimos todos simplemente por el hecho de que te juzguen, por miedo, por vergüenza y por amor también. Para mí era necesario escribir sobre ello y del enfado que tenía en esos momentos, era algo que me salía y llevaba acumulando durante muchos años de mi vida.

Hay que normalizarlo, entre comillas, que se vea normal el poder hablar de esto y que no te sientas un bicho raro o una mala hija por ello. Es una realidad que, aunque no haya culpables o más peso en un lado que otro, es una realidad que la he llevado desde mi perspectiva y quería contar como artista.

 

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P. Igual de complicada parece Colibrí, en la que abordas tu experiencia con el aborto. ¿Se siente como un desahogo?

R. Es un homenaje, un tributo, algo que quería hacer para que ese colibrí fuera eterno. Si era algo que quería que fuera infinito, para siempre acordarme de esa situación de mi vida, a pesar de que fue muy dolorosa. Me enseñó muchas cosas, tiene un mensaje bello pese a todo lo doloroso que hay detrás.

Nos juntamos con las personas no por casualidad, sino porque es lo que necesitamos en ese momento

P. Por último en este repaso, en X, hablas de la rabia y el enfado hacia un ex, esa persona que tanto daño nos hizo a la hora del adiós. ¿Por qué pasa que hasta que no rompemos con esa persona no vemos lo cegados que hemos estado?

R. Uno no puede ser objetivo, en especial los primeros meses en los que estás enamorado de una persona, es un proceso químico en el que no piensas con claridad. Partiendo de ahí, es muy complicado a veces ver las cosas que para el resto son tan obvias, estás sumido en una relación y lo ves a tu manera.

Nos juntamos con las personas no por casualidad, sino porque es justo lo que necesitamos en ese momento. A esta expareja le quise dedicar estas canciones para encontrarme con ella y despertar en otros ámbitos de mi vida, saber qué era lo que no quería.

P. Recogiendo todos los detalles de Tsunami, ¿puede entenderse como un ejercicio de terapia?

R. Para mí ha sido una terapia absoluta porque me ha ayudado a enfrentarme a situaciones en mi vida que no la habría hecho de ninguna otra manera más que con la música. Me he obligado a mí misma sabiendo que iba a ser un reto para mí. Yo misma buscaba ese enfrentamiento o diálogo para poder tener una tranquilidad desde un punto de vista más adulto. Ha sido una terapia total y ponerme un reto muy grande, dar nombre y palabras a cosas que me pasaban dentro pero que no me atreví a decir nunca hasta ahora.

P. Supone un antes y un después en tu carrera en la industria musical. También, como mujer artista, ¿qué huella crees que estás dejando con este lanzamiento?

R. Me gustaría que los mensajes y lo importante de cada canción se quede con la gente, que se queden con cada emoción que he transmitido y que la pueda hacer suya y libre de interpretación. Mi contexto es súper específico, pero siento que a mucha gente le ha podido pasar cosas similares. Es algo atemporal, más que el hecho de que pueda pasar como algo antiguo.

P. Echando por un instante la vista atrás, ¿qué crees que le dirías a la Paula Cendejas de hace cinco años?

R. La paciencia es la madre de la ciencia. Está bien retirarse, hemos perdido la costumbre -también los artistas- de tener nuestro momento, retirarnos, preguntarnos qué nos pasa, pero se ve como algo malo o da la sensación de que eres muy distante al fan. Creo que es necesario para poder saber qué te pasa.

Ser paciente es lo que más me podría haber repetido en esos momentos, cuando no veía tanta luz al final del túnel y me sentía más perdida. Siempre, al final, se encuentra la vía o la manera de encontrar tu centro.

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