Roberto Santiago (Madrid, 1968), es conocido sobre todo como autor de la saga Los Futbolísimos, una colección que ha puesto a leer a niños y niñas de las últimas generaciones, nacidos ya en un mundo totalmente digital. Este año se ha convertido en el ganador del premio Fernando Lara por 'La rebelión de los buenos' (Planeta), una novela negra para adultos que es su segunda incursión en este género. La primera, 'Ana', saltó a las pantallas en forma de serie como 'Ana Tramel. El juego' (TVE, Netflix), un thriller protagonizado por Maribel Verdú que se adentra en el mundo de la ludopatía. Ahora, salta al mundo de las grandes farmacéuticas en una trama protagonizada por un grupo de detectivas de Carabanchel -el barrio madrileño en el que nació el escritor-, que se sumerge en las sombras más oscuras de esta poderosa industria.

"Es una de las grandes industrias que mueven el mundo, más que la industria financiera, los bancos, y más que la industria armamentística", nos explica Roberto Santiago en una entrevista. Asegura que fue su carácter rebelde el que le ha llevado a este terreno. "Me mueve el afán de justicia, la  lucha contra los poderosos o en el colegio, contra los abusones, esa rebelión ante aquellos que pretenden imponer su ley. Son cosas que siempre me han enfadado y, en la medida de mis posibilidades, he luchado contra ello", argumenta.

'La rebelión de los buenos'  es la lucha de David contra Goliat, pero ni los buenos son tan buenos ni los malos tan siniestros. Roberto Santiago juega con las luces y las sombras. "Vivimos en una sociedad donde casi no hay espacio para esos grises y ver que todos tenemos cosas buenas y malas", nos cuenta al preguntarle por la polarización social. "Todo se polariza mucho y también creo que vivimos en una sociedad muy anestesiada en muchas cosas que no nos preguntamos y son importantes. ¿Por qué? Pues porque tenemos que ocuparnos de lo urgente, que es llegar a final de mes y sobrevivir", añade.

En la entrevista, Roberto Santiago nos ha hablado de su proceso creativo, un tanto atípico, pero que viene directamente de Juan José Millás, uno de los grandes maestros de la literatura contemporánea, y nos ha contado que seguirá escribiendo para todo tipo de público. 

"Mientras tenga lectores, no voy a renunciar a ningún estilo, formato o género"

PREGUNTA.- ¿Qué ha supuesto para ti ganar el premio Fernando Lara 2023?

RESPUESTA.- Ha sido muy especial. Pensar que paso a formar parte de una lista en la que hay escritores como Francisco Umbral o Terenci Moix me hace mucha ilusión. Hubo una época en la que estuve obsesionado con sus columnas, sus novelas... El premio Fernando Fernando Lara abre las puertas a más lectores, a los que me costaría mucho llegar de otra manera o no llegaría nunca. Estoy muy feliz.

P.- Es tu segunda novela para adultos, después de 'Ana', que ha acabado convertida en una exitosa serie de televisión, dirigida por Gracia Querejeta y Salvador García Ruiz.

R.- Sí, también he participado en la serie como guionista, junto con  Ángela Armero. 'Ana' se convirtió en 'Ana Tramel' y Maribel Verdú encarnó a Ana. La serie ha funcionado muy bien y estoy orgulloso del paso de la literatura, de la letra impresa a la pantalla. Ha sido un trabajazo.

P.- ¿Llegará también 'La rebelión de los buenos' a las pantallas?

R.- ¡Quién lo sabe! Parece que hay interés por algún sitio. Es una novela que tiene muchos giros y esto a la hora de darla al lenguaje audiovisual funciona muy bien. Además es una novela muy visual, algo que forma parte de mi estilo ya que he escrito muchos guiones. De todos modos, la he escrito como un artefacto literario, sin pensar en nada más. Si ahora damos el paso y pudiera acompañarlo también como guionista, sería feliz, claro.

"Creo que el lenguaje literario siempre llega más lejos que el lenguaje audiovisual, porque pide al lector que ponga de su parte mucho más"

P.- ¿Hay mucha diferencia entre escribir una novela como esta, con muchos giros, muchos personajes y muchas escenas, y escribir un guion?

R.- Creo que el lenguaje literario siempre llega más lejos que el lenguaje audiovisual, porque pide al lector que ponga de su parte mucho más e imagine cómo son los sitios, por muchas descripciones que haya. Cuando escribo guiones, no los hago solo, normalmente suelen ser en equipo. Hacemos una especie de mapa, una escaleta previa muy clara de por dónde va a ir la historia. Cuando escribo una novela como esta, de investigación y tantos giros, no tengo ni idea de lo que va a ocurrir, de verdad, te lo digo con la mano en el corazón. Voy descubriéndolo a medida que escribo. Hago todo el trabajo previo de documentación, creo los personajes o algunos de los personajes, por lo menos los principales, y luego los pongo a jugar. No sé lo que va a ocurrir, ya no al final, que eso sí que no tengo ni idea, sino a medida que avanza la trama voy descubriendo cosas que les pasan a los personajes. Como soy el primer lector de mi propia novela, si yo mismo me engancho, creo que va a tener el mismo efecto en el lector.

"Como soy el primer lector de mi propia novela, si yo mismo me engancho, creo que va a tener el mismo efecto en el lector"

P.- Es un sistema de escritura un tanto atípico ¿no?

R.- Juan José Millás, que ha sido uno de los muchos maestros que he tenido en el mundo de la escritura y que me dio clases en la Escuela de Letras, escribe así. Es verdad que no escribe novela negra, pero' El desorden de tu nombre' o 'La soledad era esto', por ejemplo, eran historias con detectives y giros sorprendentes. Yo se lo ponía en duda: 'Juanjo, es imposible que escribas sin saber lo que va a ocurrir'. Él me explicaba cómo y por qué, cómo eso hacía que la novela fuera más orgánica y que la historia, de verdad, ocurriera sin forzarla. Al final he terminado yo escribiendo así. Para mí es el método más honesto y también con el que más disfruto.

P.- ¿Con qué género te sientes más a gusto? ¿Con la literatura infantil o la novela negra?

R.- Por suerte no tengo que elegir. Me siento muy a gusto cambiando de registro, de género, de formato... Creo que para mi evolución como escritor es muy saludable y algo que me hace crecer para ser mejor escritor. Mientras tenga lectores, no voy a renunciar a ningún estilo, formato o género.

P.- ¿La novela de 'Ana' también me costó seis años?
Aquel caso era del mundo del juego y fueron también muchos años de documentación, incluso más, porque tuve un parón por una serie de razones. Creo mucho en la documentación y es necesario saber muy bien de qué estás hablando cuando escribes. 'La rebelión de los buenos' se adentra en la industria farmacéutica, el sistema judicial, la salud mental... Me he documentado muy a fondo en estos seis años, a base de leer, de hablar y tener entrevistas con mucha gente, investigar y bucear en muchas fuentes. Eso se nota luego en una novela.

P.- Son temas muy actuales, pero un jardín complicadísimo, ¿no?

R.- Me gustan los retos y para un escritor está bien no acomodarse y lanzarse a la piscina para empezar a nadar y ver hasta dónde eres capaz de llegar. La industria farmacéutica es un temazo y más después de la pandemia, con las vacunas. Es un tema que la ficción ha abordado muy poco y merece la pena que pongamos el foco sobre él. Es una de las grandes industrias que mueven el mundo, más que la industria financiera, los bancos, y más que la industria armamentística.

"Aquí no hay nadie que sea absolutamente bueno ni absolutamente malo, pero es una industria en manos de grandes multinacionales, que tienen en curso miles de demandas y querellas"

P.- Es una industria muy demonizada.

R.- Sí, está muy demonizada, sin embargo, gracias a la industria farmacéutica se ha avanzado muchísimo y eso lo digo en la novela. Aquí no hay nadie que sea absolutamente bueno ni absolutamente malo, pero es una industria en manos de grandes multinacionales, que tienen en curso miles de demandas y querellas. Eso fue lo que me movió. Seguro que muchas de esas demandas y querellas no llegan a ningún lado, pero hay muchas otras, que sí lo hacen, y no te hablo de Estados Unidos, el paraíso de las demandas, te hablo de Europa y de España. Cuando descubrí eso, me pregunté cómo era posible. No es que la sociedad se haya vuelto loca, hay mucho donde escarbar y está bien poner el foco sobre este tema.

P.- ¿Crees que es una novela negra americana contada a la española?

R.- El thriller judicial es un género muy anglosajón, muy americano. Pero ésta es una novela negra muy española, primero porque ocurre aquí en Madrid, en Carabanchel. Y segundo, porque yo mis fuentes son Manuel Vázquez Montalbán y Alicia Giménez Bartlett, que son autores y autoras españoles 100%. La novela negra tiene en España cada vez más fuerza y 'La rebelión de los buenos' está hecha muy a la española. Es muy nuestra que entronca con la ironía tan española y con unos buenos que no son buenos del todo y malos que no son tan malísimos. Todos tienen virtudes y defectos.

"En la novela, más que una lucha contra las corporaciones farmacéuticas, lo que hay es una lucha contra el sistema"

P.- De hecho, el punto de partida de tu novela es una cita muy conocida de Edmund Burke, quien dijo en el siglo XVIII al hilo de la Revolución Francesa que 'para que el mal triunfe sólo es necesario que los buenos no hagan nada'. Cuando pienso en esa frase, se me viene a la cabeza, por ejemplo, el ascenso del nazismo. ¿Crees como humanidad estamos condenados a repetir los errores, especialmente ahora, con una sociedad cada vez más polarizada?

R.- Por desgracia, creo que sí, que vivimos en una sociedad donde casi no hay espacio para esos grises y ver que todos tenemos cosas buenas y malas. Todo se polariza mucho y también creo que vivimos en una sociedad muy anestesiada en muchas cosas que no nos preguntamos y son importantes. ¿Por qué? Pues porque tenemos que ocuparnos de lo urgente, que es llegar a final de mes y sobrevivir. Entonces damos por hecho cosas que merecería la pena que nos preguntáramos por qué son así y si tienen por qué ser así. En la novela, más que una lucha contra las corporaciones farmacéuticas, lo que hay es una lucha contra el sistema.

¿De verdad estamos seguros de que este es el sistema que queremos? ¿No se puede mejorar en cosas? Estas grandes preguntas casi nunca nos las hacemos porque no tenemos tiempo.

P.- ¿Qué buscas provocar en el lector, a quién va dirigida?

R.- Es obligación de todos los escritores enganchar al lector para que disfrute, se enganche y quiera pasar a la siguiente página. Eso para empezar. Pero lo segundo y más importante, una vez que está metido en la historia, es que el lector se haga preguntas. Yo no tengo las respuestas, lógicamente, pero sí que se haga preguntas. ¿Es normal, y esto no lo digo yo, lo dice la Organización Mundial de la Salud, que el 80% de la medicación para la salud mental, ansiolíticos, antidepresivos, etc, sea innecesaria? ¿Es normal que las corporaciones farmacéuticas lleguen a las vacunas y a los medicamentos, cuando es el Estado el que ha financiado toda la primera parte, el 70-80% de la investigación? Las farmacéuticas solo llegan en el proceso final, ponen la última parte del dinero y, a cambio, se quedan con las patentes. Son preguntas que merece la pena hacerse.

Esto es lo mejor de la literatura que puede iluminar la realidad en la que nos movemos lanzando preguntas. Aunque también creo que una buena novela no debe nunca dar las respuestas. Eso al menos es lo que yo intnto.

"Tengo mucha fe al ser humano, mucho más que en las instituciones o en los partidos políticos"

P.- Uno de tus personaje dice que ha perdido la fe en el ser humano. ¿Te ha pasado a ti también lo mismo?

R.- Si hubiera perdido la fe en el ser humano, no habría dedicado seis años a escribir una novela en la que quiero contar un montón de cosas que creo que merecen la pena. 'La rebelión de los buenos' es una novela en el fondo esperanzadora. Sí, es una novela negra, con muchas oscuridades, pero siempre hay un rayito de esperanza. Es decir, si hay gente que todavía se hace preguntas y tiene ganas de luchar, es que merece la pena. El día en que yo pierda la fe en el ser humano dejaré de escribir y lo dejaré de todo. En absoluto. Al revés. Tengo mucha fe al ser humano, mucho más que en las instituciones o en los partidos políticos.

P.- De todos los personajes de esta novela, ¿cuáles destacarías?

R.- Es muy difícil. Aunque hay unos protagonistas muy claros es también una novela muy coral. Se me ha venido a la cabeza Trinidad Bardot, uno de los personajes principales. Es una mujer que se ha tenido que hacerse a sí misma, procedente de una familia desestructurada y que ha luchado mucho para conseguir sacarse el título de derecho y detective privado. Admira mucho a su jefe, a Jeremías Abi, pero descubre al mismo tiempo cosas de él que no le gustan tanto. También lucha por aceptarse a sí misma y sufre problemas de ansiedad. La salud mental es otro de los temazos de la novela, algo que a mí me interesa mucho. La quiero mucho a Trinidad, es el primer nombre que me ha salido. Es imposible escribir un personaje sin conocerlo bien y sin quererlo, al menos yo soy incapaz. y si me tengo que quedar con uno, me quedo con Trinidad. Pero hay muchos y me los llevo ya para siempre.

"Yo quería ser abogado hasta que me di cuenta de que lo que me gustaba eran las historias de abogados"

P.- ¿Qué hay de ti en todo ese grupo de personajes?

R.- Muchas cosas. Yo quería ser abogado hasta que me di cuenta de que lo que me gustaba eran las historias de abogados. Me mueve el afán de justicia, la  lucha contra los poderosos o en el colegio, contra los abusones, esa rebelión ante aquellos que pretenden imponer su ley. Son cosas que siempre me han enfadado y, en la medida de mis posibilidades, he luchado contra ello.

P.- ¿Cuáles son tus referentes de la novela negra?

R.- Aparte de los españoles que ya he mencionado, cuando me convertí en lector de este género, la primera fue Patricia Highsmith y después Georges Simenon. Si hablamos de personajes poliédricos y complejos, ella es la gran creadora de la novela negra, puedes tocar los sitios que te describe, con ese gusto por el detalle... Para mí es la más grande. Simenon siempre pone las tramas al servicio del personaje. Serían mis principales referentes, pero hay muchos. Tengo mucho respeto a la novela negra porque como lector me apasiona. Es verdad que ahora hay un cierto boom de la novela negra, pero como lector lo he devorado tanto, que ahora como escritor trato con mucho respeto el género.

"Como decía Gabriel García Márquez 'yo lo leo todo, me leo hasta los prospectos de los medicamentos'. Me encanta esa frase"

P.- ¿Qué estás leyendo?

R.- Siempre leo y creo que es imposible escribir si no lees. A los niños, en mis encuentros de 'Los Futbolísimos', siempre les digo que lo más importante para escribir es leer, leer y leer. Ahora estoy leyendo 'Retrato de mujer casada', de Mario Farrell, que me está encantando, acabo de terminar 'Delito', una novela negra de Carme Chaparro, con la que me lo he pasado muy bien.

Son las dos últimas. Pero leo siempre y cosas muy distintas. Es verdad que leo más novela que ensayo o libros de historia, pero intento bucear en todo. Leo también mucha literatura infantil y juvenil, lógicamente. Como decía Gabriel García Márquez 'yo lo leo todo, me leo hasta los prospectos de los medicamentos'. Me encanta esa frase.

P.- ¿Cómo recomendarías a alguien 'La rebelión de los buenos' ?

R.- 'La rebelión de los buenos' es una novela negra que va a enganchar al lector desde el principio porque tiene giros muy sorprendentes, personajes de los que se va a enamorar y, además, tiene esa parte de denuncia social que permitirá al lector descubrir muchas cosas interesantes sobre el sistema y su funcionamiento.