Cuando cae la noche, nuestros sentidos se agudizan y la imaginación despierta. Así lo entiende Javier Pérez Campos (Ciudad Real, 1989), periodista y escritor, quien nos invita en 'Nocturnos' (Planeta, 2025), su útlimo libro, a adentrarnos en ese territorio ambiguo donde la razón se diluye y los mitos resurgen. “Me puse una norma para escribir: hacerlo, siempre, al caer la noche”, asegura el autor a ElPlural en una entrevista en la que confiesa que es "hijo de esa noche, de su silencio, de sus mitos y de las verdades susurradas por el inconsciente en la madrugada”. 

En su afán por las sombras de la noche invita también a los lectores a leer su libro solo cuando el sol se haya escondido. Pérez Campos traza en 'Nocturnos' un recorrido por historias reales y leyendas que habitan la oscuridad: asesinos en serie, jinetes sin cabeza, almas errantes o médicos que buscan vencer a la muerte. Pero más allá del miedo, el autor propone una reflexión sobre lo que la noche revela de nosotros mismos. “El ser humano no está preparado para las tinieblas... cuando llega la oscuridad y la vista deja de ser nuestro principal aliado, otros sentidos, como el gusto o el oído, se agudizan aún más”, explicaba.

Portada 'Nocturnos' (Planeta), de Javier Pérez Campos (Foto: Javier Ocaña)

'Nocturnos' no es solo una antología de terrores, sino también un homenaje al instinto ancestral que nos mantiene alerta ante lo desconocido. “Aunque ya nadie crea en vampiros ni hombres del saco, los peligros de la noche nos siguen acechando, con distintas formas, pero con la misma intensidad”, advierte Pérez Campos. Los peores depredadores, sostiene, habitan entre nosotros, son "monstruos sin máscara que se parecen a nosotros y se camuflan en la sociedad".

El jinete sin cabeza

'Nocturnos' se publica un par de semanas antes de la celebración de Halloween y el Día de los Difuntos, no por casualidad, ya que su pretensión es acercarse al misterio y la criminología desde una perspectiva literaria y cultural. Una de las historias que recoge el libro es la de 'La leyenda de Sleepy Hollow', un relato de Washington Irving de 1820 sobre un jinete sin cabeza que trasciende hasta nuestros días. Este inquietante decapitado es, sin duda, uno de los grandes clásicos en la celebración de Halloween y el mayor atractivo turístico del pueblo real que inspiró esta leyenda, originalmente llamado North Tarrytown, que en el año 1996 adoptó el de Sleepy Hollow.

Pérez Campos, en su investigación, descubrió otro relato sobre el famoso jinete sin cabeza que estaba inspirado en el trágico final de unos cuatreros que se dedicaban a robar caballos en Texas. Fueron decapitados por los Rangers, quienes ataron al cabecilla en un enorme mustang negro, que cabalgó durante días por la zona aterrorizando a la población, convencida de que era un fantasma.

Entrevista con Javier Pérez Campos: "Me puse una norma para escribir 'Nocturnos': hacerlo, siempre, al caer la noche"

P.- ¿Por qué crees que tenemos esa fascinación hacia la noche y el miedo?
R.- Creo que la noche nos genera atracción y repulsión a partes iguales. Nos atrae porque es el terreno de lo inverosímil, donde el cerebro más irracional toma el control. El día está gobernado por la razón, mientras que la noche siempre ha sido el territorio de lo prohibido, de las reuniones heréticas, de los aquelarres. Durante miles de años fuimos presas de los depredadores nocturnos, y esa sensación de vulnerabilidad ha quedado en nosotros. Hoy los depredadores son otros: monstruos sin máscara que se parecen a nosotros y se camuflan en la sociedad.

Mirar al miedo de frente te permite vivir con más naturalidad

P.- ¿Tienes miedo de la noche? ¿Has sentido terror alguna vez, de niño o de adulto?
R.- De niño era muy miedoso. Me daba miedo la oscuridad, la soledad. Mis padres tenían que dejar la puerta entreabierta para que entrara una rendija de luz. Seguramente este libro y parte de mi trabajo sean una rebelión contra el miedo, una forma de mirar a los ojos lo que te aterra. Mirar al miedo de frente te permite vivir con más naturalidad.

P.- ¿Cuál de las historias que has investigado en 'Nocturnos' te ha impresionado más?
R.- La del 'cazador de Anchorage'. En los años 70, en un pueblo de Alaska, un hombre secuestraba mujeres, las soltaba en su finca y las cazaba como animales. Estaba casado, tenía hijos, y en el sótano donde jugaban sus hijos violaba y mataba a sus víctimas. Me espantó descubrir que lo que da miedo de verdad no son los fantasmas, sino esos monstruos sin máscara.

No creo en el fantasma clásico, pero sí en la energía, en el poder de la mente y del recuerdo

P.- ¿Crees en los fantasmas?
R.- Creo en una tradición cultural sobre ellos. Me cuesta creer que todo termine aquí. La vida me parece tan milagrosa que no creo que simplemente se apague al morir. No creo en el fantasma clásico, pero sí en la energía, en el poder de la mente y del recuerdo.

En Belchite me quedé solo en el pueblo a las dos de la mañana y vi entrar una sombra por la puerta de la iglesia

P.- ¿Has vivido alguna experiencia de ese tipo?
R.- Sí, en Belchite, durante una investigación para 'Cuarto Milenio'. Me quedé solo en el pueblo a las dos de la mañana y vi entrar una sombra por la puerta de la iglesia. No sé qué fue. Quizá una alucinación, pero lo curioso es que al testigo no le tranquiliza pensar eso, porque el cerebro vive la alucinación como una realidad.

P.- ¿Has podido investigar científicamente estos fenómenos?
R.- Lo más que se puede hacer es documentar hechos reales en lugares donde se producen. A veces el testigo ve algo que no puede explicar. Por ejemplo, en el libro cuento el caso de un padre y un hijo que vieron una procesión de monjes desaparecer ante su coche a las tres de la mañana en Villarrubia de los Ojos. Investigando, descubrimos que en ese lugar existía un antiguo camino fúnebre usado por monjes que velaban a los muertos. Ellos no conocían esa historia, y sin embargo la revivieron de alguna manera.

P.- Ese testimonio forma parte del libro, ¿verdad?
R.- Aparece en el capítulo de Los veladores. Cervantes ya homenajeaba estas historias en su obra y el capítulo 19 del 'Quijote', recoge una escena muy parecida en esa misma zona. .

P.- ¿Y el mismo punto geográfico?
R.- No se sabe exactamente, pero es la misma zona. En el 'Quijote apócrifo' de Avellaneda también se habla de un lugar maldito donde aparecían ánimas, lo que muestra cómo estas tradiciones vienen de muy atrás.

Javier Pérez Campos, autor de 'Nocturnos' (Foto: Javier Ocaña)

Soy productivo de día pero más imaginativo de noche

P.- Este libro lo has escrito de noche, ¿eres una persona nocturna?
R.- Digo que soy productivo de día pero más imaginativo de noche. Además, tengo dos hijos pequeños y solo por la noche encuentro concentración. En 'Nocturnos' me impuse escribir solo de noche, y por eso el libro incluye unas instrucciones al lector recomendando leerlo también de noche.

Las personas que han trabajado con este tipo de mentes criminales han hablado de una mirada oscura

P.- ¿Qué te daría más miedo: encontrarte con un espíritu o un psicópata?
R.- Sin duda, el psicópata. El fantasma poco puede hacer; según las tradiciones, necesita ayuda para pasar al otro lado. Pero mirar a los ojos a un psicópata, aunque sea en un entorno controlado, es aterrador. Cuento en el libro cómo la superviviente de Robert Hanse, el asesino de Anchorage, describía su mirada como algo tan oscuro que le produjo un miedo físico. El propio abogado de Hansen describió exactamente esa misma mirada. Las personas que han trabajado con este tipo de mentes criminales han hablado de una mirada oscura que, a veces, produce incluso alteraciones fisiológicas en las personas que la recibe.

P.- Por tu trabajo, ¿has entrevistado a algún psicópata? Se me viene a la cabeza Bretón y la polémica que hubo a raíz de libro de Luisge Martín, que quiso ponerse en la mente del asesino.
R.- El caso de Bretón es paradigmático. Gente que ha trabajado con él en prisión decía que tenía una mirada perturbadora. A través de las fotos ya impresiona, pero cara a cara debe ser aún más. 

P.- ¿Te hubiera gustado entrevistarlo?
R.- No tengo ningún interés. En el libro hablo de Robert Ressler, investigador del FBI que acuñó el término asesino en serie. Entrevistó a Bundy, Manson o Gacy, y su libro me provocó auténticas pesadillas.

Aunque ya nadie crea en vampiros, monstruos, ni hombres del saco, los peligros de la noche nos siguen acechando de la misma manera

P.- Dices que la luz mató a la Santa Compaña
R.- Esta es la declaración que me hizo un cronista de Lugo, Xerardo Dasairas, refiriéndose a cómo en aquellos pueblos de la comarca de Verín donde más tardó en llegar la luz eléctrica, todavía se reportaban avistamientos de la Santa Compaña cuando caía el sol. Pero la llegada de la luz aniquiló estas visiones, y la gente dejó de verla en los pueblos. La Compaña se limitó a caminar por los bosques y caminos solitarios.

Hay muchos estudios también sobre cómo la potencia de la luz eléctrica en algunos poblados de Latinoamérica influyó en la transmisión de creencias y leyendas.

Esto, indudablemente, nos ofrece dos posibles respuestas: la más evidente es que la luz elimina las sombras y, de esta manera, acaba con el teatro de sombras, las alucinaciones y las falsas interpretaciones... Y otra posibilidad es que la luz, realmente, haya invadido el terreno de la oscuridad, desplazando a los seres de la noche a otros territorios alejados de lo ordinario y lo cotidiano.

En cualquier caso, aunque ya nadie crea en vampiros, monstruos, ni hombres del saco, los peligros de la noche nos siguen acechando de la misma manera. Con distintas formas, pero con la misma intensidad.

P.- ¿Algo que añadir a 'Nocturnos'?

R.- 'Nocturnos' es un viaje a través de la noche, sobre la noche, y también sobre cómo el cuerpo humano cambia con ella. Hablo del síndrome del atardecer del que hablaba Oliver Sacks, cómo las percepciones se alteran y las alucinaciones se agravan de noche. La noche nos transforma, física y emocionalmente.