"Demasiado tarde para comprender" (Huso Editorial, 2023) es el decimoquinto libro y la quinta novela negra de Javier Valenzuela (Granada, 1954). Valenzuela comenzó a publicar en los años 1970 en Ajoblanco y Diario de Valencia y luego trabajó tres décadas en El País como cronista de sucesos en el Madrid de los Quinquis y la Movida, reportero en las guerras de Oriente Próximo, corresponsal en Beirut, Rabat, París y Washington y director y fundador de varios medios.

En su nueva obra vuelve al género negro, esta vez para relatar sucesos del Madrid de La Movida, en 1984. Música y periodismo se dan la mano en esta historia de alto voltaje. Desde este jueves 7 en librerías. 

Pregunta: ¿"Demasiado tarde para comprender " es la novela de La Movida madrileña? 

Respuesta: Bueno, es una novela situada en La Movida madrileña, quizá la primera que aborda aquel tiempo desde una perspectiva “noir”. La Movida fue una fantástica explosión de libertad juvenil tras la muerte del siniestro general Franco y tuvo imperecederas expresiones artísticas en los terrenos de la música, el cine, la fotografía o la pintura. Pero se desarrolló en un período, finales de los setenta y comienzos de los ochenta, marcado también por una grave inseguridad ciudadana, lo que hemos dado en llamar la época de los quinquis. Eran cotidianos los atracos a joyerías, gasolineras, bancos y farmacias a punta de escopeta de cañones recortados. La heroína se extendía como una plaga y las muertes por sobredosis en los lavabos de los bares eran corrientes, como bien dice “Pongamos que hablo de Madrid”, la canción de Sabina. Creo que esta es la primera novela que cuenta aquel Madrid luminosamente oscuro de los primeros años ochenta tanto con la música de los grupos de la movida como con la presencia constante del crimen.

Esta novela quiere ser un homenaje a aquel periodismo valiente e independiente y a la primera generación de reporteras"

P: Es una novela negra, pero también periodística. Se podría leer como el testimonio de una época. ¿Cómo surge la idea y la forma de contarla?

R: Tuve la fortuna de vivir aquel Madrid como joven cronista de Sucesos del diario “El País” y llevaba lustros esperando que alguien lo recreara en forma de novela. Y como nadie lo hacía, me dije que, bueno, iba a intentarlo yo. Así surgió la idea de “Demasiado tarde para comprender”. Tuve claro que el protagonista iba a ser un periodista, mejor dicho, una periodista: la imaginaria Olga Sanz, de Diario 16. Porque aquel tiempo fue también la edad de oro del periodismo español, cuando los jefes no querían vernos copiando comunicados en las redacciones, sino saliendo a la calle en busca de historias propias. Y también fue el tiempo en que las mujeres se incorporaron masivamente a las redacciones, aunque todavía no en puestos directivos. Esta novela quiere ser un homenaje a aquel periodismo valiente e independiente que la gente apreciaba enormemente y un homenaje a la primera gran generación de reporteras españolas, la de Maruja Torres, Rosa Montero y demás. 

"La Transición fue bastante sangrienta. Y no solo por los atentados de ETA y el GRAPO, sino por la violencia de la ultraderecha"

P: ¿La memoria es el principal juez de los sucesos de tu historia?

R:  He escrito en el frontispicio de esta novela una cita de Juan Marsé que dice: “Algunos, por si acaso, aún mantenemos el dedo en el gatillo de la memoria”. Con esto quiero expresar mi preocupación por ese ejercicio de desmemoria que constituye uno de los peores aspectos de la actual democracia española. Las nuevas generaciones saben poco o nada de nuestra historia reciente: la Segunda República, la guerra civil, el franquismo, la transición, la movida… No es su culpa, es que nadie se lo ha enseñado. Por ejemplo, el mito oficial presenta la Transición como un movimiento unánime de Peace & Love & Buen Rollito cuando, en realidad, fue bastante sangrienta. Y no solo por los atentados de ETA y el GRAPO, sino por la violencia de la ultraderecha y por las tropelías policiales. También, como dije antes, por la inseguridad ciudadana y la expansión de la heroína. Se produjeron cientos de muertes en aquellos años.  

P: ¿En qué se diferenciaba la corrupción política de esa época con la actual?

R:  Más que corrupción política como la entendemos ahora lo que había era corrupción policial. La Policía era entonces exactamente la misma que la del franquismo. Estaba habituada a cobrar mordidas y estaba habituada a “resolver” los casos a palos en los sótanos de las comisarías. Así es, a palos, como funcionarios de la brigada antiatracos mataron a Santiago Corella, El Nani, en los sótanos de la Puerta del Sol. Cubrí desde el primer día aquel siniestro asunto para “El País” y he arrancado esta novela con Olga Sanz, mi personaje, investigando una historia semejante.

"Creo que la genuina novela negra es, ante todo, el retrato del lado oscuro de un tiempo y un lugar determinados"

P: Se publica mucha novela negra. ¿Qué tiene la tuya de diferente? 

R:  Yo no llamaría “novela negra” a ese tropel de obras que se publica en España donde en cada página hay litros de sangre y kilos de vísceras. La novela negra, tal y como yo la entiendo, no tiene por qué tener mucha violencia, ni tampoco tiene que estar protagonizada por un funcionario policial. Soy de la línea clásica, la de Hammett y Chandler, la de Vázquez Montalbán y Juan Madrid, y creo que la genuina novela negra es, ante todo, el retrato del lado oscuro de un tiempo y un lugar determinados. Y que mejor es que la protagonice un individuo que no esté en la nómina del Estado, un hombre o una mujer auténticamente libres e insobornables.

P: ¿El periodismo te ayuda a hacer literatura? ¿Y a la inversa? 

R:  Pienso que el periodismo y la novela son manifestaciones de la escritura. El periodismo cuenta hechos contrastados y verificables y la novela, al menos la novela realista, hechos verosímiles. Siempre he intentado practicar el periodismo como un género literario, es decir, escribir historias que sean relevantes en su tiempo y que, al mismo tiempo, puedan leerse años después porque son interesantes y están bien escritas. Ahora, desde hace ya siete u ocho años, compagino ese periodismo con el aprendizaje de la novela realista, la novela a lo Benito Pérez Galdós.

P: ¿Te leen detectives, te han dicho algo?

R:  Me consta que me leen guardias civiles de la Unidad Central Operativa (UCO). Y eso porque uno de los principales personajes de mi segunda novela, “Limones negros”, era una capitana de la UCO que viajaba a Tánger en su investigación de un caso de corrupción empresarial española. A la capitana real que inspiró ese personaje le gustó mucho cómo conté no solo su trabajo, sino también sus ideas y sentimientos. Cuando los policías y guardias civiles son valientes y se atreven con los poderosos, con los banqueros, grandes empresarios y políticos corruptos, los veo también como héroes.