Las dificultades del mundo laboral, vaivenes sentimentales o problemas de salud mental son tónicas a las que nos enfrentamos en el día a día. El hecho de dar el salto para ser una adulta funcional en esa recta final de los 20 y los inicios de los 30 pone de relieve aquellas cosas que se dan por hechas y no nos han enseñado; de esas normas no escritas que se supone que debemos conocer y gestionar con destreza. ¿Por qué no hablar de ello? Carolina Iglesias le pone voz a esta vorágine existencial por la que pasamos o pasaremos en la vida, esa incertidumbre de no saber muy bien cómo actuar o de tratar de hacer ver que tenemos el control cuando, en ciertas ocasiones, se nos desborda de entre los dedos.
La conocida presentadora, cómica y guionista gallega pone voz a esta historia con la publicación de su primera novela, Para siempre es mucho tiempo (Temas de Hoy, Planeta), con la que refleja esa realidad que vivimos y sólo hablamos en terapia y que, ciertamente, la imagen de la vida adulta, a grandes rasgos, no es más que eso, una mera imagen.
PREGUNTA (P): Con tu primera novela, Para siempre es mucho tiempo, tus seguidores conocerán una nueva faceta de Carolina Iglesias. ¿Qué pueden esperar?
RESPUESTA (R): Me apetecía reflejar ese momento, quizás crisis de los 30, de duda, ese paso de que ya eres adulta pero empiezas a tener dudas en debates de ser madre o cuidar las relaciones personas con familia, amigas o parejas.
P: Abordas una historia de tintes cotidianos, podríamos ser cualquier chica joven del Madrid actual. ¿Qué tintes de realidad tiene de tu vida o tu entorno?
R: Es una mezcla de vivencias de mis amigas o que percibo que tiene la gente de mi entorno. Al final todo el mundo pasa por esa etapa, mucha gente que se va fuera de casa para estudiar o vivir fuera; gente que llega a Madrid, que es como un personaje en sí mismo, no es igual que otra ciudad. Todas estas cosas de ser adulta, como pagar IRPF y otras cosas que nunca te han explicado y que, de repente, se supone que tienes que saber hacer, es algo que le pasa a mucha gente.
P: La cuestión de la salud mental también está a la orden del día. Hablas del síndrome del impostor, ¿crees que es una afección que se ha generalizado o es una realidad candente?
R: Hay personas que no es que tengan el síndrome del impostor, es que es una impostora. Es una cosa que nos ha pasado mucho a las mujeres, cuestionarnos tanto de si merecemos estar en el sitio en el que estamos o si valemos para hacer lo que hacemos. Todo este debate constante se le ha puesto nombre a esa conversación interna que hemos tenido siempre. Aunque algunas personas puedan excederse a la hora de utilizar esta expresión, siempre está bien que tenga nombre lo que le pasa a todo el mundo.
Se ha generado mucho complejo social por no conseguir el amor eterno
P: ¿Crees que se ha conseguido romper con los moldes de la mal llamada generación de cristal?
R: Mi generación y las que han venido después les afecta menos ese tipo de críticas, quienes piensan que somos la generación de cristal lo siguen pensando. Por lo menos vamos a terapia para que no nos afecte, ellos que vayan a terapia para gestionar que haya gente que habla de sus sentimientos. Es más su problema que el nuestro.
P: Además, la hoja de ruta de la novela son las relaciones sentimentales. ¿Por qué parece que se ha generado cierto rechazo a la intensidad?
R: Es como todo lo que hemos vividos desde pequeños, las películas infantiles o los cuentos, todo siempre la princesa y el príncipe felices para siempre. Por eso me apetecía hablar de ello, de ahí el título del libro, Para siempre es mucho tiempo. Siempre se dice muy a la ligera. Cuando ves que el príncipe y la princesa cortan cuando van a ser felices, déjame ver el resto, cuéntame después, cómo es el día a día. Cuando va uno al baño, ¿el otro oye cómo caga? Ese tipo de cosas las quiero saber. Ahí, diré que para siempre sí.
Se nos ha dado un modelo muy clásico y, a veces, ha generado mucho complejo a la sociedad al no conseguir ese modelo de amor eterno, que se completa, que es para siempre y que es perfecto en todo. Ha generado mucha gente que se siente mal porque piensa que no está cumpliendo con lo que cree que debería hacer. Tampoco se nos ha hablado de que tener una pareja significa estar con alguien que es una persona que, seguramente, tenga cosas que no te gusten y tienes que encajar con las tuyas, y si no te gustan, comunicarlo. Hay muchas formas de tener relaciones, hay que cuidarlas, no es magia.
Las mujeres tenemos un rol mucho más protagonista del que siempre se nos ha pintado
P: Pero este rol se les ha acuñado mucho más a las mujeres, el papel de princesa Disney y de ‘fueron felices y comieron perdices’. Es un estereotipo que sólo se enfoca a la mujer.
R: Claro, el príncipe te rescata, te da un beso sin permiso o estás limpiándole la casa a un montón de señores. El rol que tenemos nunca es de principal, siempre es la que está en apuros o a la que vienen a salvar. Está muy alejado de la vida que tenemos ahora, no necesitamos que nadie nos rescate. Es muy poco realista porque, sin ponernos a decir que ellos no, pero nosotras somos cuidadoras de toda la vida, siempre hemos sido las que cuidamos, desde madres a abuelas, lo tenemos en los genes, también en la culpa que nos cae si no cuidamos. Somos un rol mucho más protagonista de cómo siempre se nos ha pintado.
P: Sobre tu profesión de cómica y presentadora, la pregunta es obligada. Las mujeres estáis dando mucho de qué hablar y estáis llenando escenarios. Ejemplo de ello, Yolanda Ramos, Eva Soriano o tú misma. ¿Aún queda mucho machismo incrustado en este mundo? ¿Cómo se percibe desde dentro?
R: Hay un avance más grande. Hace años, si tenías que señalar a cómicas que te habían marcado, salían pocas, aunque hubiese. Ahora hay mucha más visibilidad para las cómicas y muchas más diferentes formas de hacer comedia. Queda mucho trabajo, tengo muchas compañeras que veo en bares, que lo hacen increíble, y que no están en programas de radio o televisión. Cada vez se mira más allá para ver que hay gente brillante que se espera que se le dé una oportunidad.
Quien tenga poder es el que tiene que hacer estos cambios. Señalamos estas desigualdades y trabajamos para tener paridad, pero no tenemos tanto poder. La responsabilidad está en otro lado, abrir la mente y escuchar nuevos discursos. Esto no significa hacer humor sólo para mujeres, es simplemente escuchar nuevas voces. La responsabilidad está en quién manda, que ojalá fuera yo, porque se iban a cagar.
Reírse de algo malo es el primer síntoma de que estás sanando
P: Figuras como la tuya enfrentáis una exposición mediática muy relevante en redes sociales, que suelen ser plataformas de altavoz para ello, pero donde también se dan críticas hirientes. ¿Cómo se gestiona?
R: Dándole la misma importancia que a las buenas. Hay que darse cuenta de que te digan cosas buenas sin ser tu familia no es lo habitual, yo recibo cosas muy positivas todos los días, negativas no siempre. Soy una afortunada. Es lógico que cuando tu trabajo llega a mucha gente, haya gente que no le guste. Es imposible gustarle a todo el mundo. Aunque haya momentos en los que te afecta más o menos, intento poner el foco en la gente que me conoce, para lo bueno y lo malo. Intento darle el espacio que se merece.
P: En ámbitos como el podcast ‘Estirando el chicle’ se habla de muchas temáticas y se vierten multitud de opiniones. En las críticas que vienen en redes sociales, recuerda a una frase que dijo antaño Mercedes Milá: ¿Crees que toda opinión es válida?
R: No sé si toda opinión es válida, tampoco sé si es necesaria. Lo noto hasta conmigo misma. Antes yo opinaba mucho más, somos muy individualista y tenemos la necesidad de contar qué opinamos de cosas, pero cada vez he vuelto más a la personalidad de mi abuela en WhatsApp. Mi abuela me manda cosas a mí para que opine, yo estoy en ese punto, le escribo a mis amigas para ver qué opinan de esto o lo otro.
Ya no tengo la necesidad de compartir todo en público, también elijo muy bien de quién quiero escuchar opiniones, en general. Vivimos expuestos todo el rato a opiniones de todo, es imposible tener una opinión reflexionada y súper formada de todo lo que está saliendo, es imposible. Estoy en modo mi abuela, que me pregunta qué me parece Melody para Eurovisión. ¿Qué opinará mi abuela? Eso es lo que me interesa. Creo que estamos opinando por encima de nuestras posibilidades.
P: ¿Cómo se logra reconvertir el drama en comedia?
R: Es una vía de escape para muchas personas. La forma de reírte de algo malo que te pasa es el primer síntoma de que estás sanando, reírse de algo es lo mejor. Algo que no le quita valor ni seriedad, reírse es muy serio y ser capaz de reírte de algo malo demuestra inteligencia.
Reírse de los demás no tiene tanto valor, de ti mismo y hacer reír a la gente con ello le quita peso a cualquier cosa, te hace sentirte mejor. El problema va a estar igual, así que hay dos opciones: o estar fatal, o empezar a tomártelo con humor y gestionarlo como puedas.