La cantante gaditana Judeline ha anunciado la cancelación de su participación en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), previsto para los días 17, 18 y 19 de julio. Su decisión se debe a lo que califica como una relación “directa y evidente” del festival con el fondo de inversión estadounidense KKR, que mantiene vínculos económicos con empresas vinculadas al Estado de Israel.

¿Por qué ha tomado esta decisión?

Judeline ha explicado que, aunque a menudo es complicado rastrear el impacto de las decisiones de consumo o las conexiones empresariales, en este caso considera que el vínculo entre el FIB y KKR es claro. El fondo es propietario de Superstruct Entertainment, empresa matriz del festival, y mantiene inversiones en compañías relacionadas con sectores estratégicos israelíes, incluyendo ciberseguridad y gestión inmobiliaria en territorios ocupados.

La artista ha subrayado que su postura responde al compromiso de no contribuir a la financiación indirecta de estructuras que, según denuncia, están vinculadas al sostenimiento del apartheid y al genocidio contra el pueblo palestino. Además, ha aclarado que su decisión cuenta con el apoyo de su equipo y entorno profesional.

El impacto en el cartel del FIB

Judeline tenía prevista su actuación para el viernes 18 de julio. Su salida del cartel se suma a otras cancelaciones recientes en festivales gestionados por Superstruct, como La Élite, que ya se retiró del FIB semanas atrás alegando motivos similares. La ausencia de Judeline supone la pérdida de uno de los nombres más prometedores del pop urbano español en un evento que busca atraer público joven y diverso.

El papel de KKR en la polémica

El fondo KKR es uno de los gigantes del capital riesgo a nivel global. Su entrada en el mundo de la música y los festivales se ha producido mediante adquisiciones de empresas organizadoras de grandes eventos en Europa, entre ellas Superstruct Entertainment. Este fondo ha sido señalado por su participación en empresas que operan en sectores estratégicos en Israel y en negocios inmobiliarios en territorio palestino ocupado.

Para los artistas críticos con estas inversiones, actuar en festivales bajo el paraguas de KKR supone, aunque de forma indirecta, contribuir a financiar intereses económicos vinculados a prácticas que denuncian como contrarias al derecho internacional.

Reacciones en la industria

La decisión de Judeline ha sido bien recibida por colectivos y movimientos que promueven el boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel. Al mismo tiempo, plantea un desafío a otros artistas del cartel y a la propia industria musical, que debe reflexionar sobre la procedencia de las inversiones que sostienen festivales y eventos culturales.

Por su parte, la organización del FIB no ha emitido comentarios sobre la cancelación de Judeline ni sobre las críticas relacionadas con sus vínculos financieros.

Un verano de renuncias

El caso de Judeline no es aislado. En los últimos meses, varios artistas han decidido retirarse de festivales asociados a KKR. Este movimiento pone en el centro del debate el papel de la financiación en la cultura y la necesidad de una mayor transparencia sobre los intereses económicos que están detrás de los grandes eventos musicales.

La cancelación de Judeline, además de tener un impacto en el cartel del FIB, contribuye a un debate más amplio sobre la ética en la cultura, la responsabilidad de los artistas y la necesidad de examinar quién financia la industria del entretenimiento.

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