Crece cada vez más la tensión en torno a los dos festivales madrileños que se celebrarán próximamente a pesar de tener como inversor al fondo proisraelí KKR. El Madrid Salvaje y Brava Madrid, que tendrán lugar en Torrejón de Ardoz, han causado gran revuelo después de que varios artistas se hayan bajado de sus carteles como parte del boicot cultural a Israel y el genocidio que está llevando a cabo en la Franja de Gaza contra el pueblo palestino. 

Ambos vienen de generar gran polémica. Por su parte el Madrid Salvaje ha sido rechazado públicamente por artistas como Gloosito, Bon Calso, Sticky MA o Disobey; mientras que Brava Madrid se ha convertido en los últimos días en el foco de todas las miradas por ser el "único festival que no devuelve el dinero de las entradas a las personas que no quieran financiar un genocidio”, tal y como algunos usuarios han denunciado en la plataforma X. Y es que las entradas del evento oscilan entre los 42 y los 180 euros.  Las últimas bajas del Brava Madrid han sido las de Lalachus y Oro Jondo, que ya han anunciado que no actuarán durante el evento en solidaridad con el pueblo palestino. 

En medio de la polémica mediática, ambos eventos han publicado exactamente el mismo comunicado desmarcándose del estado hebreo a pesar de la implicación en su organización del fondo sionista, dueño de la compañía Superstruct Entertainment. En el escrito, sendos festivales han asegurado no tener "ningún vínculo comercial ni económico con Israel", mientras describen al fondo detrás de la organización de unos 80 festivales como "un fondo de compañías de muy diversos sectores y territorios".

 

El comunicado de los dos festivales

"La situación en Gaza e Israel nos conmueve profundamente como comunidad. Brava Madrid condenamos el genocidio que está sufriendo el pueblo palestino en Gaza y la situación de hambruna que padecen sus ciudadanos. Somos plenamente conscientes de que estos hechos han generado inquietud, preguntas y un gran impacto emocional entre nuestros artistas, nuestro equipo y el público que nos acompaña", empieza el comunicado de ambos festivales que han tratado de desvincularse de la mala publicidad que han recibido.  

"En este contexto, queremos ser absolutamente categóricos: Brava Madrid no tiene ningún vínculo comercial ni económico con Israel. Como es de conocimiento público, Brava Madrid pertenece a Superstruct Entertainment, que a su vez es propiedad de diversos inversores, entre ellos KKR, un fondo de compañías de muy diversos sectores y territorios. Ninguno de nuestros inversores tiene influencia alguna en las operaciones del festival y todas nuestras decisiones se toman en función de los intereses de nuestros fans, artistas, socios y colaboradores", alegan sobre lo que, a su juicio, representa el fondo israelí.

Por último, los dos eventos musicales cierran sus comunicados afirmando que "todos los ingresos y beneficios permanecen íntegramente en nuestra compañía y se reinvierten en el desarrollo de los festivales".  

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