El caso de presuntos abusos sexuales a decenas de niños de entre tres y seis años del Colegio Alborada, en Alcalá de Henares (Madrid), esconde tras de sí ominosos capítulos e interrogantes destapados durante las diligencias practicadas por la Justicia. ElPlural.com ha podido acceder a mails internos de este centro concertado -vinculado al Opus Dei tanto por los terrenos de su edificación como por su vinculación a la Fundación Tajamar (obra corporativa de la prelatura)-, numerosas denuncias ante la Policía Nacional e incluso testificales de familiares de las víctimas, personal docente y testigos unidos a la causa.
En mayo de este mismo año, hace ya ocho meses, una profesora del colegio -cuyo nombre se reserva este periódico por respeto a la privacidad de la docente- denunció actitudes impropias de un cuidador con un nutrido grupo de menores a su cargo, comprendidos entre los tres y seis años y en algunos casos diagnosticados con el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Para ello, esta profesional documentó su denuncia con vídeos que demostraban gráficamente cómo este cuidador practicaba tocamientos y se relacionaba de forma sexual con algunos de los niños inscritos en El Alborada.
No obstante, y pese a que en aquel momento el propio centro apartó al cuidador, interpuso una denuncia, fue detenido y se le impuso una orden de alejamiento del colegio y de algunos de los niños cuyas familias denunciaron los hechos, ahora, las familias, cansadas de la desprotección que sienten tanto del colegio como de la Justicia y las instituciones, han querido romper su silencio y desmontar cómo desde el centro se esperó demasiado para actuar, llegando a proteger al presunto abusador cerca de un curso completo sin actuar.
ElPlural.com, tras esta voz de alarma, ha accedido a testificales de parte del profesorado y a sus aportaciones a la causa. Estos profesionales, como ha comprobado y leído de primera mano este periódico, denuncian que habrían informado al centro, concertado y adscrito al Opus Dei, de lo que estaba ocurriendo varios meses antes –“aproximadamente” en septiembre de 2024-. Además, y ante las dudas lógicamente devenidas de sus palabras, especifican que la dirección del Alborada, al conocer los indicios, “no activó ningún protocolo” ni “dio aviso al trabajador”. No fue hasta mayo, después de la denuncia interpuesta por la profesora por un comportamiento que venía percibiendo desde el 22 de abril, cuando el colegio despidió al acusado. Es decir, ocho meses más tarde de la primera voz de alarma.
Este periódico también se ha puesto en contacto con el colegio para conocer su versión tras estas evidencias. La directora de infantil, Pilar Bada, ha sido quien, preguntada al respecto, ha negado las acusaciones de su propio profesorado: “No tuvimos constancia previa". “Cuando salió la noticia, en el momento en que una persona nos comunica lo que ha visto y lo que puede haber ocurrido, lo que ella considera, se acude a la Policía”, indica en declaraciones a este medio.
Una versión totalmente opuesta a la que figura en las denuncias del profesorado e incluso en la percepción de los familiares de algunos de las decenas de niños presuntamente abusados por este cuidador. Para ello, tal y como ha podido confirmar este periódico a través de varios mails intercambiados entre el colegio (también la APA) y los familiares, El Alborada quemó todos los cartuchos: reuniones con las familias, ‘terapia’ o charlas para padres y madres y algo más individualizadas para alumnado, la opción de unas pocas herramientas de apoyo psicológico externo y, sobre todo, la insistencia por convencer a la parte afectada de que no denunciaran, de que lo solucionarían desde dentro.
“Quiere mucho a los niños”
Actualmente, la persona involucrada se encuentra en libertad a la espera de juicio y sobre ella recae una orden de alejamiento de cien metros tan solo del colegio y, añaden fuentes, de algunos niños. Las voces -que piden mantenerse en el anonimato ante el “titán” que es el Opus Dei- reconocen el miedo a que el caso sea aún mayor porque, tal y como reflejan las testificales, se trata de alguien que “realiza funciones de cuidador, y acompañante, también boy-scouts, campamentos de verano, prehorarios, patios, comedores” y “acompaña a un menor en particular que tiene enanismo”.
Mientras tanto, condenan no solamente que el centro no hiciera lo suficiente, sino que, a pesar de mostrar pruebas, defendió al presunto acosador. “Es muy cariñoso (uno de los niños) y él corresponde ese cariño”, llegan a reflejar los documentos que ha analizado este periódico. “No tiene intenciones lascivas (…) Quiere mucho a los niños”, se desprende de los mismos.
Respuestas que el colegio niega, aludiendo a que la orden del centro es “que no se trate de forma cariñosa a los niños”, pero que confirman varias voces presentes en la investigación y las propias familias de las víctimas. De hecho, y como se puede leer en una de las denuncias, el presunto abusador llegó a indicar a compañeros que cuando era joven tenía que medicarse porque tenía un trauma que le incitaba recurrentemente a pensar “en follarse a niñas”. Un testimonio durísimo que abunda en el dolor de los padres y madres de los niños abusados sexualmente: “Les decía de jugar al lobo y la cueva. No quiero ni hablar del tema. Imaginad lo que eso quiere decir”, cuenta entre lágrimas una de las voces contactadas por este periódico.
50 denuncias y cerca de una veintena de víctimas
ElPlural.com ha tenido acceso a decenas de denuncias de familias, profesores y testigos. Sin embargo, la envergadura del caso podría ser mucho mayor, ya que voces autorizadas hablan de cerca de 50 denuncias y alrededor de una veintena de víctimas.
Muchos de los menores tienen Trastorno del Espectro Autista (TEA) y todos estarían comprendidos en la edad de entre tres y seis años, como se ha indicado anteriormente, aunque el cuidador habría intentado abusar asimismo de alumnos de primaria. El condicionante del TEA hace que la indefensión de los estudiantes sea aún mayor. Este dato es revelador y juega en contra de unos tiempos procesales que dañan a las familias.
Con todo, los padres han acudido al servicio Barnahus de la Comunidad de Madrid, especializado en la valoración y atención a niños, niñas y adolescentes de violencia sexual y a sus familias. En algunos casos se habría prestado servicio, pero en otros lamentan que no, al menos en su totalidad.
El colegio se presenta como víctima
ElPlural.com también se ha cerciorado del cruce de acusaciones en los juzgados por parte del colegio y el trabajador. Tal y como ha podido comprobar este periódico, en junio el espacio acudió al juzgado de instrucción número 5 de Alcalá de Henares solicitando la personación por cuanto el caso y su autor lesionarían “de forma gravísima los derechos de varios menores de edad” y los “derechos e intereses” de la entidad.
“El importantísimo daño ya ocasionado a la imagen e intereses de la Fundación Colegio Alborada, así como el daño que todavía puede producirse a la imagen y buen nombre del colegio, a medida que el procedimiento avance, son difícilmente evaluables hoy y justifican plenamente nuestra personación en el procedimiento desde un primer momento”, concreta la documentación.
Por su parte, la defensa del cuidador trasladó que la entidad “en ningún caso puede ser considerada perjudicada por el delito y con derecho al ejercicio de una acción civil, sino todo lo opuesto, responsable civil subsidiaria del mismo”. A ello lo complementan una serie de recursos.
Ayuntamiento y Comunidad se pasan la bola
ElPlural.com también se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Comunidad de Madrid. Desde el consistorio aseguran que las familias no se han dirigido a ellos y que, en cualquier caso, la competencia es autonómica. Por su parte, la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de la región no ha emitido respuesta en el momento de publicación de estas líneas.
*Si alguien está afectado por el 'Caso Alborada' y no sabe dónde acudir, por favor, escriba a afectadosalborada@gmail.com