Enemigos íntimos (2018), es el tercer largometraje de David Oelhoffen tras Reencuentro (2007) y Lejos de los hombres (2014), un thriller con ecos al polar francés que retoma algunos elementos de sus dos trabajos previos alrededor de cuestiones identitarias individuales en contextos sociales muy precisos. Manuel (Matthias Schoenaerts,) es un delincuente que se dedica al tráfico de drogas en el extrarradio parisino junto a su amigo de infancia, Imrane (Adel Bencherif), quien actúa como soplón para Driss (Reda Kateb), policía de estupefacientes que también creció con ellos, aunque tomase un camino en la vida opuesto. Manuel y Driss deberán colaborar, a pesar de sus diferencias, para averiguar unos sucesos alrededor de Imrane.

En Enemigos íntimos, Oelhoffen retoma ciertos modos del polar francés tamizados por un acercamiento al cine de banlieue, a los suburbios parisinos, para realizar una película que en su base y en su desarrollo puede no presentar en apariencia demasiadas variaciones o novedades; sin embargo, el cineasta es capaz de trascender ciertas limitaciones gracias a su trabajo visual y de puesta en escena, así como asentándose en dos actores - Schoenaerts y Kateb-, que dotan a sus personajes de una profundidad que va más allá de su arquetipo.

'Enemigos íntimos', es el tercer largometraje de David Oelhoffen

La película de Oelhoffen muestra que trabajar a partir de unos códigos cerrados y estructurados, así como de unos arquetipos, no tiene por qué suponer un impedimento para desarrollar un discurso personal a través de las imágenes y de la narración, tanto adecuándose a unos tropos heredados como revirtiéndolos mediante una incisión en la coyuntura dramática de los personajes. Y es aquí donde surgen algunos problemas de ritmo en determinados momentos debido a reiteraciones dramáticas que no aportan demasiado en cuanto a la relación de los personajes, pero denota el deseo del cineasta de elaborar un thriller en el que importa menos quién se encuentra detrás de los asesinatos que cómo el punto de inflexión de ambos personajes reestructura sus vidas, enfrentándose a un presente en el que el pasado flota todavía con temas sin resolver.

'Enemigos íntimos', es el tercer largometraje de David Oelhoffen

Oelhoffen está interesado en mostrar tanto a Manuel como a Driss no solo como dos polos opuestos del sistema; también como parte de él de una manera en la que su identidad individual queda mermada por un entorno maltrecho que Oelhoffen retrata mediante un paisaje urbano que visualiza con un naturalismo que va más allá del mero telón de fondo para la historia, convertido en un ecosistema social sombrío por el que se mueven unos personajes que viven en el vacío. En Enemigos íntimos, Oelhoffen realiza un thriller muy sólido a pesar de esos problemas de reiteración, de una necesidad de mayor concreción, de no desligarse del todo de un modelo previo. Pero en términos generales, la película funciona muy bien como thriller oscuro, por su uso de los personajes y de sus circunstancias como trasuntos de unas ideas mucho más generales que transciende sus arquetipos. También por crear unas imágenes que transmiten una soledad y un vacío que van más allá del momento preciso en el que viven: están apegados a ellos de manera permanente. Como también lo está una violencia con la que han convivido desde jóvenes y que acaba siendo la única salida para sus vidas. En este sentido, el director plantea una mirada hacia dos individuos que puede extenderse hacia una visión de una sociedad en la que los márgenes, en su alejamiento del centro establecido, perpetúan unos modos de convivencia de los cuales no son capaces de salir, atrapados en ellos.