En 2005 el director Andrew Bujalski acuñó el término Mumblecore durante una entrevista concedida a Michael Koresky en la revista digital indieWire. En esos momentos, Bulakski estrenaba en el SXSW su segunda película, Mutual Appreciation (2005), coincidiendo con Kissing on the Mouth, de Joe Swanberg, The Puffy Chair, de Jay y Mark Duplass y Four Eyed Monsters, de Susan Buice y Arin Crumley, cuatro de los títulos más relevantes del llamado cine independiente de los últimos años y que, exceptuando la última, más importante por su forma de distribución que por sus aportaciones formales, abrieron la veda a un posible movimiento o grupo llamado Mumblecore. Sus características no tienen nada de nuevo: presupuesto bajo (o bajísimo), aprovechamiento de las posibilidades de las nuevas tecnologías (rodar en Digital ante todo), actores al comienzo desconocido, historias cotidianas cercanas, reconocibles y actuales… Es decir, tomar modelos anteriores y adaptarlos al momento.

 

De entre los numerosos cineastas que surgieron alrededor de dicho grupo, ya fuera de manera directa o indirecta, destacaron solo aquellos que, lejos de constreñirse a unas directrices formales y estéticas cogieron estas y las aplicaron a su estilo personal. Los hermanos Duplass, también actores en producciones comerciales, sorprendieron con The Puffy Chair y, después, con Baghead (2008), pero sobre todo fueron capaces con Cyrus (2010) y Jeff y los suyos (2011) de conseguir remodelar el cine independiente (ese que Sundance codifico en exceso) a partir de una mirada personal.

 

 

 

 

 

Los Duplass han producido The Skeleton Twins (este año también nos llegó esa estupenda película que era Seguridad no garantizada y que también produjeron), dirigida por Craig Johnson y protagonizada por Kristen Wiig y Bill Hader (que ya trabajaron juntos en Adventureland y Paul, ambas de Greg Mottola), una tragicomedia, más comedia que tragedia, sobre dos hermanos gemelos distanciados durante años que se reúnen, como vemos al comienzo, cuando sus vidas pasan por un mal momento. La presencia de los Duplass como productores y el contexto del Mumblecore no es aleatorio a la hora de hablar de The Skeleton Twins porque se trata de una película que bebe de la herencia del cine indie de los noventa, en sus aspectos quizá más codificados y asentados, pero que posee un acercamiento diferente producto de las nuevas tendencias dentro del cine de aparente bajo presupuesto. En algunos aspectos, recuerda a Cyrus, aunque sin el intento que había en esta de crear una forma de comedia diferente asentada no tanto en los golpes cómicos como en la rareza de las situaciones dramáticas, las cuales acababan por resultar divertidas, por insólitas.

 

 

The Skeleton Twins es la historia de dos hermanos cuya educación y traumas de la infancia, los cuales se saben de manera tan solo fragmentada, han ocasionado un comportamiento en ambos particular. Excéntricos pero introspectivos, viven enmascarados en una realidad en la que no parecen encajar. Wiig y Hader logran dotar a sus personajes de entidad y fuerza, capaces de modular emociones y sensaciones diferentes. Ambos actores consiguen ir un poco más allá en relación a la imagen que el espectador pueda tener de ellos, sobre todo Wiig, quizá una de las mejores actrices del momento a pesar de no ser muy conocida por el gran público. Ambos logran que esa naturaleza ambivalente de la película entre comedia y drama acabe siendo muy natural, muy orgánica, y que en momento alguno se sepa si estamos ante un instante cómico y dramático, rompiendo la barrera entre ambos aspectos. Y, a este respecto, The Skeleton Twins transmite una gran cercanía en su narración, porque resulta sencillo epatar con los personajes y sus situaciones incluso cuando estas parecen exageradas. Por otro lado, los elementos más cómicos ocasionan que la historia no caiga en el territorio del drama desaforado –al cual se acerca en más de un momento-. Este equilibrio sirve para que The Skeleton Twins avance con franqueza, mostrando a los dos personajes en su desnudez interna en un momento de inflexión de sus vidas del que deben salir hacia delante. En realidad, no deja de ser el relato de dos personas enfrentadas a su pasado y a su presente en busca de un futuro en el que poder encajar.