Segundo Premio es una película maldita con final feliz. No sé cuántos casos habrá así. Es una obra maestra del cine español que ha podido ver la luz gracias al amor de sus creadores. Varios directores, dolor y muerte. Una posición rocosa por parte del grupo. Segundo Premio tenía todo para que saliera mal. Pero, a veces, las cosas salen bien. La vida es así.

Segundo Premio es una cinta rodeada por el misterio, la oscuridad y el dolor. También de la lisergia, la magia y el misterio. Los Planetas, Granada, Nueva York. Alrededor de la película se seguirá creando arte y relato. Un primer ejemplo es Planta Baja: "Este no es un libro sobre la película de Los Planetas. Tampoco es un libro sobre la leyenda del grupo. Este diario recorta una vida, un rodaje, que aspira a crear mundo a partir de esos días", señala Alejandro Simón, autor de la obra. A lo largo de las páginas, se narra desde dentro la atmósfera que rodeó la grabación de Segundo Premio. Placer, dolor, amor, humor, tragedia y vida. El autor fue plasmando en papel sus obsesiones durante el rodaje de la película. Al acabar, ese relato íntimo tuvo que ver la luz. 

Pregunta (P): Esto no es un libro sobre Segundo Premio y Segundo Premio no es una película sobre Los Planetas.

Respuesta (R): No es una casualidad sino una decisión de las personas que han estado involucradas tanto en la película como en el libro. Ambas partes hemos querido basarnos en una historia y crear un universo paralelo. Segundo Premio parte desde la historia de Los Planetas y Planta Baja desde el rodaje de Segundo Premio. Son proyectos que sirven como homenaje, pero también como un descubrimiento personal y propio.

P: Si no hubieran sido Los Planetas, Segundo Premio igual sí habría sido una película sobre el grupo y tu libro sobre el rodaje de la película.

R: Posiblemente, sí. Y es lógico porque es difícil encontrar un grupo con ese legado, esa trayectoria y ese compromiso que tienen Los Planetas con ellos mismos. La exigencia no es caprichosa. 

Habitar Granada en primavera y sentir su rutina me sanó

P: ¿Eras fan de Los Planetas?

R: Oyente sí, pero fan, no. Ahora sí lo soy. Sus dos últimos discos, Las Canciones del Agua y Zona Temporalmente Autónoma, ensanchan su carrera y trabajos legendarios como Supero Ocho o Una Semana en el Motor de un Autobús.

P: En el libro hablas de cómo es el fan de Los Planetas. De hecho, reflexionas sobre el papel del productor de la película, Cristóbal García, y afirmas que la película sale adelante por su fundamentalismo como fan y su fe quebradiza pero insobornable.

R: La idea original de Jonás Trueba y Cristóbal García parte de la admiración por el grupo y de un sentimiento tan hermoso como es la inocencia. El sentido primigenio de este proyecto es homenajear a una música que ha sido vital en su educación sentimental y emocional. Lo hermoso del arte es rendir tributo y ser agradecido. De hecho, el agradecimiento es una de las bases fundamentales de la creación. 

P: ¿Los miembros de Los Planetas han sido justos con la película?

R: Comprendo su decisión de ser exigentes con lo que se iba a desarrollar en torno a su nombre. Son personas que han dedicado su vida, alma y corazón a un proyecto. Hay que comprender y tolerar sus exigencias. También sus vulnerabilidades. Muchas veces somos permisivos con los primitivos y exigentes con los que son geniales. Debemos hacer el esfuerzo de aceptar exigencias de personas tan extraordinarias. No he querido meterme demasiado en la relación entre la película y el grupo, pero entiendo que ambas partes tenían una gran implicación emocional. Ante este tipo de sentimientos tan fuertes, siempre hay unión pero también roce. 

P: Me imagino a Jota viendo la peli y disfrutándola en silencio.

R: Seguro que sí porque sé que lo ha celebrado. Además, me parecería una torpeza que no valorase la generosidad y el esfuerzo que ha tenido un grupo de personas para con su proyecto. 

P: ¿Sabes si han leído el libro?

R: Escribí a Jota para entregárselo, pero no he podido ir a Granada. Las veces que hemos coincidido me lo he pasado muy bien porque es una persona con una capacidad magnética única para que las personas que están en su entorno se sientan protegidas. Sé que no se va a manifestar, pero me gustaría que le gustara el libro. Tampoco me importa porque es una postura elegante, además de misteriosa. Como buen granaíno, Jota tiene ese halo de misterio lorquiano. Estar en la sombra otorga misterio. Los santos habitan las sombras y la gente más valiosa, también.

No me sentía legitimado para hacer un monográfico de Los Planetas

P: ¿Te has preguntado en algún momento qué pintabas en ese proyecto?

R: Me lo sigo preguntando. Incluso ahora, con la promoción del libro, siento que estoy vendiendo los muebles de una casa que no es mía. Además, yo no quería hacer un diario técnico y cinematográfico. Yo quería un diario en el que lo inverosímil formara parte de la realidad. Con todos los problemas que ha tenido el rodaje, he sentido que yo no debía formar parte de él. Por eso, me convertí en un testigo externo, pero no ajeno. Ni presente ni ausente a la película. Con la distancia suficiente para verlo todo con perspectiva. Los diarios se escriben siempre con la visión de la muerte presente porque es un constante agotar del día a día.

P: Citas la siguiente frase de Julio Ramón Ribeyro: "Todo diario íntimo nace de un profundo sentimiento de soledad". ¿Te obligaste a buscar la soledad o es un elemento inherente en ti?

R: Es algo contradictorio. Soy alguien sociable, pero tengo un sentimiento de soledad enraizado. No me gusta, no la necesito, pero está ahí. Siempre he sabido que el diario era un encargo, aunque mientras lo escribía, tenía la sensación de que nunca iba a salir de mi cajón. Escribía el día a día sin pensar en la repercusión ni el alcance. Solo quería que los días fueran dictando las palabras y no imponer mi relato. No me siento legitimado para hacer un monográfico de Los Planetas ni sé tanto de cine como para hacer un diario técnico. Lo único que podía hacer es aportar la visión rutinaria de una ciudad como Granada en la que se estaba rodando una película importante. Segundo Premio es una película que perdurará y hará callo en el corazón de la gente. Al igual que la cinta es un universo paralelo a Los Planetas, el libro también lo es respecto a la película.

P: ¿Qué sientes al ver que esos sentimientos han salido del cajón?

R: Intento no pensar en ello porque es irremediable. He hecho el libro que necesitaba hacer y no pienso más allá. Podría haber sido más cercano a la película o haber indagado más en la relación con el grupo. Pero es el libro que me ha dictado el tiempo que estado en Granada y debía ser fiel a ello.

P: También es un diario marcado por el dolor. Hablas de la muerte de tu padre, el cáncer de una amiga y la leucemia de la hija de Isaki Lacuesta, quien acabó falleciendo.

R: Dudé con el tema del duelo por si me estaba repitiendo. Acababa de sacar La Parcela, una novela en la que hablo sobre la pérdida de mi padre y el desgarro que produce algo así. En Planta Baja ha aparecido este sentimiento otra vez porque un diario no deja de ser otra cosa que una escucha interior. La rabia no sanada sigue estando dentro y continúa supurando. 

P: ¿Qué has aprendido escribiendo el diario?

R: Me ha servido de muchas cosas. Por ejemplo, he confirmado la importancia y la magnitud de la creación artística y cómo sirve para ensanchar el alma. He vuelto a ver lo milagroso que es que un grupo de personas se reúnan para crear algo nuevo. He aprendido lo mucho que debemos cuidar a nuestros creadores. A veces, somos cínicos y muy duros con nosotros mismos. Pero el trabajo de creación y pensamiento es lo único que nos va a proyectar la vida hacia lo bueno. También me he dado cuenta de que menos mal que no me he dedicado al cine. Si la vida de la poesía es dura, la del cine es neurótica. Sin embargo, por mi decisión de no integrarme en el rodaje, no pude cumplir con mi idea inicial que era conocer cómo se hace una película.

P: Te tocó vivir en Granada y Nueva York. ¿Qué han significado para ti ambas ciudades?

R: Fue curioso porque estaba previsto que mi estancia en Nueva York coincidiera con el rodaje. Sin embargo, acabó siendo positivo que no fuera así.  El recuerdo Nueva York es también confuso ya que estuve la mayor parte perdido por la ciudad y viviendo su noche. Nueva York también me dio la perspectiva de conocer los pasos de Lorca y cuáles iban a ser las localizaciones de la película. El hecho de empezar ahí fue más literario que necesario. Es bonito que la peli acabara en el mismo sitio en el que empieza el diario. Por otro lado, Granada me ofreció su misterio. Habitar la ciudad en primavera y sentir su rutina me sanó. Han sido meses de verdadera felicidad rodeado de toda la implicación humana que ha habido alrededor del proyecto. Tras la enfermedad de la hija de Isaki, el equipo se convirtió en una familia gitana que se protegió y tiró para adelante. Granada y Nueva York son dos ciudades que, con sus diferencias, podrían estar hermanadas por su capacidad sobre lo inefable. Ambas abordan la otra mitad de lo visible y habitan en las sombras.

Síguenos en Whatsapp y recibe las noticias destacadas y las historias más interesantes