Es evidente que el otoño es una estación para las hojas: en el primer mes, su cambio de color nos da paisajes con colores sorprendentes que cambian día a día del verde al naranja, al amarillo, al marrón claro que se oscurece y termina pardo en el suelo, es el final de la estación y los árboles nos muestran su esqueleto, sus líneas maestras, el tronco recio o frágil de su estructura vegetal.

Esta es la parte poética que se desarrolla sobre todo en los campos, en las dehesas, en las riberas, en los parques de las ciudades... Pero hay una zona pedestre, que nos afecta a los viandantes, a los que pateamos todos los días las calles de las ciudades, a los peatones. Si no llueve, como estos días, podemos ir un poco descuidados, aunque siempre ojo avizor por si las hojas caídas ocultan alguna desagradable sorptresa de suciedad canina tan corriente en las calles de Madrid, por ejemplo.

Con lluvia o la calle mojada es otra historia, sobre todo para las personas mayores; un mal paso puede llevar a un resbalón y terminar en urgencias de un hospital con una cadera maltrecha o una pierna... La cuestión no es valadí y no debe ser nada fácil para las autoridades municipales, porque no van a estar los barrenderos todos los días pasando sus escobas por las aceras para limpiarlas de hojas secas y muertas, pero... una vez a la semana no estaría de más. La consecuencia de tantas hojas en las calles de nuestras ciudades es que nos descuidamos y viendo tanta hojarasca se nos caen los paeles, las latas de refresco, los restos de bocadillos; "total si está tan sucio..." debemos pensar.

Ya sé, el contrato de limpieza. que el ayuntamiento de Madrid no puede romper, le tiene con las manos atadas y no pueden exigir a las empresas, de las que ya hemos dado los nombres en esta sección, que lo cumplan. Siempre había pensado que en un contrato donde no se realizan los objetivos  a los que se comprometen los firmantes se puede romper y renegociar o hacer otro con otros proveedores que ejecuten, en sus términos, lo propuesto . Y es constatable, día a día, que el contrato de limpieza de la ciudad de Madrid no se cumple por parte de quienes se han comprometido amantener limpia la capital de España.

En fin, cuidado con las hojas y esperemos que no llueva antes de que se dignen rocogerlas, ahora que ya han caído casi todas. ¡Caminen con cuidado y sin resbalarse, ni respirar el polvillo de las hojas trituradas de tanto pisarlas!