
Rigatone con salsa boloñesa.
¿Con qué?
Medio kilo de pasta rigatone –un poco más gordos que los macarrones, curvos y con estrías-, cuarto de carne picada de ternera, un bote de tomate triturado, una cebolleta, una copa de brandy, queso rallado, pimienta, orégano, aceite de oliva y sal.
¿Cómo?
En una sartén con dos cucharadas de aceite pochamos la cebolleta cortada en dados, durante unos diez minutos, a fuego lento; añadimos la carne picada, previamente sazonada de pimienta y sal, removemos bien para que se mezcle con la cebolleta, vertemos un poco de brandy y freímos a fuego vivo durante cinco minutos; echamos el tomate triturado y mezclamos bien todo, espolvoreamos un poco de orégano, pellizcamos con azúcar, bajamos la temperatura y dejamos que se haga la salsa durante quince minutos. Entretanto cocemos la pasta en bastante agua con sal y unas gotas de aceite, durante ocho o diez minutos, según la queramos “al dente” o más hecha. Servimos pasta con salsa boloñesa en plato hondo y queso rallado al gusto.

Sardinas rellenas con zanahorias fritas.
¿Con qué?
Media docena de sardinas o una docena -si son pequeñas- trescientos gramos de jamón serrano en lonchas, cuarto de zanahorias, dos huevos, pan rallado, aceite de oliva, tomillo y sal.
¿Cómo?
Pedimos en la pescadería que nos limpien las sardinas de espina sin separar los lomos y quitamos las escamas si son grandes. Extendemos los dos lomos, salamos y espolvoreamos tomillo, situamos una loncha de jamón sobre un lomo y cerramos con el otro –si es necesario prendemos con un palillo para que no se abra-. Mojamos bien en huevo batido por todas partes, empanamos con bastante pan rallado y freímos en abundante aceite muy caliente; en el que quede, colado, freímos las zanahorias cortadas en tiras. Servimos una o dos sardinas, según el tamaño, con zanahorias.
Yogur natural azucarado con granadas.
El coste de esta propuesta está sobre los 10 euros.