Con 14 años, Bad Religion retumbaba en mis cascos. Había mucha rabia en ese discman, pero también amplia sabiduría. En las letras del grupo de la cruz tachada no solo había gritos y guitarras, también posicionamiento político inteligente y conocimiento sobre el ser humano. Sin ser pretenciosos, Bad Religion colaron en sus canciones mensajes poderosos y solemnes, además de servir como inspiración a otros grupos como NOFX, Green Day o The Offspring.
Más de 20 años después, la vida me presenta la oportunidad de charlar con uno de los fundadores de esa mítica banda que ayudaron a construir al hombre que soy ahora. A través de una videollamada, el bajista de Bad Religion, Jay Bentley, reflexiona sobre el punk, la extrema derecha y España.
Pregunta: Acaba de morir el Papa Francisco. ¿Qué siente un miembro de una banda llamada Bad Religion al escuchar esto?
Jay Bentley: De todos los que he conocido, este ha sido el Papa que más me ha gustado. Ha sido el más humilde y el primero en reconocer que la Iglesia ha hecho cosas mal. Así que, cuando alguien está dispuesto a admitirlo, resulta un poco más admirable que quienes no lo hacen. Tengo curiosidad por saber qué viene después, pero agradecería una personalidad similar a la Francisco. Sin embargo, no me sorprendería que fuera alguien completamente opuesto. Ya sabes: puño de hierro, fuego, azufre y todos al infierno a menos que hagas lo que te digamos. Una especie de vuelta a la Inquisición.
P: Habéis recorrido el mundo con un logo en el que aparece una cruz tachada. ¿Lo consideras todavía un símbolo poderoso?
R: Espero que sea reconocible.
P: Eso, seguro.
R: Es la marca. Lo que me gusta también es que sea un término algo ambiguo. Dice algo como “no me gusta la cruz”, “aquí no hay cruces” o lo que sea que diga. En realidad, no sé bien qué significa. Que puedas inventarte tu propio significado es lo que más me gusta del símbolo.
Gritar frente a un micrófono es terapia
P: 45 años en Bad Religion. ¿Es ahora el mundo un lugar más tolerante?
R: Creo que las personas tolerantes lo son mucho más, pero los intolerantes, también. Así que no sé muy bien dónde se sitúa el mundo respecto a eso. Espero que la mayoría de la gente solo quiera llevar una vida tranquila y que no esté realmente interesada en buscar enemigos a los que odiar.
P: ¿Cómo es formar parte de una histórica banda de punk a los 60 años?
R: Te hace sentir viejo (ríe). La verdad es que me siento viejo y, sinceramente, nunca pienso en cómo es estar en la banda o en lo que significa Bad Religion. Sería un lugar extraño pensar que algo que hiciste en tu vida fue importante y espero que todo esto tenga algún significado. Lo que sí sé es que la banda no cura el cáncer ni detiene que ocurran cosas malas. Lo único que realmente puedo esperar es que algunas de las ideas que hemos compartido en nuestra vida tengan algún significado para alguien.
P: ¿Dónde encuentras la pasión, la fuerza y las ganas de seguir recorriendo el mundo?
R: Se convierte en un hábito. Subirte a un escenario es una especie de terapia. De hecho, gritar frente a un micrófono es terapia. Me ayuda a lidiar con mis ansiedades y depresiones del día a día y, cuando siento que ya he agotado todas mis propias respuestas, puedo encontrar en esta banda —en la que llevo 45 años— un espacio para sentarme, hablar y llevar todo eso al escenario y simplemente soltarlo.
P: No me imagino un trabajo mejor que el de gritar frente a un micrófono.
R: Es el mejor trabajo del mundo.
La ironía está muerta
P: Las letras de Bad Religion han predicho aspectos como la amenaza tecnológica, la ansiedad o el individualismo extremo. ¿Cómo crees que será el mundo dentro de 45 años?
R: Creo que la gente, probablemente, se verá bastante parecida a como se ve ahora. Una de las cosas sobre las que escribimos en Bad Religion es qué significa ser un ser humano en este planeta. Ya sea en 1980, 1990 o 2025. Algunas de las canciones que escribimos hace mucho tiempo siguen teniendo sentido hoy porque es la naturaleza humana. Es nuestra naturaleza ser así. No sé qué traerá la tecnología en el futuro, pero supongo que será algo completamente loco comparado con lo que imaginamos ahora. Tengo que creer que, como los humanos son humanos, encontrarán la forma de manipularla y volverla algo negativo.
P: La ironía también ha jugado un papel clave en vuestra música. ¿Sigue siendo la gente capaz de entenderla?
R: No. Pero, sinceramente, con la forma en que nos expresamos hoy en día, no creo que la gente entienda nada. Simplemente se aferran a una palabra y dicen: “oh, la ironía”. Y es como... estás usando mal esa palabra. Hay una gran diferencia entre la coincidencia y la ironía, pero la gente quiere atribuirle ese significado a algo que en realidad no lo tiene. No sé si seguimos escribiendo canciones tan irónicas como las de antes, además de que nos hemos dado cuenta de que la ironía está, en cierto modo, muerta. Y tal vez sea por cómo funcionan las cosas en el mundo de internet. Siempre he pensado que las canciones de Bad Religion son como una cebolla: cuanto más las pelas, más capas aparecen y más cosas pueden pasar. Cuanto más las diseccionas, más significados tienen. Pero eso ya no es posible con el clima actual, donde puedes sacar una canción y el primer comentario va a ser una descripción de la canción, sea acertada o no. Y eso sucede en una fracción de segundo.
P: ¿Hay mucha diferencia entre Trump y otros expresidentes de Estados Unidos, como Joe Biden?
R: Sí, bastante. Lo preocupante de Trump como político es su alarmante falta de conciencia constitucional. Le importa un carajo sobre qué se construyó este país y no creo que quiera que el país crezca y evolucione. De hecho, no le importa nadie. Estoy bastante seguro de que ve la presidencia como una forma de ganar mucho dinero. Tanto él como su familia se están haciendo muy ricos. El país, mientras tanto, se está yendo a la mierda.
P: ¿Es la derecha el nuevo punk?
R: No. Es fácil decir “somos los nuevos punks”, pero que os jodan, no lo sois. Los extremistas de izquierdas, tampoco lo son. Si algo he aprendido del punk es que si hay una palabra que pueda definirlo es tolerante. Así que, desde mi experiencia, lo primero que pienso cuando veo a personas de derechas es que son intolerantes con quienes no se parecen a ellos. No ha habido todavía ni una sola situación en la que gente de derechas haya llegado al poder sin señalar a alguna clase, raza u orientación, y decir: tú eres el enemigo. Esa es la verdad. Ya sea con el Brexit o cualquier otro ejemplo: no se basan en razones económicas, sino en “fuera los inmigrantes porque están quitándonos el trabajo”. Eso fue lo que pasó en Estados Unidos. Nunca se trató de prosperidad para todos, sino de: “Tenemos que sacar a estas personas del país”. ¿Por qué? Porque “no pertenecen aquí”. Por otra parte, si tu afinidad política se basa en que eres profundamente religioso y estás en contra del aborto, vas a alinearte con los conservadores, sin tener en cuenta el resto del programa. Así que lo entiendo: hay gente ahí dentro que no comparte todo eso. Pero no se puede negar que lo que vemos desde el principio por parte de la derecha es odio dirigido deliberadamente hacia una clase, una raza o una orientación sexual. Reagan fue la primera persona que recuerdo en hacer algo así. Te aseguro que odiaba a los pobres y no tenía intención de ayudar a nadie. Si eras pobre, era culpa tuya. Te jodes. Eso se extendía también a las personas con enfermedades mentales. Si tenías una enfermedad mental, no había tiempo para ti. Y eso suena terriblemente familiar a algo que ocurrió en los años 40 con las personas con dichas patologías.
P: Este 9 de mayo comienza vuestra gira por España. ¿Qué te parece nuestro país?
R: Amo España y a su gente. Me encanta la comida y el arte. No hay nada de España que no me guste. Me siento muy afortunado por conocer países así. Como americano, es inspirador viajar a lugares que tienen miles de años de historia. Vale la pena el esfuerzo de ir y experimentarlo cuando vienes de un país que tiene un par de cientos de años. España es uno de esos lugares que ha tenido un impacto en el mundo a lo largo de toda su historia y ha cambiado su rumbo en diferentes momentos. Y eso se percibe. Cuando vas allí, lo ves en la arquitectura, el arte y en las personas que han crecido con el conocimiento de su contribución al mundo, tanto lo bueno como lo malo. Y no creo que eso se pueda encontrar en muchos otros lugares.