Ethel Caterham, una mujer británica nacida el 21 de agosto de 1909, ha sido reconocida como la persona viva más anciana del planeta, según el Gerontology Research Group. Con 115 años cumplidos, ha sido testigo de los grandes cambios del último siglo: desde el estallido de dos guerras mundiales hasta la llegada del internet y los teléfonos móviles.
Su infancia transcurrió en el pequeño pueblo de Shipton Bellinger, en el sur de Inglaterra. Era la penúltima de ocho hermanos y creció en un entorno sencillo, donde lo cotidiano giraba en torno a rutinas familiares y formas de vida más tranquilas. A lo largo de su vida, ha mantenido una actitud constante, incluso mientras el mundo a su alrededor cambiaba de forma drástica.
De Inglaterra a Asia, siempre con calma
Con solo 18 años, Ethel se trasladó a la India para trabajar como niñera. Tres años después regresó al Reino Unido, y más tarde vivió en Hong Kong y Gibraltar junto a su esposo Norman, un oficial del ejército británico. Tras la muerte de Norman en 1976, Ethel continuó su vida en el Reino Unido, criando a sus dos hijas.
A pesar de haber vivido en varios países, nunca consideró los cambios como motivo de estrés. Viajaba, sí, pero sin perder su tranquilidad ni su forma de ver la vida. Esa estabilidad ha sido una constante a lo largo de su trayectoria.

“No discuto con nadie”
Desde su residencia en Surrey, Ethel ha compartido lo que para ella ha sido la clave de su longevidad: “No discuto con nadie. Escucho y hago lo que me gusta.” Para muchos puede parecer un consejo simple, pero distintos estudios actuales respaldan este enfoque.
Evitar los conflictos y el estrés emocional no solo mejora el bienestar mental, sino que también protege el corazón, fortalece el sistema inmunológico y puede ayudar a frenar el envejecimiento. En este sentido, su estilo de vida pacífico tiene una base científica: menos discusiones, menos desgaste.
La ciencia lo respalda: evitar el estrés alarga la vida
Investigaciones en el ámbito de la salud mental coinciden en que las personas que manejan el estrés con serenidad tienden a vivir más. Los conflictos constantes pueden generar inflamación en el cuerpo y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas.
Ethel representa un ejemplo claro de cómo una vida sin enfrentamientos puede traducirse en bienestar físico y emocional a largo plazo. Su experiencia personal coincide con las conclusiones de numerosos estudios sobre longevidad.
Un cumpleaños que celebra más que la edad
Ethel celebró sus 115 años en la residencia Hallmark Lakeview Care Home, en Camberley, con una pequeña fiesta, una tiara y una tarta. Aunque la imagen de esa celebración ha dado la vuelta al mundo, su verdadero legado va más allá de su edad.
Su historia recuerda que vivir más no necesariamente depende de rutinas estrictas, dietas complejas o entrenamientos exigentes. A veces, basta con evitar los conflictos, escuchar más y seguir aquello que nos hace sentir bien.