Este verano, más del 90% de los españoles tiene previsto salir de vacaciones, con un gasto medio por persona que alcanza los 1.339 euros, un 48% más que el año pasado. Aunque estos días están pensados para desconectar, también pueden convertirse en una fuente de tensión económica si no se gestionan bien.
Desde la Fundación Nantik Lum, especializada en salud financiera, advierten que el verano es uno de los momentos del año en los que más se desequilibra el presupuesto familiar. Para evitar que el descanso acabe generando estrés, hablamos con Manuel Martínez, responsable de Salud Financiera de la fundación.

¿Cuál es el error más frecuente al organizar las vacaciones?
Según Martínez, el error más común al organizar las vacaciones es no hacer una planificación ni establecer un presupuesto. “Muchas personas se dejan llevar por el impulso o la emoción y no por una evaluación objetiva de lo que pueden permitirse. Esto puede llevar a gastos excesivos”, explica.
En su opinión, es importante que el disfrute del verano no acabe comprometiendo la estabilidad económica familiar ni obligue a recurrir a ahorros destinados a emergencias o incluso al endeudamiento. En este sentido, para el experto, financiar las vacaciones mediante crédito no es la mejor opción "salvo que se tenga una planificación muy clara y capacidad de devolverlo en poco tiempo" Usar la tarjeta de crédito sin control puede acabar saliendo muy caro”, advierte.
No hay una regla que sirva para todo el mundo, pero como orientación, Martínez sugiere que el gasto vacacional no supere el 10-15% del ingreso anual neto. “Ese porcentaje debe ajustarse a cada realidad. Lo importante es que las vacaciones no interfieran en otros gastos básicos como la vivienda, la educación o un fondo para imprevistos”, detalla.

Prepararse durante el año
Para evitar problemas financieros en verano, una buena estrategia es crear un fondo vacacional desde principios de año. Reservar una cantidad mensual, aunque sea pequeña, puede marcar la diferencia.
También conviene revisar los gastos del día a día, eliminar excesos y anticiparse en las reservas, ya que comprar con tiempo suele abaratar mucho el coste. “En nuestros talleres enseñamos estas herramientas porque muchas veces sabemos lo que hay que hacer, pero no lo ponemos en práctica”, comenta Martínez.

Herramientas para controlar el presupuesto
Hoy existen muchas formas de seguir los gastos sin complicarse. Desde las aplicaciones móviles y las propias apps bancarias hasta una hoja de Excel o un cuaderno. La clave está en asignar una cantidad para cada tipo de gasto (alojamiento, transporte, comidas, ocio, imprevistos) y anotar los gastos reales durante el viaje.
La Fundación Nantik Lum ofrece recursos gratuitos en su web para facilitar este control, además de programas como Crea, dirigido a mujeres que buscan autonomía económica, o Faro, que forma a profesionales de servicios sociales para que acompañen mejor a las personas usuarias en sus municipios.

Lo que suele salir mal... y cómo prevenirlo
Entre los imprevistos más frecuentes están las averías del coche, gastos extra en alojamiento o actividades que no se habían previsto. También es habitual gastar más en comidas fuera o en transporte si se modifican los planes.
Martínez recomienda dejar un 10-15% del presupuesto de vacaciones para este tipo de situaciones. Además, aconseja llevar la Tarjeta Sanitaria Europea si se viaja dentro de la UE, revisar el coche antes de salir, y valorar contratar un seguro de viaje si se viaja al extranjero. “Tener ese colchón da tranquilidad y evita tener que recurrir a tarjetas de crédito o tirar de ahorros que estaban destinados a otra cosa”, explica.
Planificar con tiempo, adaptar los planes al bolsillo de cada uno y dejar un margen para los imprevistos permite disfrutar de las vacaciones sin generar problemas después. “El mejor viaje es el que podemos permitirnos sin poner en riesgo nuestra estabilidad financiera”, concluye Martínez. “Tener control sobre nuestras finanzas también forma parte del bienestar”.