En el corazón de la Sierra Alhamilla, se erige Lucainena de las Torres, un destino imprescindible de la provincia de Almería y que forma parte del listado de los pueblos más bonitos de España. El municipio, de apenas 600 habitantes, se caracteriza por sus callejuelas de casas encaladas, llenas de flores. Los vecinos de la localidad cuidan con esmero sus fachadas ofreciendo a propios y extraños un espectáculo lleno de colorido, con el que se han ganado el apodo del pueblo de las flores. Sus impolutas fachadas blancas se elevan orgullosas en contraste con el pasado minero de esta acogedora localidad de la Alpujarra almeriense.
Unas calles de película
El desierto de Almería se hizo mundialmente famoso por acoger los llamados ‘spaghetti western’ del cine estadounidense, y Lucainena no fue ajena a ese efecto. Allí se rodaron las películas 'Las Pistolas no Discuten' (1964), 'Los Desesperados' (1969) y, 'La Quebrada del Diablo' (1970).
La historia de Lucainena: entre antiguas civilizaciones y la minería
Los primeros pobladores de Lucainena de las Torres se remontan al Neolítico, atraídos por los metales que se encuentran en las montañas de la zona. El municipio debe su nombre al patricio romano Lucainus, que se instaló durante la época hispanorromana en este bello y rico paraje, ubicado entre el Desierto de Tabernas y la bahía de Almería.
Con la invasión árabe, la agricultura prosperó gracias a sistemas de regadío que aún son visibles en la zona. Entonces, la villa estuvo rodeada de una muralla con seis torres que guardaban la torre principal, lugar de refugio durante los asedios, de ahí que se llamara Lucainena de las Siete Torres, posteriormente simplificada a Lucainena de las Torres. La localidad fue entregada a los Reyes Católicos en 1488.
En 1566 la localidad vivió uno de los episodios más singulares de su historia, cuando el pirata berberisco Omar al-ASkenn desembarcó en la playa de las Negras y atravesó las montañas para llegar hasta Lucainena, donde saqueó la población y se llevó a Argel a más de cien cristianos como rehenes para negociar un rescate.
El auge de la minería
Con la Revolución Industrial llegó el auge minero, que transformó la economía local con la explotación de minerales como el hierro. Los restos de esta época dorada, como los hornos de calcinación y antiguos cargaderos, siguen siendo parte fundamental del atractivo de Lucainena.
Hornos de calcinación de Lucainena de las Torres (Foto: Diputación Provincial de Almería)
Se construyeron ocho hornos de calcinación que hoy representan un importante patrimonio industrial y uno de los mayores atractivos turísticos del pueblo. Estas estructuras eran esenciales en el proceso de separación del hierro y permitían preparar el mineral para su envío por ferrocarril al puerto de Agua Amarga, en Carboneras.
Los antiguos hornos se presentan como un museo al aire libre, con paneles informativos que explican cómo la minería contribuyó al crecimiento del pueblo.
Los lavaderos y otros puntos de interés
Uno de los lugares más pintorescos de Lucainena es su lavadero público, un lugar histórico donde los habitantes del pueblo solían reunirse para lavar ropa y socializar. Este lavadero, de estructura rectangular y cubierto por una techumbre, fue restaurado para conservar este importante testimonio cultural. Desde allí hay, además, hermosas vistas panorámicas del pueblo y su entorno natural.
Otro lugar notable es la Iglesia de Nuestra Señora de Montesión, una iglesia blanca de estilo sencillo que fue construida en el siglo XVIII. Su torre de campanario y su ambiente acogedor hacen de ella un centro de encuentro espiritual y un elemento central del casco antiguo.
Vía Verde de Lucainena y rutas de la Sierra Alhamilla
Antigua estación de tren de Lucainena de las Torres, inicio de la Ruta Verde (Foto: Diputación Provincial de Almería)
La Vía Verde de Lucainena recorre el antiguo trazado ferroviario que transportaba minerales y ahora se ha transformado en una ruta apta para senderismo y ciclismo. El camino se inicia junto a la antigua estación del ferrocarril y llega hasta la denominada Venta del Pobre, perteneciente al municipio de Níjar, completando un total de algo más de 15 kilómetros. El trazado está dividido en tres partes cada una de aproximadamente 5 kilómetros.
La primera parte, que transcurre por el término municipal de Lucainena de las torres, pasa por la antigua torre vigía 'El Molinillo', único vestigio en pie de la antigua muralla, y los miradores de 'El Algarrobo' y 'El Saltador'.
Para los amantes de las caminatas más desafiantes, la Ruta del Mirador de la Cruz y las rutas hacia las cimas de la Sierra Alhamilla ofrecen vistas panorámicas que permiten divisar el pueblo y sus alrededores. Estas rutas atraviesan tanto zonas de matorral como bosques de alcornoques y pinos que se adaptan a la aridez del terreno, ofreciendo una experiencia única de contacto con la naturaleza.
Gastronomía de Lucainena
La gastronomía de Lucainena de las Torres incluye platos tradicionales como el gurullo con conejo, elaborado con pasta y carne, pelotas de maíz, perdiz en guiso. potaje de calabaza, potaje de trigo, potaje de tortas de bacalao, embutidos, sopa de ajo almeriense, pimentón o caldo colorao (especie de zarzuela de pescado), gazpachuelo a lo pobre, cocido en morcilla y gurullos (plato esencialmente campero consistente en migas de pan mojadas, escurridas y fritas en manteca de cerdo e ingredientes tales como ajos, chorizo y tocino entre otros).
Cuenta también con un amplio catálogo de dulces locales, como los roscos de anís, bollos de nata, hojaldres, empanadillas, alfajores de almendra y cuajao de almendras.
Un destino con encanto rural en Almería
Lucainena de las Torres es un destino que combina naturaleza, historia y tradición, un lugar donde el visitante puede conectar con la esencia andaluza en sus calles encaladas y descubrir la rica herencia minera de la Sierra Alhamilla. Tanto si buscas rutas naturales como experiencias gastronómicas, este pueblo almeriense ofrece una escapada completa para quienes desean conocer uno de los rincones más auténticos de Andalucía.