Que sentada en la taza del váter se te ocurren las mejores ideas debe ser un tópico más viejo que el propio señor Roca. Ahora se ha quedado totalmente desfasado. No solo gracias a la irrupción de los champús con copiosas descripciones (¡en varios idiomas!) sino también porque los millennials lo estropeamos todo, como ya se sabe, y hemos conseguido entrar con los smartphones en el baño. La expresión tan maternal de "estás que no cagas con eso" ha alcanzado su máximo significado. Pero, de verdad, ¿quién quiere pensar pudiendo hacer retweet?

Ese gran pequeño momento en la taza

No vamos a negar que sentarse en un váter abre un abanico de cientos de matices. Nunca te sientas ahí dos veces de la misma forma. Si lo haces probablemente estés teniendo un problema intestinal, como la diarrea, así que lo siento mucho. Pero, como iba diciendo, cada experiencia en el trono es única e intransferible, a la merced del momento exacto en que lo estás viviendo. En ocasiones, te dejas el smartphone lejos, no llegas a los champús ni tienes nada mejor que hacer que mirar el papel higiénico.

Los pequeños tesoros

Algo tan mundano como el papel higiénico puede ofrecer información muy importante. Los usuarios del baño reducen sus miserias más mundanas a cada hoja de papel. Y yo, personalmente personalmente, mirando el rollo de papel casi acabado de mi baño,  no puedo evitar preguntarme cómo es posible que mis compañeras de piso se limpien tantísimo el culo. Juraría que vamos a rollo de papel por día y medio. Echo cálculos con los dedos. Vuelvo a mirar la prueba del crimen de nuestras miserias humanas. Reviso mentalmente la última semana, prestando atención a los momentos clave. ¿Por qué nunca pensamos con detenimiento el sacro momento de limpiarse el culo? Doblo una hoja, luego otra, una más y otra. Con cuatro hojas de doble capa del rollo de papel de marca blanca habitual te queda una superfície fantástica. Entonces, ¿para qué más?

Lo que esconde el papel

Compartir piso es un show. Esa es mi conclusión. Esa y que es terrible sentarse en la taza sin tener algo entre las manos con lo que distraerte. Pero, ya que pagamos el papel a media, me gustaría saber qué uso le dan mis compañeras. Tal vez han descubierto algo increíble y yo me lo estoy perdiendo porque solo veo al papel higiénico como algo aburrido, blanco y anunciado por animales suaves.

[Aclaración]

Acaban de llegar muchos invitados a casa. Dicen que han estado por aquí todo el fin de semana, pero que no hemos coincidido. Están en mi casa como si fuera la suya: acaban de enseñarme dónde encontrar las tablas de cortar. Me estoy fijando, con fines periodísticos, si entran en el baño. Pero sobretodo en cómo lo hacen. ¡Con las manos vacías! ¿Se preguntarán, ellos también, por qué dura tan poco el papel? Imagen de Katharina en Pixabay de CC