En el poniente salmantino, a 30 kilómetros de Portugal, se alza Ciudad Rodrigo, una joya arquitectónica bañada por el río Águeda que ostenta el título de uno de los pueblos más bonitos de España. Esta ciudad, marcada por su pasado en tierras de disputa histórica, ofrece un panorama donde murallas, castillos y palacios van narrando al turista su importancia estratégica en el pasado. Su casco urbano, impregnado de una personalidad defensiva única, refleja la evolución de sus construcciones desde los tiempos antiguos hasta su crucial papel en la Guerra de la Independencia.

Declarada Conjunto Histórico Artístico en 1944, Ciudad Rodrigo invita a perderse en sus calles y plazas, descubriendo iglesias, conventos y palacios renacentistas que atestiguan su rica historia. Un paseo por esta ciudad revela su imponente herencia arquitectónica y también recuerda lo característico de sus tradiciones, como el Carnaval del Toro, una de las festividades más antiguas de España, donde el toro se convierte en el protagonista indiscutible.

El origen de Ciudad Rodrigo se remonta al Paleolítico, destacando de ese periodo los grabados rupestres de Siega Verde y estructuras megalíticas como dólmenes. Durante la Segunda Edad del Hierro, fue habitada por el pueblo vetón, y posteriormente, integrada en la provincia romana de Lusitania, dejando vestigios como las Tres Columnas. La repoblación en el siglo XII por Fernando II de León marcó un renacimiento de la ciudad, fortificándola y elevándola a obispado, convirtiéndose en un punto clave en varios conflictos militares, incluyendo la Guerra de Sucesión a la Corona de Castilla.

En el siglo XVI, Ciudad Rodrigo vivió su época dorada, a pesar de los desafíos que presentaba su ubicación fronteriza, como las guerras con Portugal. La Edad Contemporánea trajo consigo momentos críticos, especialmente durante la Guerra de la Independencia, en la que la ciudad sufrió dos asedios importantes. Los cambios del siglo XIX, como la desamortización de propiedades eclesiásticas, afectaron profundamente a la ciudad, que también experimentó episodios dramáticos en el siglo XX durante la Guerra Civil. En la actualidad, la ciudad ha potenciado el turismo gracias a su incalculable valor histórico y arquitectónico.

¿Qué ver en Ciudad Rodrigo?

Iniciando nuestro recorrido por Ciudad Rodrigo en la entrada de la localidad, nos encontramos con las Tres Columnas, imponentes reliquias de la época romana que dan la bienvenida a los turistas. Proseguimos hacia el Puente Mayor, un vestigio de la época romana que sirve como punto de partida de esta imponente ciudad. No muy lejos de allí, descubrimos el Verraco, una enigmática escultura de granito, de las más antiguas de la ciudad, situada en la zona del castillo.

Escultura de granito llamada el Verraco ubicada en la zona del castillo de Ciudad Rodrigo.

Escultura de granito llamada el Verraco ubicada en la zona del castillo de Ciudad Rodrigo.

Ascendiendo hacia la parte más alta de Ciudad Rodrigo, nos encontramos con el Alcázar Enrique II de Trastámara, una fortaleza del siglo XIV cuya torre del homenaje domina el paisaje. Desde allí, es posible realizar un paseo por el Adarve de la Muralla, una oportunidad única para apreciar el doble sistema defensivo medieval y las adaptaciones del siglo XVIII. Cerca de las murallas se encuentra el Cuartel de Artillería del siglo XVIII, que ahora alberga las oficinas de la Diputación Provincial, destacando por su arquitectura barroca y su portada con el escudo real.

El siguiente lugar de interés, quizás el más conocido de la ciudad, es la Catedral de Santa María, una auténtica joya arquitectónica que comenzó su construcción en el siglo XII. Esta catedral, dedicada a Nuestra Señora de Santa María, es un magnífico ejemplo del estilo románico de transición al gótico. De planta de cruz latina, con tres naves y un crucero, su interior es tan impresionante como su exterior. Las tres portadas son verdaderas obras de arte, especialmente la Portada del Enlosado y la Portada de las Cadenas, adornadas con esculturas y rosetones. En el interior, el coro y el claustro forman un cuadrado casi perfecto, ofreciendo una atmósfera de paz y belleza espiritual. Además, es posible ascender a la torre de la catedral, desde donde se obtienen vistas panorámicas de la ciudad.

Fachada de la Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo, Salamanca.

Fachada de la Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo, Salamanca.

Prosiguiendo con la arquitectura religiosa, visitamos la Iglesia de San Pedro y San Isidoro, un lugar que mezcla estilos románico-mudéjar y renacentista, destacando por su bóveda estrellada del siglo XVI. No muy lejos, la Iglesia del Sagrario o Capilla de Cerralbo, edificada en estilo herreriano, sorprende con su única nave y una impresionante cúpula. Cerca se encuentra el Palacio Episcopal, iniciado en el siglo XV y testigo de numerosas modificaciones históricas.

En nuestra ruta, también descubrimos los restos del Convento de San Francisco, donde solo quedan la capilla de los Centenos y de los Águilas, y el Hospital de La Pasión, un edificio construido sobre la antigua sinagoga de la ciudad, que hoy es parte de una residencia de ancianos. La Iglesia de San Agustín, del siglo XVI, nos ofrece una mezcla de estilos gótico y renacentista, funcionando actualmente como capilla del Colegio de Santa Teresa de Jesús.

Asimismo, nuestro recorrido por la arquitectura civil de Ciudad Rodrigo comienza con el Palacio de Los Águila, un emblema del siglo XVI con su portada renacentista y patio plateresco. La Plaza Mayor, el centro histórico y social de la ciudad, alberga el Ayuntamiento, un edificio del siglo XVI, junto con la Antigua Audiencia Real y el Palacio del Primer Marqués de Cerralbo. Continuamos hacia la Casa de Los Vázquez, un edificio del siglo XV que ahora funciona como Oficina de Correos, y luego hacia el Palacio de la Marquesa de Cartago y el Palacio de los Ávila y Tiedra (Montarco), todos ellos destacando por su arquitectura única.

El Palacio de los Cornejo, actualmente una Casa de Cultura, y el Palacio del Conde de Alba de Yeltes, ahora una sucursal bancaria, atestiguan el rico pasado de Ciudad Rodrigo. Finalmente, visitamos el Palacio de los Miranda Ocampo y la Casa de la Cadena, concluyendo así nuestro recorrido por esta ciudad histórica, que es un verdadero tapiz de épocas y estilos arquitectónicos.

El Carnaval del Toro, único y muy antiguo

El Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo, uno de los más antiguos de España, es una celebración tradicional del lugar que combina eventos taurinos y festividades callejeras que se llevan a cabo de manera habitual entre los meses de febrero y marzo. La historia de este carnaval se remonta al año 1418, habiendo resistido el paso del tiempo a pesar de sufrir multitud de restricciones y desafíos como la Guerra Civil Española. Es tal la relevancia cultural de esta fiesta que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional, lo que ha atraído a cientos de visitantes cada año que buscan disfrutar y participar.

Varias personas disfrazas participan en el encierro del Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo. EP

Varias personas disfrazas participan en el encierro del Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo. EP

Este carnaval se caracteriza por eventos como los encierros, donde los toros son conducidos por las calles, y el Encierro a Caballo, un acto que genera gran expectación donde jinetes expertos guían a los toros desde las dehesas hasta la ciudad. Otro evento distintivo es el Toro del Aguardiente, donde se reparte aguardiente a los asistentes antes de soltar al toro. Además, los actos callejeros incluyen el Campanazo que marca el inicio del carnaval, los desfiles, las carrozas y las actuaciones musicales, llenando la ciudad de jolgorio y color.

Gastronomía: embutidos y postres exquisitos

Por otra parte, la gastronomía de Ciudad Rodrigo es muy rica y variada y refleja la tradición culinaria de una zona particularmente rural. Los ingredientes básicos incluyen productos autóctonos como garbanzos, alubias, patatas y cebollas, complementados con productos de las huertas ribereñas como tomates, ajos, lechugas y pimientos. Estos elementos son fundamentales en la preparación de guisos tradicionales, que forman parte de la esencia de la cocina local. Asimismo, los mercados locales, como el de la Plaza del Buen Alcalde, ofrecen una amplia gama de estos productos frescos, manteniendo una tradición que se remonta a tiempos de los Reyes Católicos.

Las carnes de la región, especialmente el cerdo ibérico criado en las dehesas charras, son un pilar importante de la gastronomía del lugar. De este cerdo se obtienen embutidos y jamones de alta calidad, siendo la matanza del cerdo una tradición clave en toda la región. Además de los embutidos como el chorizo, salchichón, lomo y jamón, se destaca el farinato, un embutido característico de la zona. Los postres típicos, como los repelaos, el bollo maimón y las perronillas, complementan la experiencia culinaria, que puede ser acompañada por vinos regionales de las Arribes del Duero, Sierra de Francia o Sierra de Gata.

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