El coronavirus nos ha arrebatado disfrutar de los paisajes y la tranquilidad. Los destinos de cada comunidad autónoma han quedado muy acotados y esto provoca que la mayoría coincida en los pequeños entornos naturales de su alrededor, como por ejemplo en Madrid, que cada fin de semana se amontonan muchos madrileños en las carreteras para disfrutar del aire limpio y fresco de la sierra.

Aunque es pronto para pensar en coger el coche y poner rumbo a algún destino deseado, no lo es tanto para hacer un listado con los rincones que debes visitar al menos una vez en la vida, y que están dentro de España. Lo bueno de estos lugares es que no están, probablemente, muy alejados de tu residencia habitual así que no habrá impedimentos para descubrirlos muy pronto. No es un vaticinio cuando se anuncia que estas joyas naturales son un acierto absoluto que no dejan indiferente a nadie.

1. Mirador Meandro de Melero (Cáceres)

Meandro de Cáceres. Fuente: Portal Oficial de Turismo de España

Meandro que en las épocas de abundantes lluvias se convierte en un islote. Se encuentra en la frontera entre Cáceres y Salamanca, en la comarca de las Hurdes y en la Sierra de Gata.

En él se puede disfrutar de una panorámica increíble al río Alagón y a las sierras de alrededor con aves autóctonas de la zona como la cigüeña negra, el buitre negro y leonado o el águila calzada.

El pueblo más cercano es Riomalo de Abajo desde aquí se puede disfrutar del meandro por un sendero de unos 3 kilómetros hasta llegar al palco vip de este entorno, el Mirador De La Antigua.

Este lugar suele ser conocido por aquellos que visitan el bonito y acogedor pueblo de La Alberca, que tan solo queda a media hora en coche. 

2. Miradores en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca)

Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca). Fuente: Portal oficial Turismo de España

Este parque ha sido declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y fue uno de los primeros espacios naturales protegidos de Europa. Está compuesto por cuatro valles, a cual más impresionante: Escuaín, Añisclo, Ordesa y Pineta.

La ruta de los miradores más popular es la del valle de Ordesa y comienza en el pueblo de Torla. La ruta es dificultosa y tiene bastante desnivel. Desde el principio del camino hasta el final son 19 kilómetros. El esfuerzo merece la pena, aunque si se prefiere disfrutar tranquilo de los miradores y el valle se puede alquilar un taxi 4X4, principalmente si vas con niños, ya que recorrer el sendero no es fácil; estos son los únicos vehículos autorizados. El precio oscila entre 30-35 euros por persona, pero incluye la subida y la bajada a una hora acordada. Muchos suben temprano y piden ser recogidos por la tarde para disfrutar al máximo de este paraíso.

El único tramo que no es accesible para estos taxis es el del último mirador. Los miradores, por orden, son: Mirador del Molar, Mirador de Punta Acuta, Mirador O Tito Basto, el Mirador O Tito Basto o de Bacarizuela y el Mirador de Ziarrazils.

Otros lugares de interés del Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido son la pared del Tozal del Mallo, normalmente con atrevidos escaladores; la bonita Cascada del Estrecho; el Circo de Cotatuero con su pequeña catarata, unas vistas que dejan perplejo a cualquiera, Brecha de Rolando;  lago de Marboré, con perspectiva al glaciar y, sin olvidar, la Cola de Caballo, una de las cascadas más famosas de la zona con un entorno que reúne todo los elementos paisajísticos más bonitos que puede regalar la naturaleza: bosques frondosos e increíbles saltos de agua.

El desfiladero de las Cambras, en el valle de Añisclo, con su bonito puente de San Urbez y Fuente Termal de Puyarruego son también imprescindibles de ver. Para cualquier ruta de los cuatro valles es necesario llevar calzado y ropa adecuada además de portar víveres. En estas zonas no hay fuentes habilitadas con agua potable. 

Cabe recordar que el Macizo de Monte Perdido es el mayor conjunto montañoso calizo de Europa Occidental.

3. Miradores en el Hoces del río Duratón (Segovia) 

Hoces del río Duratón (Segovia)

Muy cerca de Madrid, en Segovia, se encuentra las Hoces del río Duratón. Un lugar inmerso de tranquilidad que se puede disfrutar desde los miradores encaramados sobre un risco vertiginoso o desde su interior, recorriendo el cauce del río Duratón, un afluente del Duero.

Los más osados prefieren deleitarse de las vistas haciendo piragüismo, aunque no es una tarea fácil, el intento no defrauda nunca. Además, de esta forma se puede observar de cerca la colonia de buitres leonados que habitan en este territorio, que es considerada la mayor de Europa.

El balcón más visitado para apreciar este paraje es la Ermita de San Frutos, que además cada octubre, salvo el año pasado por la pandemia, se celebra una multitudinaria misa a mediodía para honrar al patrón San Frutos y llevar a cabo algunas tradiciones muy peculiares. Por ejemplo, la de dar tres vueltas a la piedra situada bajo el altar para quedar protegido contra hernias.

Desde el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, en ruinas y que en su día solo fue habitado por monjes, también quedas maravillado con la panorámica. Solo se puede acceder a él cuando el Duratón tiene poco caudal.