Hay muchas maneras de conseguir ligar con alguien: las hay geniales, buenas, malas, fatales y luego está el acoso y derribo, que no debería ni ser considerada una técnica de ligue, sino una muestra de orgullo estúpido totalmente innecesaria.

Primero, el contexto.

Estáis en uno de esos lugares en los que la gente, por mucho que lo niegue, va a ligar: un bar con mojitos y que cierra tarde, una discoteca, un sitio con sofás que ni siquiera sabes qué nombre llevará en la ordenanza municipal. Estáis ahí, pasando un buen tiempo, conociendo gente; amigos de amigos o tal vez alguien con quien te hayas topado de camino al baño. O, puede ser, en la barra, donde te has apoyado para pedir algo y alguien choca tu hombro. Os miráis, os sonreís y notáis el feeling. Cómo te llamas, no te había visto por aquí, quieres bailar, todas esas preguntas obligatorias para conoceros un poco mejor. Definitivamente, ahí hay química. via GIPHY Pero por el motivo que sea, la noche acaba ahí y nada ha ocurrido algo. ¡Pero! Esa persona tiene una forma de mantener el contacto incluso después de una noche en la que no pasó nada: facebook, whatsapp, etc. Bendito internet. A la mañana siguiente, cuando aún estás aprendiendo a pronunciar "resaca" con la boca seca, recibes un mensaje: El primer mensaje que abre la veda de acoso.

Punto número uno: Acoso

El arte del acoso y derribo es un deporte de ecuestre que consiste, básicamente, en dañar a un toro. La primera fase se construye a base de molestar tanto al toro que se le debilita. En resumen, se le acosa hasta que el toro no aguanta más. Pues la primera fase que realizan algunos listos en el arte de ligar consiste en acosar. Así que ahí tenemos a nuestro Romeo escribiendo un primer mensaje de cientos: Hola ;) (guiño, ¡guiño!). Es normal contestar al primer mensaje, al segundo y al que suma treinta. También es normal NO CONTESTAR cuando en ese mismo día te ha mandado INCONTABLES mensajes, reventando a tu pobre móvil; y si no le prestas atención te lloriquea "porque no le haces caso". via GIPHY Llega un punto en el que te quedas loca. No entiendes de qué va esa persona que de repente se ha tomado la libertad de considerar que tú le debes una atención determinada y que debes estar pendiente del móvil todo el rato, pues tu única misión en esta vida es esa conversación de whatsapp. Y el mundo explota cuando llegan los apelativos cariñosos totalmente innecesarios. Un guapa entra bien; un cariño te lo tomas a risas, pero un cielito... CIELITO ¿DE VERDAD? via GIPHY

Punto número 2: Derribo

Según los mensajes siguen llegando, maldices el día que decidiste hacerle caso a esta persona que reclama constantemente tu atención, como si no existiera nada más en el mundo que vosotros dos, cuando apenas recuerdas su nombre (y ya ni hablar de saber quién es). Te cansas, mucho, de lo que te está contando y de lo que quiere y de cómo lo quiere y de cuándo lo quiere y... BASTA. Con la mano levantada le dices "hasta luego Maricarmen" Pero esa noche, de casualidad, sales y te encuentras a esa persona. Sabes que te ha rayado y te pones un poco tonta, te sientes un poco así... como débil ¡y el acoso y derribo ha funcionado!

Ahora, la verdad

No, la verdad es que el acoso y derribo no ha funcionado, ¡nunca lo hace! Es horrible que alguien se te eche encima e insista e insista hasta el fin de los tiempos, como si tú le debieras lo más mínimo por haber tenido rollete en un momento determinado. Así que, si por un momento, un solo segundo, alguien piensa que está técnica de ligue es realmente para ligar, está bien que le recuerde que no es más que una manera de demostrar que aún queda mucho por hacer, por entender, por trabajar en el campo amoroso. Que lo de "conquistar" es muy 1492, ahora lo que se lleva es conectar (el WIFI, por favor). Nunca un interés excesivo es bueno, pues evoluciona a algo más que interés y pasa al campo de la obsesión o de la necesidad, que saca a relucir problemas que poco tienen que ver con la persona con la que ligas. via GIPHY Al final, si está hecho para rodar, rodará. Aunque parezca un anuncio barato, todo fluye. De verdad, que ligar es un juego, no una competición. Imagen de Tú Anh en Pixabay de CC