Hacer la compra se ha convertido en un reto para muchas familias. Con la subida general de precios y una pérdida de poder adquisitivo en numerosos hogares, controlar el gasto en alimentación se ha vuelto más importante que nunca. Comprar sin planificar puede llevar a llenar el carro con productos innecesarios y desequilibrar el presupuesto mensual.

Una de las mejores formas de evitar estos desajustes es organizarse antes de salir de casa. Pensar con antelación qué se va a cocinar durante la semana permite hacer una lista más concreta y ajustada a lo que realmente se necesita. Así se evitan duplicidades, se aprovechan mejor los productos que ya hay en la despensa y se reduce el desperdicio de alimentos.

Evitar compras impulsivas y apostar por básicos duraderos

Las compras por impulso suelen responder más a deseos momentáneos que a necesidades reales. Para evitarlas, conviene hacer la compra con una lista ya preparada y ceñirse a ella lo máximo posible. Algunos alimentos básicos de larga duración pueden facilitar este tipo de organización: legumbres secas, arroz, pasta integral, huevos, conservas sin cocinar o pescado en lata, si se consumen proteínas animales.

Aunque los productos más económicos en apariencia suelen ser los ultraprocesados, conviene no perder de vista el impacto que tienen en la salud. Siempre que sea posible, es preferible optar por ingredientes frescos y poco elaborados, que además se pueden adaptar a diferentes recetas a lo largo de la semana.

Aprovechar los productos de temporada y reducir envases

Consumir frutas y verduras de temporada es otra estrategia para ahorrar. Al encontrarse en su punto máximo de producción, su precio suele ser más bajo y su calidad más alta. Además, elegir productos de temporada también implica una menor huella ambiental.

Si se tiene acceso a mercados locales o tiendas de barrio, comprar directamente a productores o en circuitos cortos puede ser una opción más sostenible. Muchas de estas alternativas ofrecen también alimentos a granel, lo que permite ajustar mejor las cantidades y reducir el uso de envases desechables.

Las proteínas vegetales, una opción más barata y sostenible

Incorporar proteínas de origen vegetal a la dieta no solo es beneficioso desde el punto de vista ambiental, también puede ayudar a reducir el gasto. Alubias, lentejas, garbanzos, tofu o soja texturizada son productos versátiles y asequibles. Aprender a cocinar con ellos puede ampliar el repertorio de recetas sin necesidad de aumentar el presupuesto.

Comparar precios entre supermercados y aprovechar descuentos reales

Otra forma de ahorrar es comparar los precios de los productos habituales en distintos supermercados, tanto físicos como online. A veces, un mismo artículo puede variar bastante de precio según la tienda. Además, es importante estar atentos a las promociones, pero también revisar si realmente suponen un ahorro o si son una estrategia para vender más cantidad. Las ofertas por volumen, por ejemplo, solo compensan si se trata de productos que realmente se van a consumir antes de que caduquen.

En definitiva, con un poco de planificación y algunos cambios de hábito, es posible hacer la compra de forma más eficiente, cuidando tanto el bolsillo como la alimentación diaria.