Estar sentado o inactivo durante mucho tiempo incrementa el riesgo de que se formen coágulos en las venas profundas. Estos coágulos pueden desplazarse hasta los pulmones y causar una embolia pulmonar.

“Un modo de vida saludable favorece la circulación de la sangre y, por lo tanto, reduce el riesgo de coágulos”, explica la cardióloga Jayne Morgan, vicepresidenta de asuntos médicos en Hello Heart, en declaraciones a Parade. Recomienda moverse unos minutos cada hora para evitar la inmovilidad prolongada.

El doctor Mohanakrishnan Sathyamoorthy, presidente del departamento de medicina interna en la TCU Burnett School of Medicine, añade que “el ejercicio activa los músculos y previene la estasis venosa, una acumulación de sangre en las piernas que es una de las principales causas de coágulos”.

Tipos de trombosis y síntomas

Los coágulos sanguíneos se forman cuando la sangre se solidifica. Este mecanismo es normal en caso de lesión, pero peligroso si ocurre sin causa aparente dentro de un vaso sanguíneo. Generalmente se desarrollan en las piernas y pueden originar una trombosis venosa.

Existen dos tipos principales: la trombosis venosa superficial, que afecta a venas pequeñas y suele provocar dolor local sin complicaciones graves; y la trombosis venosa profunda, o flebitis, más peligrosa, ya que el coágulo puede llegar a los pulmones y causar una embolia pulmonar.

Entre las señales de alerta se incluyen dolor o molestia en un gemelo, inflamación, calor en la zona y cambios de color en la piel. En los casos graves, puede presentarse dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos con sangre o mareos, síntomas que requieren atención médica inmediata.

Medidas de prevención

Los expertos en salud aseguran que la mejor manera de previr es incorporando en la vida diaria los siguientes aspectos:

  1. Moverse con frecuencia: En viajes largos, reuniones o jornadas de teletrabajo, es importante levantarse y caminar regularmente. El cardiólogo Peter Kowey, profesor en la Universidad Thomas Jefferson, aconseja pasear por el pasillo del avión cada dos horas o hacer pausas activas en la oficina. Subir escaleras, caminar mientras se habla por teléfono o dar un paseo en la pausa de comida son gestos sencillos y efectivos.
  2. Mantenerse hidratado: La deshidratación, especialmente en épocas de calor, aumenta la densidad de la sangre y el riesgo de coágulos. Beber agua durante el día ayuda a mantener una buena circulación.
  3. Conocer los factores de riesgo: Tienen mayor probabilidad de desarrollar coágulos las personas con sobrepeso, diabetes, edad avanzada, embarazo, inmovilidad prolongada o hábito de fumar.
  4. Consultar ante síntomas sospechosos: “Existen pruebas simples y no invasivas para diagnosticar una flebitis o una embolia pulmonar”, recuerda Kowey. Si se confirma el diagnóstico, el tratamiento habitual consiste en anticoagulantes durante semanas o meses para prevenir nuevos episodios.