Montarse en una bicicleta puede parecer una acción sencilla y habitual, algo que forma parte del día a día de muchas personas. Sin embargo, lo que quizá no te hayas planteado es que, al hacerlo, estás optando por una de las maneras más eficientes de ejercitarte. Pedalear implica un esfuerzo físico menor que caminar, pero con un rendimiento mucho más alto.
De hecho, según especialistas en biomecánica, esta práctica puede ser hasta cuatro veces más eficaz que andar y hasta ocho veces más eficiente que caminar. Una elección que combina comodidad y efectividad sin que apenas te des cuenta.
¿Por qué cansa menos que caminar?
La clave está en cómo funciona nuestro cuerpo al movernos. Al caminar o correr, las piernas se balancean hacia delante en un movimiento amplio y constante.Este esfuerzo de levantar el peso de nuestras extremidades una y otra vez requiere mucha energía. Además, con cada paso, nuestros pies golpean el suelo, lo que genera pequeñas pérdidas de energía y fatiga.
En cambio, al ir en bicicleta, las piernas hacen un movimiento circular más compacto. "Las piernas realizan un movimiento circular mucho más pequeño. En lugar de balancear todo el peso de las piernas con cada paso, simplemente rotas los muslos y las pantorrillas mediante un ciclo de pedaleo compacto. El ahorro de energía se nota de inmediato", explica Anthony Blazevich, profesor de la Edith Cowan University en un artículo publicado en el diario The Independent.
Otro de los grandes secretos de la bicicleta es su sistema de marchas. Nuestros músculos trabajan mejor cuando no se ven forzados a moverse demasiado rápido. Las marchas permiten ajustar el esfuerzo para que los músculos funcionen siempre en su “zona óptima”, sin agotarse. Es como tener un entrenador personal que regula la carga de trabajo mientras tú pedaleas.

No solo bueno para tu cuerpo: el ciclismo también es genial para tu salud mental
Mas allá de los beneficios anteriormente mencionados para la salud del cuerpo, también es importante señalar los beneficios que tiene el ciclismo para la salud mental. Así, según explica la Real Federación Española de Ciclismo, pedalear también tiene beneficios notables. Al mejorar la oxigenación del cerebro, favorece una mente más clara y pensamientos más ágiles.
Además, se considera una actividad que potencia el bienestar emocional: al practicarla, el cuerpo libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Este efecto natural actúa como un antidepresivo, reduciendo el riesgo de padecer ansiedad o depresión. Por este motivo, incorporar el ciclismo a la rutina diaria no solo mejora el estado de ánimo, sino que también promueve actitudes más optimistas y facilita la conexión con otras personas. En este sentido, ayuda a rebajar la tensión emocional y la agresividad, favoreciendo relaciones sociales más sanas y equilibradas.
En todo tanto, si lo tuyo no es el ciclismo, pero te gusta caminar, no dejes de hacerlo porque también tiene sus puntos fuertes. Por ejemplo, según explica Olivia Amato, entrenadora personal certificada, "caminar sin duda puede mejorar tu resistencia y aguante, dependiendo del tipo de caminata y la duración. Por ejemplo, la marcha rápida es una excelente manera de aumentar tu resistencia".