Vivimos una racha espantosa en lo que a violencia de género atañe. Si una sola mujer asesinada ya es un fracaso del sistema, un número de víctimas como el de estas últimas semanas es un fracaso de proporciones cósmicas. Un fracaso para el que no hay soluciones mágicas, aunque siempre haya alguien que pretenda vendérnoslas. Como si fuera fácil.

Así, escuchábamos hace nada la propuesta de un ministro consistente en informar a las mujeres que tuvieran una relación con quien fue maltratador de otra mujer de esta circunstancia. No dudo de su buena intención, pero adolece de un desconocimiento de la complejidad del problema que resulta evidente a quienes convivimos profesionalmente con él.

La violencia de género no se parece a ningún otro delito, de ahí que requiera un tratamiento individualizado. Y, por eso, lo que funcionaría para cualquier delito, no tiene por qué funcionar en este. Si le dices a un empresario que el muchacho que acaba de contratar fue condenado por meter mano en la caja en su anterior empleo, lo más probable sería que se deshiciera de él, aunque la información chocaría con cosas como el derecho a la reinserción o la protección de datos. Pero si informas a una mujer de que su novio fue un maltratador, su reacción puede no tener nada que ver con la del empresario. Junto a la mujer que haría lo que espera el ministro, darle puerta, está aquella que está convencida de que ella va a conseguir que él cambie, y la de aquella otra que, por la razón que sea, no está dispuesta a denunciarlo, aunque ya le estuviera maltratando.

Y es que muchas veces olvidamos que uno de los mayores problemas de la violencia machista es, precisamente, la falta de denuncia. Cada día nos encontramos con mujeres que se niegan a declarar contra su maltratador a pesar de haber recibido una paliza de padre y muy señor mío. Y eso, cuando tenemos conocimiento por otro medio de la existencia de hechos, porque gran parte de ellos jamás han tenido entrada en un juzgado. ¿Podemos pensar que estas mujeres, que no son capaces de denunciar a quien las está machacando, reaccionarían de otro modo de tener información? Difícil.

Otra duda que me surge es en qué momento se informaría de esta circunstancia, porque veo imposible conocer todas las relaciones de pareja que se inician cada día y, si es cuando van al juzgado, ya hemos llegado tarde.

Así que sigamos trabajando, No hay fórmulas mágicas, pero todo suma. Y no podemos bajar la guardia