Con la política monetaria secuestrada por Trichet, es imposible atajar la situación con una de esas devaluaciones que tanto sufrió la peseta. Y visto que el horno no está para bollos como para que los trabajadores actuales acepten bajarse el salario voluntariamente, mejor obligar a los del futuro sin que se den cuenta.

Así, en la Comunidad de Madrid no deben estar muy contentos con que uno de cada cuatro alumnos madrileños sea un fracasado escolar y han puesto toda la carne en el asador para que la cifra suba un poco más: 3.000 profesores interinos que engrosarán la lista del paro (esa de la que Zapatero es, supuestamente, el principal culpable) y profesores fijos que ahora tendrán que trabajar más horas, aunque, eso sí, subidos a una tarima gracias a la lideresa.

Por si en la adolescencia la escuela fuese ya poco atractiva, Aguirre se ha empeñado en que los alumnos ahora estén más hacinados (es lo que tiene echar a profesores mientras que suben las nuevas matrículas) y con profesores incapaces de poder atender sus necesidades correctamente. El resultado tardará en verse (y quizás pueda echarse la culpa al socialista de turno que le toque gobernar), pero todo apunta a que los recortes educativos de los gobiernos del PP en Madrid, Galicia, Valencia y Castilla-La Mancha serán las incubadoras de los fracasados escolares del futuro.

Y esta, y no otra, es la “varita mágica” que parece esconder Mariano Rajoy. Porque cualquier ignorante podría pensar que los fracasados escolares no tienen otro destino que el INEM, pero eso es ahora que no gobierna el líder del PP. Cuando el gallego esté en La Moncloa volverá a llover el maná crediticio, los españoles saldrán de sus madrigueras en busca de vivienda nueva a golpe de desgravación fiscal y las playas volverán a llenarse de alemanes y suecas. Y entonces, sólo entonces, volverá a haber hordas de jóvenes que matarán por poner ladrillos en Marina D’Or o servir sangría en Benidorm. I+D+i= Importa más desgravar que innovar.

Marcos Paradinas es redactor jefe de El Plural