La derecha (PP y Vox) se opone a la tasa turística y donde han llegado al gobierno una de las primeras medidas ha sido la derogación del citado impuesto como ha ocurrido en la Comunidad Valenciana. En las grandes ciudades donde gobiernan, como es el caso de Sevilla, rechazan su implantación o proponen que sea una tasa finalista que vaya destinada directamente al sector horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías).

Pero, detrás de su tradicional postura de negar cualquier aumento de la fiscalidad por pequeño que sea, se oculta una contradicción y un engaño como se pone de manifiesto en Andalucía. Aquí, la Junta ha anunciado su proyecto de terminar con la gratuidad del acceso a los museos y monumentos para los ciudadanos españoles y comunitarios con el argumento de contribuir a su conservación y mejora. Por su parte, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (PP) ha propuesto cobrar por acceder a la Plaza de España, un espacio público en el interior del Parque de María Luisa.

Lo que a primera vista puede parecer una incoherencia o contradicción más, constituye un engaño a la ciudadanía porque al final se le hace pagar lo que hasta ahora era gratuito, se privatiza la gestión del acceso a bienes que son públicos y se esconde el hecho de que el desbordado impacto del turismo de masas en los servicios públicos (seguridad, limpieza viaria...) lo pagamos entre todos, mientras los beneficios van para los empresarios de la hostelería de los centros de las grandes ciudades. Ellos hacen el negocio y los servicios necesarios los costeamos usted y yo.Qué listos.

Este fin de semana, Sevilla ha registrado un lleno absoluto con motivo de la final de la Copa del Rey entre el Athletic de Bilbao y el Mallorca, pero se ha visto desbordada porque solo la mitad de los aficionados bilbaínos y mallorquines desplazados tenían entrada para el encuentro. El resto ha deambulado por la ciudad porque no había terrazas suficientes, ni servicios para absorber tal afluencia.

Los ayuntamientos se jactan tras cada evento multitudinario en sus ciudades de los ingresos obtenidos por el sector horeca, pero se callan los gastos causados a las arcas municipales en seguridad, limpieza, cortes de tráfico, horas extras abonadas y horas perdidas en atascos y desvíos... que salen de nuestros impuestos. Y sin contar los gastos que asume el Gobierno de España (policías nacionales, unidades antidisturbios, helicópteros).

Sean razonables, cargos electos y cargos públicos de PP y Vox, y asuman que la tasa turística, implantada en buena parte de Europa sin que nadie haya dejado de ir por eso, es un sensato recurso para amortiguar el impacto del turismo masivo en las grandes ciudades y zonas saturadas del litoral. Sean, también, transparentes y publiquen el gasto público que supone cada evento de masas, sea deportivo, religioso o simplemente festivo, en las cuentas de cada municipio. La paciente y sufrida ciudadanía lo agradecerá y el bien común se impondrá.