Mariano Rajoy no puede escribir memorias  “en vida” de su presencia en altos cargos, incluido el de vicepresidente en el gobierno Aznar.

Sería muy interesante que nos contara, por ejemplo,  sus reflexiones sobre la guerra de Irak, sobre el desastre del “Prestige” o acerca de la boda de Ana Botella. Mucho más interesante que sus experiencias como registrador de la propiedad.

La biografía que presentó ayer en el Hotel Intercontinental con ilustre acompañamiento y cuyo contenido adelantó ELPLURAL.COM  aporta algún dato biográfico que aunque de escasa entidad resulta apreciable dado el desconocimiento que tenemos de su persona.

Pero está claro que su libro que ha titulado En Confianza no es en sentido estricto una autobiografía sino algo parecido a un cartel electoral.

Se presenta el candidato del Partido Popular como hombre sensato, razonable, calmado, pensativo, dialogante y constructivo, un hombre esforzado en buscar más lo que une que lo que nos separa.

La publicación de En Confianza parece destinado a generarla, consciente  de que su persona está peor valorada por los ciudadanos que su partido.

Es lo contrario del análisis que se hace en el cuartel electoral de los socialistas en el que se estima que en lo único que ganan al PP es en la calidad de su candidato.

De ahí que en sus videos de campaña se haya acuñado el lema: “Con Rubalcaba, si”, ocultando las gloriosas siglas de su partido. Justamente lo contrario de lo que tiene que hacer el candidato popular que es envolverse en la gaviota azul y en la doble pe.

Ayer, Carles Francino entrevistó a Mariano Rajoy en la Cadena SER y en ella el gallego hizo alguna revelación sobre sus intenciones.

Tras escucharle atentamente me confirmo en mi impresión de que en lo que más confía para afrontar la crisis es en lo que da título al libro, en el convencimiento de que irradiará confianza  y que esta nos sacará del agujero.

¿Hay algo más? Ha formulado algunas precisiones interesantes sobre sus intenciones fiscales, como la reducción en cinco puntos del impuesto de sociedades para las pequeñas y medianas empresas; el retraso del pago del IVA hasta que el empresario no cobra las facturas y “adaptar” los módulos fiscales de los autónomos, pero asegura que no tocará ni el IVA ni el IRPF.

Despotrica el gallego contra el impuesto sobre el patrimonio repuesto por Zapatero pero no asegura taxativamente que lo eliminaría al llegar al poder.

Tampoco creo que cancele las reformas laborales del leonés sino que me malicio que convertirá en permanentes las que Zapatero ha establecido temporalmente, como el encadenamiento de los contratos temporales.

El candidato popular se ha despojado de alguna ropa pero sigue siendo más lo que oculta que lo que pregona.

José García Abad es periodista y analista político