Más allá del incuestionable triunfo del PP, y en concreto de Mariano Rajoy, más allá también de los ligeros descensos tanto en escaños como en votos de PSOE y C’s, el gran derrotado en estas elecciones ha sido, sin ningún género de dudas, la coalición Unidos Podemos, y de un modo especial Pablo Iglesias y Alberto Garzón.

UP ha logrado mantener la misma suma de escaños que IU, Podemos y todas sus confluencias consiguieron el 20D, pero se han dejado por el camino más de un millón de votos y, lo que sin duda es mucho peor para su estrategia política, de nuevo se han visto superados por el PSOE, tanto en escaños como en votos.

El tan cacareado sorpasso ha quedado en nada. El PSOE sigue siendo el gran referente de la izquierda en España, la formación que sigue concitando la confianza del mayor número de votantes progresistas. Esto es así, por mucho que les duela no solo a los líderes, militantes y votantes de UP sino también a todos sus muchos propagandistas mediáticos.

Este 26J no solo no ha marcado el nuevo retroceso de los dos grandes partidos españoles sino que ha resucitado el bipartidismo imperfecto que ha caracterizado a nuestro sistema parlamentario desde 1977. PP y PSOE suman más del 55% de los sufragios y copan casi los dos tercios del Congreso de Diputados. UP y C’s suman solo 103 escaños y apenas superan el 34% de los votos.

¡Qué error, qué inmenso error cometieron las gentes de Podemos, IU y sus confluencias cuando, después del 20D, desoyeron la oferta que les hizo Pedro Sánchez!

El tancredismo de Rajoy le ha valido una victoria clara, rotunda pero insuficiente. Con el 33% de sufragios y 137 escaños, el PP lo va a tener difícil tanto para investir de nuevo a Rajoy, e incluso a cualquier otro candidato del propio PP, como para garantizarse la estabilidad parlamentaria necesaria para gobernar en estos tiempos de tantas y tan graves turbulencias económicas y políticos. Incluso con el apoyo de C’s, por ahora incierto, suma solo 169 escaños, y si a ellos se les añaden los de PNV y CC, que ya es mucho sumar, quedaría con 175 votos en el Congreso, sin conseguir la mayoría absoluta.

Parece que no puede haber ninguna alternativa a la continuidad del PP en el Gobierno. Pero quien lo decidirá es el PSOE, que ha repetido hasta la saciedad, incluso conocidos ya los resultados, que ni por activa ni por pasiva facilitará esta continuidad, sea cual sea quien proponga el PP como candidato. Descartados por completo los apoyos de ERC, CDC y EHBildu, entramos en tierra incógnita, en un territorio desconocido que puede depararnos muchas sorpresas. Sin descartar la de unas terceras elecciones, en modo alguno deseables.

Visto lo visto, con estos resultados ya irrefutables, queda claro que el electorado del PP es completamente inmune a los numerosos casos de corrupción sistémica de este partido, que no solo aumenta a nivel nacional con 14 escaños más sino que crece en apoyos en Valencia, Madrid, Baleares y Castilla-León, cuatro de sus principales centros de corrupción. El electorado del PP es inmune también a un escándalo como el protagonizado por el ministro de Interior con el jefe de la Oficina Antifraude de la Generalitat, ya que incluso en Cataluña este partido ha avanzado ligeramente sus posiciones. Ni que decir tiene que los votantes del PP, además de ser inmunes a todo ello, no deben tener objeción alguna a las políticas de austericidio y recortes de todo tipo en sanidad, educación, dependencia, libertades públicas, cultura…

Es un dato a retener, que refleja a la perfección la tendencia conservadora de un electorado que se ha refugiado en el PP ante lo que representaba UP y su anunciado y no materializado “sorpasso”. La polarización extrema entre PP y UP tiene un vencedor claro, el PP, y un perdedor también muy claro, UP.

¡Qué error, qué inmenso error cometieron las gentes de Podemos, IU y sus confluencias cuando, después del 20D, desoyeron la oferta que les hizo Pedro Sánchez en nombre del PSOE para que se sumaran a su investidura como presidente de un gobierno de cambio! No solo se ha perdido más de medio año sin gobierno sino que, encima, ahora el PP tiene muchas más posibilidades de continuar en el gobierno, con o sin Mariano Rajoy como presidente.

Existe, no obstante, una última aunque nada probable posibilidad de rectificar

Existe, no obstante, una última aunque nada probable posibilidad de rectificar. Si se formulase ahora una propuesta de gobierno de cambio como la que Pedro Sánchez hizo tras el 20D –esto es, la de una votación de su investidura con los apoyos ahora de UP y C’s-, la suma resultante daría una amplia mayoría absoluta de 188 votos frente a los 137 votos del PP y las más que probables abstenciones o votos en contra de los 25 diputados restantes.

Imposible no es, al menos aritméticamente. Es políticamente muy improbable y no sé si deseable. Pero también resulta imposible que el PP, incluso con el nada seguro apoyo de C’S e incluso de PNV y CC, con a lo sumo 175 votos, pueda superar los 175 votos en contra de PSOE, UP, ERC, CDC y EHBildu.

¿Estamos condenados a unas terceras elecciones? ¿Estamos ante un callejón sin salida, metidos en un interminable día de la marmota?

En cualquier caso, y aunque ya sabemos que es inútil llorar sobre la leche derramada, amigos, conocidos y saludados de Podemos, IU y todas sus confluencias, ¡qué error, qué inmenso error!