Si hay algo que concita o debería concitar un espacio común de construcción y diálogo, es la cultura. Mientras estamos inmersos en el Congreso de la Lengua en Cádiz, con importantes presencias y ausencias del mundo político y literario del español, se da la coincidencia de otra serie de eventos que ponen el foco sobre la cultura en español. En el día Mundial del teatro arrancaban los “Premios Talía”, primera edición de unos premios creados por la Academia de Artes Escénicas de España, que aspiran a consolidarse como referente de los premios de las Artes Escénicas en España. Conseguido el foco mediático, la calidad del acto no exento de emoción, como el premio Talía de Honor a toda una vida a Lola Herrera, en una gala en la que arrasó la producción del actor y productor Antonio Banderas, y una pieza exquisita como trofeo, del joven artista joven y de enorme proyección, José Luis Puche. Felicitarnos todos por esta iniciativa, con nombre de mujer, aunque sea la mítica musa de la comedia.

Hace sólo una semana, en Málaga, se fallaban los premios Andalucía de la crítica, que distinguían en dos de sus tres categorías, el trabajo de las escritoras. Puede ser que se cansen algunos de oír este argumento pero, lo cierto es que, en los palmarés literarios, también existe un enorme déficit de nombres de autoras. Tal vez el hecho de que por primera vez la presidencia de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios esté ocupada por una mujer, la profesora Remedios Sánchez, excepción que todavía a alguno le pone nervioso, marque una línea distintiva de lo que pueden y deben empezar a ser, en paridad de calidad intelectual, estos premios de los que otros debieran tomar ejemplo.  El Jurado, constituido por figuras relevantes de las letras, la docencia y la crítica, como Francisco Morales Lomas, Antonio Hernández, Ángel Basanta, Manuel Gahete, José Sarria, Rosa Romojaro, Elena Barroso, José M.ª Barrera, Raquel Lanseros, Francisco Huelva, José Cabrera Martos, José Antonio Muñoz, Amelia Castilla, Elvira Navarro, María Rosal Nadales, entre otros, y la presidenta de la Asociación, Remedios Sánchez,  concedió el XXIX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA en sus tres modalidades (poesía, novela y relato) a las siguientes obras: XXIX PREMIO ANDALUCÍA DE LA CRÍTICA DE POESÍA, a SOÑAR CON BICICLETAS de la poeta cordobesa Ángeles Mora atendiendo a que nos sumerge, “desde la sugerencia semántica y rítmica  que supone el mismo heptasílabo del título, en un proceso cognoscitivo de lo real en el último medio siglo a partir de la construcción y desconstrucción del sujeto individual y colectivo, especialmente femenino. Todo ello catalizado a partir de la experiencia vital sentimental, intelectual y moral de la autora que, como el pequeño Bruno de Ladrón de bicicletas, logra salvarse y salvarnos ante la intemperie de la soledad, de las fronteras, de las huellas y de las cicatrices mediante el compromiso y la comunicación a través de una polifonía en cuatro movimientos  que nos conciencia y emociona mientras caminamos perdidos entre la multitud y la levedad.” El XXIX PREMIO ANDALUCIA DE LA CRITICA DE NARRATIVA a la novela LA FAMILIA, obra de la novelista sevillana Sara Mesa, por considerar que “supone un poderoso entramado suculento de situaciones familiares y simbólicos personajes que nos permiten entrar en un mundo ciertamente alucinatorio, en el que existe un discurso irracional con todo un corolario de actos peregrinos, construidos con leves trazos, gran soltura y enorme capacidad sintética, para avanzar en la narración desde los elementos más cotidianos engarzados con suma habilidad narrativa”; y, finalmente, para que no se diga que se hace discriminación positiva, el XXIX PREMIO ANDALUCIA DE LA CRITICA DE RELATO, a EL MIRADOR DE LOS PEREZOSOS, cuyo autor es el malagueño Sergio Barce, autor de orígenes y referencias biográficas marroquíes, nacido en Larache,  por entender que “nos describe un mundo de entendimiento amable entre diferentes culturas, demostrando que es posible un humanismo solidario entre religiones y diferentes formas de entender el mundo, que quedan perfectamente reflejadas en los relatos que componen la obra, con un estilo sobrio y riguroso, como lleva demostrando en sus últimas obras literarias”. En este mes de la Mujer que termina, no está de más destacar iniciativas culturales que hacen destacar el trabajo en excelencia de las mujeres. Como demuestran los hechos, el feminismo, y hablo como feminista convencido, no discrimina, o no es feminismo, y construye, como la cultura, puentes de futuro y de esperanza como especie, desde un presente tan incierto como volátil.