O también en su peculiar convento. Ni corta ni perezosa, la lideresa, que vuelve a estar encumbrada, como le sucedió tras las elecciones de 2008, no desaprovechó la oportunidad y le dio unos cuantos cachetillos a don Mariano Rajoy


¡Vaya si lo hizo!
Dijo que no quería “criticar al Gobierno”, pero sí lo hizo, claro que lo hizo. ¡Vaya si lo hizo! Le dio la presidenta de la autonomía de Madrid -ella que predica la necesidad de cepillarse  las autonomías- unas  cuantas lecciones a Rajoy de cómo hacer las cosas. Aguirre es así, impertinente y lenguaraz sin complejos.

Su querido Rajoy
Cuando decía que no criticaría al Gobierno, la verdad es que ya estaba criticando a su querido Rajoy. Subrayó que no se está recortando “lo suficiente y que las reformas van algo lentas, no desde luego todo lo contrario”.

Alergia a los impuestos
No bendijo, ni mucho menos, la subida del IRPF. Tiene alergia profunda  al incremento de los impuestos. Presume de su neoliberalismo y le irrita el socialismo, no digamos el comunismo y la izquierda en general. “Es lo del IRPF un error y una desgracia”, apuntilló doña Espe.

Días de borrasca parlamentaria
Y conocedora de que el aparato de comunicación del Gobierno Rajoy no funciona con la eficacia debida, soltó en la COPE un sermón como éste: “Las cosas hay que explicarlas y hay que dedicar tanto tiempo a explicarlas como a hacerlas”. En realidad,  disparaba probablemente contra el mismísimo Rajoy, siempre medio escondido, oculto tras Soraya Sáenz de Santamaría, dándole vueltas a si debe cargarse el Debate del Estado de la Nación y evitarse unos días de gran borrasca parlamentaria.

Renovado aviso a navegantes
¿Puede entenderse el show de ayer como un renovado aviso a navegantes, lanzado  por Aguirre a la vista de los bandazos sin rumbo y sin apenas acierto del presidente del Gobierno?  Rajoy se está convirtiendo, en medio de la crisis desembocada, no en una solución, sino en un obstáculo incluso para el PP.  No hay que descartar en absoluto que Aguirre siga teniendo una espinita que aún no ha podido sacársela cada vez que evoca de qué manera fue boicoteada para no irrumpir en la Gran Fiesta Valenciana de Rajoy.

Sus votantes fueron felices…
Aguirre no ha  perdonado ni a Rajoy ni a sus fieles que le impidieran ser la candidata a presidenta del Gobierno en nombre del PP. Rajoy ganó, sin embargo, y sus votantes fueron felices con tantas victorias. Pero el efecto Rajoy se ha demostrado, desde el triunfo del 20-N, que su ineficacia iba ser extraordinaria. A  la vista está. Parece mentira pero es verdad. Rajoy políticamente empieza a estar quemado. ¡Ojo con Aguirre! Tiempo al tiempo.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM