Veo la oposición en la calle y veo a la gente muy cabreada, politizada e incluso desesperada por lo que está pasando. Porque lo que está pasando no es un avatar político más. Es una desposesión completa de derechos, es la creación de un estado fuertemente represivo, es un retroceso democrático de tal calibre que es difícil seguir llamando a esto democracia, es un robo económico, una transferencia de rentas de la gente corriente que vive de su salario hacia los más ricos. Veo que no sólo son personas las que están resistiendo esta avalancha, sino que algunas asociaciones toman decisiones que las honran. Leo que una asociación de profesionales de enfermería ha declarado que seguirán atendiendo a “sin papeles” lo diga la ley o no; leo que alguna asociación de médicos declara que hará lo mismo. Leo, día sí y otro también, que asociaciones profesionales de todos los ámbitos se rebelan, protestan.

Veo que se pretende derogar a golpe de decreto ley el derecho a la sanidad universal y gratuita y el derecho a una educación igual para todos. Veo que el interés general que debe guiar las actuaciones de los poderes públicos, según la constitución, no es más que el interés del capital. Veo que el “derecho a una vivienda digna” del que deben preocuparse los poderes públicos no existe, por más que lo diga la Constitución. Pero veo al mismo tiempo como la gente se organiza y combate para hacerlo efectivo, para que los bancos no expropien a nadie de una vivienda  -un derecho básico- comprada muy por encima de su precio, tasada por los mismos bancos que después le ponen precio a la hipoteca y que finalmente pretenden quedarse con aquella dejando al ciudadano, a la ciudadana, convertidos  en deudores a perpetuidad. Algunas cosas se han ido consiguiendo con este combate.

Y mientras veo todas estas cosas me da la impresión de que los partidos no dan la talla; yo les veo en lo de siempre, en sus cuitas cotidianas que consisten en desgastar al otro partido para ganar las próximas elecciones.

También vemos como se toman medidas represivas contra la gente que se manifiesta o se organiza, completamente injustificadas, seguramente anticonstitucionales, propias de un estado represivo y no de un estado democrático. ¿Es el 15M ilegal? Si no lo es ¿por qué se ha creado una unidad de la policía que tiene como misión localizar a sus líderes? ¿Es ilegal ser líder del 15M? ¿Es ilegal llamar a la movilización pacífica contra leyes injustas? ¿Es ilegal organizarse para oponerse, pacífica y democráticamente, a este sistema? Tampoco, la verdad, veo por parte de los partidos gran preocupación por defender a los activistas detenidos y “desaparecidos” en cárceles catalanas. Somos, de nuevo, las personas corrientes, activistas o no, militantes o no, las que estamos recordando que hay tres estudiantes en la cárcel y sin fianza por participar en manifestaciones; como si fueran terroristas. Claro que ahora todo el mundo puede ser terrorista, basta con que convoque manifestaciones por las redes sociales No veo a los políticos fajándose para defender la democracia. No les veo.

Leo que el Consejo General de la Abogacía ha dicho que el decreto llamado eufemísticamente “de Medidas Urgentes para la Sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, es decir, las medidas para dejar sin sanidad a mucha gente, que ha aprobado el PP, es inconstitucional. La Constitución, y algunos Estatutos de Autonomía, consagran la sanidad como un derecho universal y gratuito, ahora resulta que no va a ser gratuita y tampoco universal. Que se trata de un incumplimiento constitucional no será una locura cuando lo dice Consejo General de la Abogacía. El PSOE dice que está estudiando recurrirlo, pero que yo sepa ya lleva estudiando otras medidas sin que acabe de recurrir nada. La oposición no parece tener mucha prisa en apresurarse a recurrir judicialmente el incumpliendo constante de derechos consagrados en la Constitución. Eso podría hacernos pensar que a la oposición le importa mucho más desgastar al PP que oponerse efectivamente a las medidas en sí, ya que recurrir a la justicia no da réditos a corto plazo y es un largo camino. También da miedo pensar que no lo hacen por si alguna vez gobiernan, no vaya a ser que tengan que derogar lo que ahora critican.

Si lo van a hacer, que lo hagan ya. Aunque no es el único camino y es incierto, ya está bien de que algunos preceptos constitucionales parezcan de obligado cumplimiento pese a quien pese y pase lo que pase (las medidas impuestas por el neoliberalismo que empobrecen a la mayoría de la gente) y en cambio los derechos que nos protegen no haya que cumplirlos. Si esto es así y así lo dicen los jueces, entonces sabremos que, definitivamente, la constitución no es más que un instrumento al servicio de los poderosos y, en ese caso, papel mojado. Sabremos de manera fehaciente si nos tiene que dar igual lo que diga la Constitución o si, como nos dicen, protege nuestros derechos y podemos invocarla y defenderla.

Si los partidos de la oposición, especialmente el PSOE, van verdaderamente a fajarse en la defensa de la democracia, de nuestros derechos y libertades, que se les vea, que se les vea en la calle, en los tribunales, que se les vea en la denuncia constante de los atropellos, que ofrezcan alternativas de verdad, creíbles. Ya no vale el “nosotros lo haremos de otra manera”. Y que se les vea de verdad porque yo, por ahora, sólo veo a gente que se resiste y al Partido Popular.

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es